Era las 8:00 de la mañana cuando mi despertador comenzó a sonar. Tan apresurada como me sentía de llegar, me levante casi de un salto de mi cama y digo casi porque a decir verdad, con la fuerza de un solo brazo es realmente inútil.
No era tarde para mi, el tiempo era bastante justo. Mas la impaciencia manejaban mi cuerpo ahora. Sin ningún retraso y siendo lo bastante cuidadosa me prepare, vestí y acomode mi bolso con mis objetos para salir de inmediato de mi hogar, en busca del primer autobús que pudiera llevarme al punto comercial; para ventaja mía, la parada del bus no quedaba tan lejano de mi departamento, tan solo debía caminar un par de cuadras y estaría ahí mismo en un abrir y cerrar de ojos.
A pesar de que aun sentía un cosquilleo de miedo dentro de mi ser, mi euforia ahora podía con todo. Debía llegar, quería estar en mi cafetería cuanto antes aun que los nervios subieran y bajaran por mi nuca y mis manos se movieran inquietas de un lado a otro.
Todo en esas primeras horas del día parecía acomodarse de forma correcta, ni siquiera paso mucho tiempo cuando el autobús llegaba tan solo pasando unos cinco minutos de haberme parado en la estación. Un bus Hino Rainbow de color blanco con líneas azul menta y violeta que llevaba mayormente oficinistas y señoras mayores en su interior. Subí usando toda la fuerza de mi mano izquierda y logre sentarme al fondo del bus, justo a lado de una ventana; ahora que no tenia que manejar, podía deleitarme aun mejor con la vista mañanera que siempre me gustaba admirar, una perfecta distracción que me daba mas ánimos para continuar mi viaje a mi trabajo. El marco de la ventanilla se podía empañar levemente por la fresca temperatura, lo que también me daba un impulso de querer dibujar algo con mi dedo, claro, esperando que nadie me viera o quizás pensarían que seria un acto inmaduro de mi parte para tener veinticinco años.
El recorrido tan ameno como lo fue, concluyo bastante rápido. Al ver el punto comercial baje de inmediato, parando frente al otro lado de la calle y como un intenso choque espasmódico en mis piernas, me paralice unos segundos, contemplando frente a mi el lugar. Podía notar a lo lejos mi auto aun estacionado en el mismo lugar de aquella noche, la puerta apenas visible entre los otros locales de mi café y el logotipo en letras cursivas apagado, siendo iluminado por los rayos mañaneros del astro. No podía pensarlo mucho, debía reaccionar.
Mirando a ambos lados de la casi solitaria y tranquila calle, cruce al frente, tumbando mi torso a delante para que mis piernas se movieran y caminaran. Llegando hasta el punto comercial y mirando al frente en dirección a mi local, era aun un poco temprano así que sabia que no encontraría a Allen ni a ninguna otra persona a la redonda.
Sin bajar aun mi rostro, por el rabillo de mis ojos pude apreciar al frente de mí, mi primera prueba. En el asfalto podía notar unas manchas marrones de gran tamaño, formando un camino que conducía a las puertas de mi auto estacionado que ahora lo tenia a mi costado, sabia lo que era y se sentía algo aterrador de ver ahora con la luz tenue. A pesar de ello, no detenía mis pasos, continuando mi camino hacia la puerta de mi local, subí mi mirada nuevamente al frente, trague saliva y exhale profundo y tembloroso dejando escapar un poco la carga de miedo. Ya abría tiempo de limpiar ello.
Así pues, logre tomar la puerta de mi local que al momento de tirar del picaporte y comprobar que efectivamente quedo cerrada, me recibió con el aroma a café mas intenso y delicioso que pude imaginar, todo estaba intacto, como lo deje en aquel momento del incidente.
— ¡Estoy de vuelta! —mencione para mi misma en voz baja mientras me adentraba en mi pequeño lugar—
Lo siguiente que hice fue encender la radio y ponerme manos a la obra, acompañado de canciones de Haddaway, Rick Astley y Pet Shop Boys , una selección muy animada. Con un poco de paciencia y sin ser tan brusca en mis movimientos, dejaba en partes el aseo del lugar.
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La Catábasis de Johnny || Johnny Lawrence
FanfictionCada persona tiene un secreto. Y cada ser humano tiene una historia que contar y un propósito que lo alimenta. ¿Cuál es el secreto que atormenta al pobre Johnny? Era la pregunta que rondaba todos los días por la mente de Faith Soledo, después de que...