Capítulo 12

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Suspendido sobre él besándolo profunda y dulcemente por toda su cara y moviéndose hacia el cuello y sus orejas, todavía no estaba dentro y su gran polla colgaba encima de Krist su torso estaba caliente y duro. Lo agarró suavemente y lo masajeó mientras lo besaba, su dulce perfume contrastaba bien con su brutal olor.

-Me encanta que hayas esperado, pero no te amaré menos si no lo hiciste -dijo Singto, apreciando su suave piel y su dulce olor.

Krist lo abrazó y lo obligó a bajar, sentir su cuerpo cálido, pesado, ese peso firme y tranquilizador que le hacía sentir invencible cada vez que me envolvía.

Estaba cerca, su rostro justo en el suyo, sus respiraciones abrazándose, sus ojos fijos en el otro, allí abajo su polla frotando suavemente la suya, alcanzó y sostuvo sus pollas juntas mientras él lo besaba y chupaba sus oídos, su lengua deliciosa invadía sus suaves labios, su saliva fluía hacia su boca, su nariz respiraba fuertemente en sus mejillas, lo invadió tan completamente que tuvo que dar la vuelta para tener espacio para respirar. Sin embargo, todo lo que hizo entonces fue invadir su cuello para picotearlo y chuparlo

-Deja tu marca en mí, le rogó infantilmente mientras presionaba su cabeza contra su cuello. Chupó y chupó su carne en su boca, mordisqueando con fuerza.

-Márcame Singto, quiero que todos lo vean, márcame bien -suplicó.

-¡Ah! -gimió -Sigue adelante márcame no le importaba si le dolía, pero fue un hermoso dolor para él.

Después de dejar una gran marca roja en su cuello lechoso, le levantó sus brazos y besando sus suaves y limpias axilas, disfrutando de su perfume rosado, su aliento le hizo reír como una niña.

Acariciando un pezón, succionando el otro, su áspero rastrojo rozando su delicada piel. Se recostó con su cabeza inclinada hacia atrás en las almohadas, disfrutando de su hombre, bajó más y más, besando su barriga y su ombligo, haciéndole cosquillas dulcemente y de vez en cuando, deteniéndose para mirarlo.

Krist se estaba volviendo impaciente y culpable, él estaba haciendo demasiado, sintió que quería amarlo también.

-Sing, sube aquí -ordenó

-¿Qué? Por qué?

-Me estás malcriando demasiado, ahora sube aquí -ordenó de nuevo.

-Eso es una lástima, -dijo descaradamente y empezó a lamerle su parte baja, él estaba tan asombroso como siempre. Envolvió sus brazos alrededor de su espalda, moviéndolos hacia arriba y hacia abajo para acariciar su cintura.
Singto le lamió su pene palpitante y le chupó la punta de la cabeza, Krist se recostó sin descanso, volviéndose loco.

-Bebé, eres tan hermoso y aquí abajo hueles delicioso -recalcó.

-Yo también me olí allí abajo -al principio, Singto se mostró escéptico de cuánto hizo para prepararse para él, pero al ver su pene y su trasero sedoso, suaves y sin pelos, bien perfumado, hizo que su corazón latiera más fuerte.

-Me siento tan culpable, no hice mucho para prepararme para tí, bueno, no así como tú.

-No necesitas tal cosa, te lo dije, amo a mi hombre tal como está, así te ves perfecto sin ser un gigantesco arbusto -ellos se rieron.

Realmente lo amaba, no solo su vello que era lo normal, sino todo, su aspereza, su olor varonil natural, estaba para morirse y ni siquiera lo había hecho sudar todavía.

La vista y el olor de su entrepierna lo volvieron loco, lo chupó y lo chupó obediente, obsesivo, locamente, a menudo se sentaba emocionado, incapaz de soportar su amor electrizante. Lo besaba en su trasero, alrededor de su agujero durante más tiempo, antes de lamerlo, él era tan salvaje, besando profundamente su agujero con un beso francés, fue tan salvajemente como besaba sus labios, su cuerpo se puso increíblemente caliente y sus mejillas ardían en rojo.

𝐓𝐫𝐚𝐬 𝐥𝐚𝐬 𝐑𝐞𝐣𝐚𝐬 𝚂𝙺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora