Capítulo 8

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Nunca antes se había preocupado tanto por alguien, le sorprendió lo mucho que lo disfrutó.

Disfrutó afeitando su cara, ayudándolo a cambiarse e incluso bañándolo. Todo eso lo avergonzó, pero realmente lo disfrutó mucho y se sintió gratificante.
 
Llegó el momento en que el médico le informó a Singto que estaba listo para volver a su celda habitual.

—Bueno, Prachaya te has recuperado muy bien, me sorprende lo rápido que sanaron la espalda y los hombros, suerte que tu amigo estuvo aquí para quitar la presión de esos brazos —dijo el médico mientras se giraba para mirar a Krist, quien sonrió para si mismo.
 
—Gracias Doc, mira que me estoy excediendo un poco, pero ¿te importaría si volvemos mañana por la mañana? Creo que una noche más en esa cama me vendría bien, estaré completamente bien al 100% .
 
Con todas las frustraciones por las que él había pasado, pensó que estaría más que feliz de salir lo antes posible. A Krist lo miró, le parecía 100% bien, se quedó perplejo ante su solicitud.

–Hmm, bueno, planeé que estuvieras ahí por 5 días. Entonces, les permitiré esta noche, pero ni un día más me oyes, mañana su desayuno lo tomarán en el comedor con todos los demás —dijo el doctor.
 
El doctor estaba siendo un poco complaciente, pero tampoco quería que se aprovecharan de él. A muchos prisioneros les encantaba permanecer mucho tiempo en aislamiento médico.

—Me quedaré con él, en caso de que me necesite, —mencionó Krist, antes de que pudiera pensar en enviarlo solo de regreso a la celda.

Iban a pasar una última noche allí, pensó que tal vez Singto se veía bien, pero todavía tenía algo de dolor, otra noche temida en el suelo para él.
Singto hizo todo por sí mismo por la noche, les sirvieron la cena, ya podía alimentarse solo, así que Krist decidió comer en su silla.
 
—¡Amor, ven aquí! —dijo suavemente —comamos juntos —Krist se sentó en la cama, Singto se movió para que estuviese cómodo.

Krist estaba a punto de ponerse el primer bocado en la boca cuando Singto lo bloqueó con su mano.

–Dije, comamos juntos y él le dio de comer de su propia mano. –Dios se sintió como un niño. –No tengo muchos buenos recuerdos aquí y quiero hacer mejores por si tuviese que volver. — mencionó.

Krist lloró por esa declaración, se inclinó y lo besó con fuerza, luego le dio un bocado, era comida sencilla, en su mayoría, arroz con pequeños trozos de pollo en salsa algo mundano como cualquier otro día, pero sabían bien de la mano del otro.
 
Se tomaron su tiempo y se alimentaron, mirándose a los ojos y dándose caricias de vez en cuando, no hablaron mucho, fue una cena tranquila, pacífica, sin embargo, debajo de todo eso, su corazón latía con fuerza por él, terminaron de comer y dejaron las bandejas en una esquina del suelo.
 
Singto lo hizo sentarse en su regazo junto a la cama. Krist se sentó y se inclinó hacia él, frotando su cara contra su pecho y debajo de su brazo izquierdo, inclinó si cabeza hacia arriba y lo miró. Singto lo besó profunda y lentamente, mientras me abrazó con firmeza, lo hizo sentir tan seguro, su hombre volvió a ser fuerte.

—Lo que hiciste por mí, nunca lo olvidaré, —susurró con sinceridad.
 
—No olvides nunca por qué lo hice. —respondió mientras colocaba su mano firmemente sobre su pecho, sintiendo su corazón palpitante.
 
Luego se levantó de su regazo y agarró su mano. —Vamos, vamos a lavarte antes de acostarte, una vez más —le dijo mientras lo llevaba a la ducha.
 
Krist quería que se aprovechara al máximo el tiempo y que Singto durmiera temprano para que se curara totalmente antes de que tuvieran que salir por la mañana.
 
Él sonrió con aire de suficiencia mientras se levantaba, ambos se desvistieron. La ducha era agradable y estaba caliente. Krist comenzó a restregarlo como lo había hecho en días anteriores, pero estando ya curado agarró el jabón y se lavó a si mismo, estaba más fuerte y confiado que de costumbre, frotándose bien, sin signos aparentes de dolor y Krist empezó a sentir curiosidad.
 
—¿Bebé? —Empezó, pero Singto no le permitió terminar, lo agarró y lo abrazó locamente en la ducha, besándolo tan profundamente, invadiendo su boca con su deliciosa lengua, lo tomó desprevenido mientras lo abrazaba y acariciaba  firmemente frotándole la espalda, le encantaba el sabor y la textura de sus labios, le encantaba su sentir el rastrojo de su barba, sobre sus suaves labios mientras se besaban. Se inclinó sobre él y hundió la cabeza en su cuello, chupándolo firme pero suavemente. Miró hacia arriba, en lo alto de la pasión mientras el agua de la ducha llovía sobre ellos, sus brazos se envolvieron alrededor de la ancha parte superior del cuerpo y los gruesos brazos lo abrazaron firmemente.
 
Estaba duro como una roca para su hombre, se hizo cargo una vez más, se puso de rodillas y lo besó alrededor de su polla, frotándolo salvajemente, pasando sus manos entre sus piernas, debajo y hasta su trasero, apenas pudo soportarlo, pensaba que todo era tan maravilloso.
 
Besó alrededor de su polla y lamió sus bolas con fervor, luego movió su lengua arriba y abajo de su eje. Acarició y masajeó su cabeza mientras le amaba con su boca, le encantaba su espeso cabello negro en sus manos, se sentía increíble. Luego le dio la vuelta cuando se puso de pie, se apoyó contra la pared de la ducha mientras le besaba la espalda, bajando a los muslos y las nalgas.

𝐓𝐫𝐚𝐬 𝐥𝐚𝐬 𝐑𝐞𝐣𝐚𝐬 𝚂𝙺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora