Todo Por Ella.

Extra: Helen.

Años atrás.

Helen, 14. Danika, 15.

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Estaba en casa de Danika cómo siempre, ahora mismo estábamos hablando de cosas del colegio mientras ella doblaba su ropa.

—¿Enserio Wendy le fue infiel a Thomas? Pero si él es el fuckboy de la escuela, no puedo creerlo — dije, ella asintió.

—Yo tampoco me lo creía, pero ya estan juntos de nuevo. Es una relación... Un tanto tóxica.

Esta vez asentí yo.

—Sí, concuerdo con ello.

Nosotras dos eramos muy chismosas, literalmente si alguien decía "Chisme" en una oración, nosotras éramos todo oídos.

—Oye, ¿Y qué tal has ido con aquel chico con el que ligabas? ¿Ha ido todo bien?— pregunté. Danika me dio una sonrisa ladina y se tira a mi lado.

Ella es muy hermosa, tiene a un montón de chicos detrás de ella como perros siguiendo a su dueño.

Vale, esa fue una terrible comparación.

—¡Es muy bueno! Me encanta. Lástima que no quiero tener nada con él.

—Tú nunca quieres tener nada con nadie, tienes a un montón de chicos detrás de tí. Ya casi hasta empiezo a sentir envidia— bromeo. Ella me mira con una ceja enarcada.

—¡Pero qué dices! Si tú tambien tienes muchos chicos detrás de tí. Pero tú solo piensas en...

—Daniel. Porque me gusta.

—A él tambien le gustas, pero ustedes nunca se dicen nada. No te sientas mal cuando él tenga que buscar a otra chica porque tú nunca le dijiste nada, eh.

Abro mi boca indignada.

—¿Que yo tengo que decirle algo? ¡Él tiene que dar el primer paso!

Ella resopla.

—Joder, creo que ambos estan esperando a que el otro de el primer paso. Sois unos tontos, y eso que él es mayor que yo por un año.

Daniel tenía dieciséis y Danika tenia quince, mientras yo tenia catorce.

—Sí, vale, como vos dig...

Hago una mueca de dolor cuando siento punzadas en mi vientre, recuerdo la pequeña charla no tan reveladora de mi mamá sobre la... Agh, era un nombre rarísimo.

Danika me mira con confusión, su mirada va bajando lentamente hasta mis pantaloncillos de algodón, explaya mucho los ojos al ver un color carmesí en éstos.

Mi corazón empieza a palpitar rápidamente, miro asustada a Danika quien se ha levantado de su cama y viene a paso lento hacia mí.

—Yo... Yo... ¡¡ME ESTOY DESANGRANDO!! ¡DANIKA, HACÉ ALGO!

Ella da un respingo, sostengo con fuerza mi vientre, Danika busca en su clóset unas toallas sanitarias.

—¡¿Qué está pasando aquí?! — grita la mamá de Danika que ha llegado hasta aquí.

Veo como ella mira mis pantalones con asombro.

También veo como Daniel, que está a su lado se pone rojo como un tomate mientras mira mis pantalones, le balbucea algo a su mamá y se va.

—Ven, cariño, te daré una charla sobre qué es la menstruación.

Mierda, esto no hubiera pasado si mi mamá me hubiese hablado bien sobre la menstruación.