Por la mañana fui una de las primeras en entrar al comedor, Aren llegó luego y, amable como era, lo primero que hizo fue preguntar por mi estado de salud, pero yo no tenía cabeza para más nada que no fuera Erika y su absurdo y peligroso romance.
Gerald apareció más tarde y ocupó el asiento junto al mío.
—Buenos días. ¿Cómo amaneces, Alteza? ¿Cómo te sientes? He pensado mucho y creo que esa noche en el palacio...
—Gracias, estoy bien —interrumpí su perorata al ver entrar a mi amiga.
Lucía fresca y radiante, hasta sonreía.
—Chicos, ¿Cómo están hoy? ¿Listos para demostrar sus habilidades con el acero?
Achiqué mis ojos al mirarla.
—¿Y tú estás lista para enfrentar a Dormund? —pregunté para probarla.
Sonrió cuando contestó:
—Él no podrá conmigo, le demostraré que estoy a su nivel.
Si no conociera la verdad aplaudiría su determinación como hicieron Gerald y Aren, pero su declaración lejos de alegrarme me hizo temblar.
¿Qué debía hacer, enfrentar a mi amiga y hacerla desistir de su loco empeño de casarse con alguien de una casta inferior a la suya? La asamblea jamás lo consentiría, mucho menos su familia.
Porque Dormund Helving no era un lars y en eso las leyes augsverianas eran rígidas. Nos permitían escoger a nuestra futura pareja, incluso tener varias relaciones antes de casarnos, pero jamás aceptarían matrimonios de distintas clases sociales. Erika era de noble cuna, sería una lara al cumplir diecisiete y Dormund, aunque muy hábil y querido por todos, no era más que el chico diestro con la espada, hijo de un sirviente.
Después del desayuno tuvimos clases de herbología y curación, las que ocuparon casi toda la mañana. Luego del almuerzo veríamos Tek brandr con el maestro Olmer Vaarh, seguida de las prácticas con Dormund.
De uno en uno fuimos entrando vestidos con nuestros blancos uniformes de entrenamiento, calzas bajo las holgadas camisas de algodón y los protectores en pecho, brazos y piernas
Gerald sonreía visiblemente emocionado. Era su primera clase de Tek brandr, la mejor técnica de espada de los cinco reinos. Dormund después de haber ganado la competencia de los tres picos ya era famoso desde Verstverg al sur, hasta Northsevia en los confines del continente. Cualquier otro en el lugar del joven dreki se sentiría nervioso e intimidado, pero él tenía una expresión de suficiencia en el rostro. Su evidente confianza en sí mismo me hizo sentir una punzada de envidia.
Englina entró seguida de Aren, que era el mejor de la clase. Yo lo hice después de él, al lado de Erika.
Dormund, vestido con su armadura ligera azul oscuro y con su largo y negro cabello recogido en una cola alta, se paró en medio de la amplia sala. Antes de hablar nos miró con sus hermosos ojos tan fríos como el cielo invernal.
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Augsvert II: El exilio de la princesa (Completa)
FantasiaEn el reino de Augsvert la princesa Soriana intenta convertirse en la mejor hechicera de todos los tiempos con ayuda de un misterioso libro que es mucho más de lo que parece. ***** La princesa Soriana Sorenssen es la heredera al trono de Augsvert, e...