26. Reclamos

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Al día siguiente, Joaquín llegó un poco más temprano al trabajo pues necesitaba aclarar una duda.

–¿Podemos hablar unos minutos? –Preguntó Joaquín, asomándose desde la puerta de la oficina de Mariela.

–Claro, Joaquín. Adelante. –Él entro y se detuvo frente a su escritorio. –Dime, ¿de qué quieres hablar? –Le preguntó con una sonrisa.

–De lo que dijiste ayer. Quiero saber por qué lo hiciste. –Ella alzó ligeramente las cejas. –Sé que lo dijiste por Emilio, por lo que sabes de nosotros.

–Solo dije la verdad. –Respondió cuando comprendió a lo que Joaquín se refería, alzando los hombros como restándole importancia.

–Si Niko te confió esa parte de mi vida fue para que comprendieras que estaba indispuesto para trabajar en ese momento, no para que lo utilizaras para atacar a mi esposo a la primera oportunidad. –Dijo, lo más calmado que pudo. Estaba ante su jefa y no quería faltarle el respeto.

–¿Atacar a tu esposo? –Frunció el ceño, molesta. –Solo dije la verdad. Si él se sintió atacado eso ya no es m...

–Verdad o no, no debiste hacerlo. –Le interrumpió. –Es nuestra vida privada, Mariela, nuestra intimidad. ¿No pensaste que con eso pudiste causarme un problema con él?

–Él te traiciona. Yo digo la verdad. Y ¿la mala del cuento soy yo? –Respondió incrédula.

–En ese caso, los dos lo son. Él traicionó mi amor y tú mi confianza.

Eso pareció afectarle.

–Siento mucho que pienses que traicioné tu confianza pero es que... No comprendo... ¡no entiendo por qué perdonan tan fácil! ¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Un mes? ¿Mes y medio? ¿Tan rápido se te olvidó lo que te hizo? ¿Tan rápido lo perdonaste, Joaquín?

–Lo perdone, sí. Pero no estamos juntos. Creo en las segundas oportunidades y él está luchando por la suya.

Ella rió.

–Las personas como él no cambian, Joaquín. Si lo hacen una vez, lo harán mil veces más.

–Sé que lo dices desde tu experiencia pero no todas las personas somos iguales. Además, conozco a Emilio y sé que es sincero y está verdaderamente arrepentido.

–Quizás lo está, pero eso no quiere decir que no vuelva a caer, que no lo vuelva a hacer. –Joaquín entornó los ojos. –Yo solo te advierto para que no sufras.

–No tiene por qué ser así. Existen casos que después del perdón son muy felices.

–Contados con una mano y sobran dedos.

–Pero los hay. –Insistió. –Mira, es posible que Emilio vuelva a traicionarme como también es posible que no lo haga. No lo sabré si no le doy una oportunidad. Lo único seguro aquí es que nadie puede tomar decisiones que solo a mí me corresponden. Aprecio mucho tu preocupación como la de todos pero necesito que me dejen crecer, ser yo quien decida y si me equivoco pues afrontaré las consecuencias y ya. No soy el chico indefenso e ingenuo que muchos piensan. Amo mucho a Emilio pero si se repitiese la historia, créeme que no habrá otra oportunidad y menos me dejaré hundir por el dolor que seguramente sentiré.

–Si tú lo dices.

–Sé que Emilio no te agrada y lo comprendo, pero yo te pido con todo respeto que no vuelvas a decir nada más al respecto, al menos no delante de él. Por favor. –Ella asintió a regañadientes. –Ah y, me doy cuenta lo que tratas de hacer con el señor Samuel. –Vio sus intenciones de negarse así que él continuó. –No soy tonto. El señor Samuel es... muy amable y atento conmigo. Estoy muy agradecido por lo que ha hecho por mí pero solo puedo verlo como un cliente. Tengo tantas cosas en mi cabeza que no puedo pensar en nada más. No quiero más problemas en mi vida y espero que respetes eso. –Ella levantó las manos en señal de rendición.

Como el otro | EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora