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─¿Qué me dices de esa? ─preguntó Robbie señalando una estrella.

Ambos estaban recostados en la arena de la playa, cerca de una fogata, obteniendo el calor de esta y el calor de sus cuerpos abrazados.

Tenían suerte pues la playa estaba cerca de sus hogares.

─Esa se llama Derth y está a 13 años luz, así que la luz que ves ahora se creó cuando éramos pequeños ─contestó Dorothea.

Robbie se quedó callado y bajó la mirada un poco pensativo y triste.

─¿Te pasa algo? ─preguntó Dorothea.

─El entrenador del otro instituto me llamó por teléfono ─Dorothea le miró haciendo un ademán para que siga con lo que él iba a decir─ parece que un nadador fue transferido y... Tienen una vacante.

─Wow, que loco y... ¿Recuperarás tu lugar?

─En teoría, sí. Habrá un encuentro muy importante  en un mes y enviarán un entrenador para que me vea nadar, pero tendría que ponerme en forma entonces, algo imposible, y tendría que nadar el mejor tiempo de mi vida para demostrar mi habilidad pero...

 ─Creo que puedes hacerlo ─dijo Dorothea mirándolo fijamente a los ojos para después recostarse en su pecho.

En esos momentos Robbie se sentía el chico más afortunado, estaba enamorado y no era el único.

─Tengo motivos para quedarme el año que entra ─dijo refiríendose a la chica.

Ella sólo lo abrazó en respuesta.

─Dorothea quiero que tengamos una cita de verdad.

Ella lo miró.

─De acuerdo, pero... Conoceras a mi papá ¿si?

Eso lo asustó y sorprendió a la vez.

Él sabía que llegaría el momento de conocer a su padre pero no se sentía listo, estaba realmente nervioso.

La noche siguiente Robbie se encontraba en la sala de Dorothea mientras ella estaba cambiándose en su habitación.

Tenía a su padre en el mismo lugar y se encontraban en un momento incómodo.

─¿Por qué no te acercas un poco, Robbie? ¿No Rob o Roberto...

─No, no señor, sólo Robbie ─sonrió nervioso.

─De acuerdo ─suspiró Norman─ ¿Te han arrestado?

─No señor.

─Tu hora de llegada...

─La una.

─¿Y realmente a que hora llegas?

─A-a las dos.

─No es la una de la mañana ¿verdad Robbie?

─No, señor yo...

─Y tienes permiso hasta la una.

─Sí ─respondió cada vez más nervioso.

─Tranquilo, no soy policía ─sonrió y después le dio una mirada de desconfianza.

─Muy bien Robbie, así es la cosa. Dorothea parece ser muy fuerte y lo es, sólo que ella está...

─Hola ─saludó Dorothea llegando a la sala─ ¿De qué están hablando?

Robbie iba a hablar pero Norman lo interrumpió.

─De nada ─contestó de manera rápida─ estábamos conociéndonos.

Robbie no le dió importancia, pues tenía razón, eso cree. 

─Gracias por permitirme salir con su hija, señor.

─Sí, no hay problema.

─No olvides tu guitarra ─dijo Robbie tomando la guitarra que estaba a su lado, ya lista en su estuche─ yo la llevaré.

─Oigan chicos, necesito una foto de esto ─Norman se acercó al mueble y tomó su cámara, después se acercó de nuevo a los chicos─ Sonrían.

Robbie abrazó a Dorothea y ambos sonrieron para la foto.

─Esperen, no tan cerca, espacio para el Espíritu Santo por favor ─dijo Norman al ver la acción del chico y Robbie pasó su brazo a los hombros de Dorothea─ eso es ─respondió satisfecho tomando al fin la foto.

Al terminar ambos salieron para ir a la estación de tren y se acercaron a Fredd, el hombre de la taquilla.

Dorothea estaba confundida, el único que sabía a donde irían era Robbie.

─Creo que son para ti ─dijo un Fredd sonriente extendiendole unos boletos de tren.

─¡Espera! ─dijo Robbie y en un movimiento rápido él tomó los boletos tapando el nombre del destino que contenían.

─¿A dónde vamos? ─pregunto intrigada la chica.

─Yo no sé nada ─dijo Fredd emocionado levantando las manos inocente.

Robbie sólo lo miró pícaro.

─Gracias, Fredd ─dijo Robbie agradecido.

ᴀᴍᴏʀ ᴅᴇ ᴍᴇᴅɪᴀɴᴏᴄʜᴇ┃ʀᴏʙʙɪᴇ ᴋᴀʏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora