𝐓𝐫𝐚𝐬 𝐥𝐚𝐬 𝐑𝐞𝐣𝐚𝐬 𝚂𝙺

Capítulo 4

Durante toda una semana, Singto dejó a Krist tranquilo por la noche, su plan había dado sus frutos, el hombre se convirtió en un caballero y le permitió curar su cuerpo desde aquel día y lo más importante, lo mantuvo como suyo, sin permitir los avances de nadie más.

Krist durmió bien, aunque todavía estaba ansioso pensando en si un día Singto se cansaba y trataba de entrar de nuevo en su cuerpo sin estar preparado sería muy doloroso, así que pensó en hacer algo para su propio beneficio.

Decidió prepararse bien para la próxima vez que lo hiciera, cada noche se tocaba el agujero con los dedos, como hacia cuando estaba en su casa, intentaba ponerse suave y flexible, el sexo con Singto fue increíble, pero temía al dolor a partir de entonces.

Adquirió el hábito de lubricarse antes de acostarse cada noche, usando lubricante adicional en caso de que Singto le quisiera, ya que no tenía un consolador como el de su casa, así que gracias a una de las perras que ingreso a trabajar en la cocina correccional, pudo robar un pepino bastante gordo y a menudo caminaba con él dentro de su agujero para poder abrirlo hasta un gran tamaño y no sentir ningún dolor. Después de algunos días de práctica, creyó que finalmente entendía y comenzó a disfrutarlo, pero se resistió.

Las duchas de la prisión eran un lugar aterrador y relajante a la vez, una habitación completamente abierta, múltiples duchas de agua caliente, hombres desnudos uno al lado del otro y suficiente vapor para ocultar cualquier travesura que algunos hagan. Sin embargo, para un hombre bonito y delicado como es Krist era un lugar aterrador.

Mientras Singto lo cuidaba en todas partes, otros le temían, en la ducha algunos se volvían más celosos y atrevidos. Era día sábado tan pronto como se desnudó y entró en la ducha, lo frotaron, lo tocaron y azotaron por todos lados y trató de abrirse paso rápidamente para estar cerca de su protector, su hombre.

El físico de Singto era extraordinario, Krist se maravillaba siempre al verlo, había pensado que de no ser gay se perdería de verlo estirando sus músculos en la ducha, el agua goteando por su duro paquete de seis goteando por su duro cuerpo, corriendo por su bronceada espalda. A pesar de que gracias a Dios no era peludo, no creía que lo quisiera de otra manera, él estaba para morirse. Una vez se dio cuenta de la incomodidad de su mirada fija se volvió a meter la lengua en la boca. -No soy un hombre gay, se recordó en voz baja.

-Oye, perra de Singto, hoy estás con nosotros dijo un tipo del grupo de matones atrevidos.

-¡No es una perra! - gritó Singto y todos se sorprendieron, muchos se habían cansado de la preferencia de Singto por su compañero y comenzaron a preguntarse si él debería seguir siendo el líder en la prisión.

-Te has vuelto suave, Singto, necesitamos endurecerte, junto con tu perra y con eso se aliaron contra ellos.

Singto era un luchador empedernido, les recordó la bestia fuerte que era, los golpeó a todos, arrojándolos contra las paredes y deteniéndose apenas para romperle los huesos a alguien.

Uno encontró una escoba y trató de golpear a Singto con ella, pero Krist se interpuso en el medio, corrió para proteger a su hombre y recibir la paliza de la escoba, hasta que él pudo darse la vuelta y golpear al tipo también.

Luego de repente todos se retiraron, dejándolos solos en la ducha, Krist sostuvo a Singto mirando las partes dónde recibió los golpes y lo masajeó un poco.

-¿Recibiste una paliza por mí? -preguntó Singto sorprendido.

-Tu me protegiste primero, no solo mi cuerpo, sino también mi honor, ni siquiera dejaste que me llamaran perra, gracias Singto. -Krist sostuvo su mejilla, movió su rostro y lo besó, su primer beso de verdad. La primera vez que probó los labios y la lengua de un hombre. El rastrojo de barba lo rozó y comenzó a sonrojarse como una damisela, hasta sentía que sus rodillas se debilitaron. Singto lo abrazó más fuerte y firme.