Antes de que pudiera gritar del susto, aquel encapuchado ya me había atrapado. Cubriendo con una de sus manos envuelta en un guante de cuero mi boca y con la otra abrazando mis hombros, logrando que soltara el ramo que Allen me había dado y mis llaves al suelo, mientras intentaba golpear su brazo y patalear, intentando luchar por soltarme. Forcejeaba con toda mi fuerza lo que hizo que la persona soltara mi boca y me halara a donde él, alejándome de la entrada de la cafetería y provocando que mi miedo aumentara, sintiendo como la puerta se hacia cada vez mas pequeña y con ello una esperanza de poder tomar la perilla y encerrarme en la seguridad de mi local se iban.
La persona ahora buscaba algo desesperado en su bolsa de la sudadera que le cubría, mientras aun tiraba de mi y me detenía consigo, tomándome ahora un poco mas arriba del cuello con todo su brazo y levantándome del suelo en algunos instantes.
- ¡AYUDA POR FAVOR! -pedí auxilio a todo pulmón en el corto momento que pude gritar- ¡AYUDENME!
- Cierra la boca. ¡CIERRA LA MALDITA BOCA!
Grito aquel sujeto con una voz ronca y hostil, podía sentir su desagradable y abrasador aliento en mi nuca, tan cerca y el como jadeaba en su intento de detener mi forcejeo. El miedo me invadía minuto a minuto y pronto deje de ser consiente de como estaba reaccionando, no meditaba mis actos, lo único que quería era huir y pedir ayuda.
De un momento a otro, parecía sentirme en la peor de mis pesadillas, podía experimentar un intenso frio en mis manos y extremidades, un instinto persistente de lucha y como el corazón fuera a explotar dentro de mi pecho, esta sensación de adrenalina la había experimentado antes pero no con tal magnitud como ahora que en tan pocos segundos recapacite que mi vida estaba en VERDADERO peligro y que seguramente era la única que podía salvarse a si misma. Mis dedos y mis brazos sentían un incomodo efecto de hormigueo o entumecimiento, mas sin embargo yo no dejaba de gritar y moverme, lo que hacia que mi captor se enojara más y usara más fuerza con forme lo escuchaba quejarse, al punto de que, ya no pude moverme por mas que peleara con él.
El sujeto volvió a silenciarme y esta vez pude sentir como había extraído algo de la bolsa de su suéter, algo que apuntó directo a mi cuello y que podía sentir como si una filada punta estuviera a punto de atorarse en la delgada y fina piel de mi cuello; me detuve en seco y pronto mi mirada bajo lentamente con terror a aquella pieza en las manos de mi atacante, a la vez que bajaban las lagrimas de espanto por mis mejillas, respirando agitada y tragando saliva.
Mis ojos, borrosos por las lagrimas, lograban ver gracias a la tenue luz amarilla del alumbrado publico la brillante y afilada navaja de una Victorinox apuntar a lado derecho de mi cuello, con la punta muy pegada a mi cuello pero sin aun perforarlo, siendo muy bien sostenida por la mano con guante de cuero de mi atacante, que aun no me soltaba. No pude evitar hiperventilar y sentir unas intensas nauseas mientras aun las lagrimas brotaban de mis ojos.
- Así es, muy bien... -musito de lo mas aterrador a mi oído mientras apretaba aun con mas fuerza mis hombros con su brazo-
- Llévate el dinero del café... -apenas un trémulo hilo de voz salía de mi- Si quieres lle-llevate mi auto... ¡P-pero déjame ir!
- ¡SHH! ¡CALLATE!
- ¡Prometo no decir nada! ¡Solo DEJAME IR! -suplique con pavor en mi ser, temiendo por mi vida-
- ¡QUE TE CALLES! -hablo entre dientes con rabia-
El hombre volvió a apretar con la navaja a mi cuello, aun sin hacerme un daño físico pero sintiendo nuevamente que tenia que callarme pero a pesar de ello no pude evitar no soltar el llanto. Miro un par de segundos a los lados y regreso a mi, pegándose muy cerca de mi oreja, siendo aun su aliento caliente que me daba espanto y pocas esperanzas con cada palabra que su horrible voz emanaba.
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La Catábasis de Johnny || Johnny Lawrence
FanfictionCada persona tiene un secreto. Y cada ser humano tiene una historia que contar y un propósito que lo alimenta. ¿Cuál es el secreto que atormenta al pobre Johnny? Era la pregunta que rondaba todos los días por la mente de Faith Soledo, después de que...