Dilema 25

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Jeon Jungkook se acercó a él con pasos lentos, sosteniéndole la mirada al tiempo que Yoongi se tensaba, su corazón alterándose dentro del pecho mientras su lobo comenzaba a despertar, rasgando la superficie de su mente. Por más que intentara calmarse pensando que no contaba con motivos para sentirse tan expuesto, el Alfa no podía más que temblar ante la intensidad de sus emociones, del repentino deseo de tener cerca a ese chico Beta que tanto añoraba.

Solo hasta que sus manos se encontraron en contacto con la piel del chico, su cuerpo se relajó. Olisqueó por encima del muchacho para brindar algo de serenidad a su lobo interior, que reconoció casi al instante los aromas entremezclados de un Alfa y un Omega sobre la ropa y parte de la piel de Jungkook.

Gruñendo por lo bajo y sin poder contenerse, terminó rodeando la cintura del chico para acercarlo a él, apoyando la barbilla sobre su pecho para continuar observando aquellos inmensos ojos. Le sorprendió un poco encontrarse pensando en que seguramente la Madre Luna había vertido el firmamento dentro de ellos.

Hogar, suspiró, notando como las facciones del más joven se relajaban, las ventanas del alma reluciendo con una emoción que no podía nombrar.

─¿Vamos a casa, Yoongi? ─pregunta Jungkook con voz suave, sus dedos enredándose en el cabello azabache del Alfa, acariciándolo con ternura.

Un escalofrío lo recorrió de la cabeza a los pies, al tanto que su lobo se sumergía en el más puro de los estados de euforia, aullando como si Jungkook fuese la Luna. Sin motivos aparentes, todo su cuerpo se adormeció bajo el toque del Beta.

Deseaba más cercanía, más de su calor corporal.

─Eh... Chicos ─apenas podía escuchar a Jin hablando a sus espaldas─. Son las dos de la mañana, sería mejor que se quedaran a dormir aquí, Karrell y Namjoon estarían más tranquilos.

En el momento en que Jungkook apartó la vista para dirigirse a Jin, algo se rompió dentro del pecho del Alfa, parte del hechizo desapareciendo para dejarlo en medio del vacío.

─Eso me pidieron, pero si Yoongi quiere nos iremos a casa ─contestó el chico, girándose casi por completo en dirección al Gamma, apartándose unos centímetros del Alfa.

Un lloriqueo lastimero escapó de entre sus labios sin que él pudiera evitarlo, provocando que ambos chicos centraran su atención nuevamente en el Alfa. Yoongi se sintió avergonzado consigo mismo por la falta de control que estaba mostrando, pero no podía evitarlo, se sentía perdido, necesitado de algo que no podía explicar.

Solo quería que Jungkook se quedara a su lado.

─¿En verdad acabó su celo? ─Cuestiona Jin, dando un paso atrás─. Madre Luna, su Alfa está soltando demasiadas feromonas como para soportarlo.

─Supongo que esta es una de las ventajas de no tener lobo ─ríe Jungkook, volviéndose para encontrar su mirada con la de Yoongi─. Todo está bien, no pasa nada.

El Beta se inclinó sobre él entonces, depositando un pequeño beso en su frente, desembocando una ola de calor que azotó su cuerpo con una fuerza arrolladora, por lo que no pudo más que cerrar los ojos y sujetar con firmeza al Beta, deseando que ambos se encontraran solos en aquella habitación. No quería que más aromas se mezclaran con el de Jungkook, quería tenerlo solo para sí mismo unos cuantos segundo más.

Solo un segundo más. Solo una pequeña fracción de eternidad.

Su cerebro dejó de funcionar de forma racional entonces, apagando sus sentidos y relegando todo a un par de manos impacientes que se sumergieron debajo de la ligera camisa del Beta, palpando la suave piel que vibraba bajo las yemas de sus dedos, trazando caminos que ninguno de los dos había recorrido antes.

𝐃𝐢𝐥𝐞𝐦𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐮𝐧 𝐀𝐥𝐟𝐚 ×𝐘𝐨𝐨𝐧𝐊𝐨𝐨𝐤×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora