Capítulo 3 - Detrás de la cortina

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Capítulo III

Franck

—Estas listo hijo?— cuestionó mi padre mientras sujetaba un maletín color café, mostrando su repitente pose recta y sería, con frialdad en su cara.

—Si...— mirando a mi madre — pero... no de hacer lo que me piden.

—Hijo... Ya hablamos de esto, porfavor!!!!

—Pero yo la amo!!!!

—Ya hablamos de esto Franck— interrumpió mi padre.

—Si... pero, ¿fingir que tengo cáncer?, es algo absurdo!!!— y si, era algo extremo, pero tampoco podía cuestionar lo que me mandaban mis padres, no si se encontraba nuestra vida en juego, además al hacer esto, tendríamos una recompensa, por lo tanto no era en vano, ¿amaba a Beatriz? Si, pero me amaba más a mi, y no es por ser egoísta pero no iba a dejar que me maten, y creo que todos piensan igual, o eso espero.

Mis padres me dieron una mochila y me acompañaron hacia la puerta, pero antes de lograr salir del porche, mi teléfono celular comenzó a sonar, algo prestigioso para nuestra generación, no todos contaban con uno.

—hola?— contesté sin saber quien marcaba.

—ya logre salir de mi casa, ¿dónde estás?— era Beatriz, quien me marcaba agobiada, no pude evitar que mis padres lograran oír la llamada.

—Dile que la esperas en el restaurante del parque— susurró mi padre con el objetivo de que Beatriz no escuche.

—Espérame en el restaurante de comida rápida que está en la esquina del parque de tu casa—  fueron mis palabras antes de que mi padre me arrebatara el teléfono y colgara la llamada, sin oportunidad a despedirme.

—No más información, sabes que ellos nos observan y nos escuchan— mi padre me devolvió el teléfono —Ahora sal de aquí, el apartamento en New York ya esta pagado, solo dile al recepcionista que vienes de mi parte, no es la gran cosa pero se puede sobrevivir en ese lugar— sin cuestionar una palabra me dirigí hacia el lugar acordado con Beatriz.

Al llegar note a Beatriz sentada en una de las mesas de dicho lugar, con gran preocupación en su rostro, que se podía esperar, había escapado de casa para vivir con su novio.

Al entrar al local hice una mueca a Beatriz para que me siguiera, nos sentamos en una mesa alejada para que de esta manera nadie logre notar nuestra presencia.

No pude evitar que mis dudas sobre lo que estaba haciendo estaba bien o mal, pero ya era tarde, no podía hacer nada.

—Se les ofrece algo de beber?—  interrumpió reventando mi burbuja de pensamientos, era la mesera del lugar.

—por ahora no, gracias— tratando de hacer que la persona quien hace un momento interrumpió se alejara, a pesar de las palabras de mis padres antes de salir, y la seguridad de una vida plena si lograbamos cumplir el objetivo, ninguna de estas me ayudaba a calmar a mi conciencia.

Ya era tarde, Beatriz y yo no habíamos cruzado palabras, y no tenía prisa de irme, sin embargo la persona para nada agradable para mi, nos había dicho que tenían que cerrar el local, sin tomar importancia a sus palabras me mantuve encerrado en mis pensamientos, unos minutos después me levante del sofá sujetando la mochila de Beatriz, para que de manera continua salgamos del restaurante, nos subimos al primer taxi que encontramos y le mostré al conductor la dirección que mi padre me había dado.

Al llegar pude notar lo descuidado que estaba el edificio, vaya, mi padre no pudo conseguir algo mejor?, sin importarme la lluvia de aquella noche me adentre a la construcción, los pocos segundos que me mantuve al aire libre fueron suficientes para empaparme, luego de esperar un rato en la recepción llego un anciano.

Letras de Venganza [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora