-Quiero que te quedes aqui –expliqué pero él me miraba desorientado- Freddy –dije elevando un poco la voz para atraer su atención- te quedas aqui, en lo que voy a buscar ropa de Louis ¿si? –
-Si –respondió mientras asentía con su cabeza, pero al darme vuelta para irme comenzó a seguirme-
-Que te quedes –volví a remarcar y salí rápidamente-
Para aclararles un poco las cosas, luego de que él, me hiciera esa especie de confesión, por la cual quede anonadada, sin darme tiempo a reaccionar, se tambaleó y tuve que soportarlo con mis brazos para que no cayera al suelo, después me indicó que quería vomitar, así que lo más rápido que pude lo dirigí al baño que se encontraba en mi habitación. Me di cuenta luego que apestaba a cerveza, más vomito, sin contar que estaba muy mareado, entonces le propuse, mas bien, le ordené, tomar una ducha.
-Freddy –lo llamé acercándome a la puerta del baño- ¿estás bien? –no respondió pero sentí ruido de algo caerse y entré-
-Lo siento, yo puedo pagarlo o comprarte uno nuevo –reí y puse los ojos en blanco, estaba intentando juntar partes de un pequeño espejo que había roto-
-De todas formas era viejo –expliqué- dejalo, vas a lastimarte –tomé sus manos y lo aparté de los vidrios-
-Voy a tener siete años de mala suerte –dijo pensativo-
-Tal vez, pero por ahora lo que vas a tener un ducha bien fría –lo empujé hacia la ducha y al instante giré el grifo haciendo que el agua comenzara a caer sobre él- ¿está helada cierto? –pregunté burlándome, y el asintió. Sus cabello era aplastado por el agua, y caía sobre su frente hasta tapar una parte de sus ojos, por lo que con mi mano le corrí el cabello hacia atrás dejando ver su cara entera. El fijó su vista en mi- ¿tengo algo? –quise saber, pero él movió su cabeza en forma de negación- okay –dije sonriendo, y di un paso hacia atrás con la intención de irme, claro que no contaba que iba a cinchar mi brazo derecho para hacerme quedar bajo la lluvia junto a él- que...que... –tartamudeaba, el hecho de tener su cuerpo pegado al mio me hizo sentir nerviosa, mi corazón latía mucho más rápido, y el cosquilleo en mi estómago apareció de golpe-
-Eres hermosa –susurró a poca distancia de mis labios, para que luego ya ni siquiera la hubiera. No se como pero si se que cuando su labio superior captó mi labio inferior, me olvidé de todo, no me importaban las amenazas, tampoco si algo podía sucederme, yo necesitaba y merecía tener una vida normal, aunque tan solo durara poco tiempo
-Ya lo sé –dije con el mismo tono de su voz, pero en forma de broma, y ambos sonreímos- igual Leyva, con halagos no vas a evitar esta ducha.
Mientras él permanecía en mi baño, yo cambié rápidamente la ropa que llevaba puesta, la cual se encontraba mojada, ya saben por que motivo y luego me paré frente a un espejo que tenía en mi habitación, para verme mientras peinaba mí cabello. Pero al parecer no era la única que se encontraba allí. Freddy me observaba de brazos cruzados, apoyado en el marco de la puerta del baño.
-¿Acaso envidias mi pelo? –enarqué una ceja divertida y el negó con su cabeza sonriendo- ¿te sientes mejor? ¿Crees que mañana vas a recordar algo?
-Tal vez quieras repasar algo para estar seguro de que no lo voy a olvidar –puse los ojos en blanco y me acerqué hacia él-
-Cuando sacas tu lado “romántico” te ves más…romántico –soltó una pequeña risa y sonreí- me gusta cuando ries –admití segura y sin timidez y esta vez fui yo quien unió nuestros labios, con una sutil delicadeza, mientras con mi mano en su nuca le daba más firmeza a aquel beso-
-¿Vas a bajar a mi fiesta? –Preguntó separándose apenas y luego volviendo a unirse al dulce movimiento de nuestros labios-
-No lo sé –dije copiando su acto- tu no queres bailar conmigo
-No me gusta bailar –su ceño se frunció como solía hacerlo, y se alejo unos pasos de mi-
-No sé si a Gaby le decías lo mismo –dije desafiante-
-No empieces, ¿por qué no entiendes que simplemente no me gusta hacerlo? –
-Freddy, ¿lo has intentado siquiera? –dirigió su mirada hacía un costado evitando mirarme y yo suspiré- ¿lo ves? Te negas a bailar si siquiera intentarlo. No es tan difícil, solo tienes que rodear mi cintura con tus brazos mientras yo rodeo tu cuello –en lo que le explicaba, bailaba como si lo que decía estuviese sucediendo- puedo apoyar mi cabeza en tu hombro si queres –noté que rió y también lo hice- ¿me vas a dejar aqui sola como una loca?
-Si –dijo seguro – pero podes seguir bailando, disfruto de la vista –di un golpe en su brazo y volvimos a reír-
-Si mi hermano te escuchara diciendo eso, probablemente tendrías tu otra mejilla morada. Me desilusioné un momento recordando el motivo de sus golpes y luego volví a sonreír, no iba a dejar que nada me tirara abajo-
-______, ¿tu te acuerdas que en un momento, cuando estábamos en mi casa, el día que me atacaron, yo te dije que te conocía? –
-Si, te dije que nos conocíamos del colegio –respondí- ¿recuerdas eso? –el asintió- ¿entonces también recuerdas que me llamabas enfermera? –asintió con vergüenza y sonreí-
-Si, pero ese no es el punto –logró confundirme con su comentario y de seguro lo notó por la mirada que le dediqué- cuando dije que te conocía, realmente me refería a que ya te conocía
-¿De que hablas Leyva? ¿Aún tenés efectos por el alcohol? –Pregunté en forma de burla-
-No, de verdad – guardé silencio y me dispuse a escucharlo atentamente- hace dos años, el día del accidente de mis padres yo me sentía pésimo, y sentí la necesidad de estar solo, así que corrí en busca de algún lugar. Terminé en la cancha del colegio, pateando pelotas a un arco para descargarme –
-Y entonces llegué yo, que te dije que pensaras que era el motivo por el cual estabas mal –asintió tras ver que había completado su historia- realmente me dolió ese pelotazo- dije sonriendo-
-Me sentí tan bien en esos cinco o diez minutos que estuviste conmigo, recuerdo que dijiste que debía salir adelante, y en ese momento lo creí posible, pero después no solo me faltaban mis padres, me faltabas tu–pestañeé varias veces, necesitaba confirmar si esto estaba pasando o era imaginación mía, pero al verlo frente a mi serio por lo que me estaba contando, supe que era verdad- no se como, o que hiciste, pero lograste hacerme sentir seguro, y eso no volvió a pasar hasta hace varias semanas cuando una vez más me dijiste que tenía que superar todo
-Creo que fui un poco más ruda esta vez –sonrió ante mi timidez al hablar- ¿por qué me odiabas entonces?
-No te odiaba, ya te lo dije, solo que no sabía como actuar ante lo que sentía-
-¿Y qué sentías? –miró hacía el suelo con seriedad pero aún así con nervios también- lo entiendo, lo entiendo, no te vas muy bien aún, en esto de expresarte –lo abracé y al instante me correspondió- solo quiero decir que, yo sabía que en el fondo me querías –rió y me sentí bien conmigo misma-
De a poco iba logrando mi objetivo, y no es que Freddy fuera el chico más expresivo y abierto a contar lo que le sucedía, pero sabía que de alguna u otra forma ya no era aquella persona cerrada y dispuesta a no hablar con nadie que había conocido.
-¿Es oficial? –Ben acercaba un vaso con bebida hacía mi el cual negué- lo tuyo y el ojimiel...-dijo explicando a que se refería su pregunta-
-¿Por qué lo preguntas? –
-Ya eh escuchado a varios hablando de que los vieron bajar juntos del piso de arriba, otro comentan que estaban en tu habitación –
-Ambas cosas son ciertas, pero nada sucedió –si alguien en este mundo me creería, ese era Ben- de todas formas no se si hay que rotularlo, simplemente estamos bien
-¿Vas a bailar conmigo o crees que tu chico se va a enojar? –reí y le di un empujón para luego ponerme a bailar con él-
Al final la fiesta, no resultó ser tan fatal como yo lo creía, alrededor de las tres de la madrugada, varios empezaron a irse y de a poco el silencio volvía a la casa. Aunque tal vez no duraría mucho porque cuando mis padres volvieran, y vieran aquel desastre, de seguro les daría un infarto.
Pero yo me vi desenvuelta del problema, y corrí a mi cuarto, no pensaba mover un solo pelo para ayudar.
Al parecer limpiaron todo, o lo mayor posible, antes de las cinco, que era la hora en que mis padres habían informado que volverían.
Cuando yo me desperté, tan solo había dormido unas cuatro horas, pero me dolía la cabeza, así que busqué algún remedio. Eran las siente con treinta minutos del día sábado, aún las calles permanecían oscuras, es que siendo pleno invierno el sol empezaba a verse cerca de las ocho o un poco más. Sin encender ninguna luz descendí por las escaleras, camino a la cocina por un vaso de agua, para tomar la pastilla que había sacado de una caja donde mi madre tenía remedios.
Caminaba con precaución, tal vez conocía mi casa como ninguna otra, pero podía errarle a algún escalón y caer. O quizás chocarme contra alguien, lo cual no estaba previsto. Por supuesto que grité, me había llevado un gran susto.
-Shh, shh –dijo la otra persona intentando calmarme-
-¿Bryan? –Inquirí tratando de saber quien era – eres un tarado, me asustaste, ¿por qué no enciendes las luces?
-Soy Freddy –murmuró-
-¿Freddy?, ¿qué haces en mi casa a esta hora? –
-¿Podemos hablar en algún lugar donde te pueda ver? –Caminé hacia la cocina presionando el interruptor de la luz- perdón por pecharte en la escalera, no sabía que había alguien levantado, ni siquiera sabía que estabas aqui
-Tu hermano nos dijo a los cuatro que nos quedáramos –explicó-¿Y por qué estás aqui? ¿No podías dormir? –Quiso saber-
-Me duele la cabeza y vine por un poco de agua para tomar un remedio, quizás sea por todo el ruido de anoche –
-También me duele la cabeza, pero no creo que sea por el mismo motivo -reí ante su comentario y sonrió-
-Puedo darte una de las pastillas que voy a tomar, además de aliviarte el dolor te ayudan a dormir, de esas suele tomar Bryan cuando está con resaca-
Luego de que ambos tomáramos aquel remedio, nos sentamos en el living de mi casa a conversar, ya no me acordaba del dolor de cabeza, solo reía y sonreía sin parar junto a Freddy.
-¿Te parece hacer algo hoy? –Preguntó con cierta duda-
-Por supuesto, me encantaría, podríamos ir al parque de diversiones y llevar a Sophie –respondí con entusiasmo-
-Estaba pensando en hacer algo solos –lo observé sonriendo- digo, solo una vez tuvimos una salida y podría repetirse, Sophie va a estar con mi prima en la casa de mi abuelo todo el fin de semana, yo podría cocinar para ti, soy un buen cocinero por si me lo preguntas
-Leyva –dije rodeando su cuello con mis brazos y acercando mi rostro al suyo- ¿estas intentando llevarme a tu casa para estar solos? –enarqué una ceja y el negó al instante-
-Solo es una cena ______ -dijo con cierto nerviosismo-
-Lo sé –respondí intentando parecer segura-
-Al menos que no quieras que sea solo eso –ahora la nerviosa era yo- estoy bromeando –agregó antes de que yo intentara decir algo-
-Está bien, acepto ir a cenar a tu casa, pero por favor no cocines pescado, lo odio –rió por mis gestos y tomando mí rostro terminó de acortar la poca distancia que nos separaba, con un choque de labios que luego fue tomando forma de beso-
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Aqui esta el cap. chicas ya son los ultimos capitulos..
P.D:Porfavor sigan leyendo mi otra novela :) Gracias
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¿Puedo Amarte? {Freddy Leyva y tu} (EDITANDO)
Novela JuvenilPrologo -Buenos días alumnos- dijo el profesor-Hoy tenemos dos compañeros nuevos, por favor adelante -les indicó que entraran. Y enseguida entró una chica, bastante sonriente, se notaba su nerviosismo ya que todos teníamos nuestra mirada fija en el...