Entretenimiento.

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Ir con un niño al supermercado no es tan bonito como lo pintan las películas.

Tal vez sea porque el niño que ella tiene está más que traumado pero esto es enserio agotador.

Primero comenzó corriendo por los pasillos para librarse de ella, luego, comenzó a saltar alrededor de la heroína ya gritar un sin fin de groserías hacia productos inútiles y, aquí tiene que admitirlo, se rió de todas las ocurrencias del chico, lo que provocó que miles de miradas cayeran sobre ellos, algunas de simpatía, otros de enojo y muchos otros reían por sus ocurrencias tan astutas, como por ejemplo cuando dijo que era estúpido como una camisa valía mucho más solo por tener una tela de color diferente y un pedazo de piedra que seguramente se caería en la primera lavada. Después de que Miruko le pidiera que se detuviera de la manera más calmada que ella conocía, el chico comenzó a tirar cada cosa que veía y alcanzaba en los estantes, saltando de forma adorable hasta que decidió colgarse de una de las piernas de la peliblanca.

Rumi estaba agotada, apenas llevaban la mitad de la lista en su carrito de compras y Katsuki no parecía tener un botón de apagado, todo lo contrario, parecía tener incluso más energía cada que algún extraño le decía algo sobre su actitud fastidiosa.

Y, de la nada, se detuvo.

Se quedó frente a un estante de licores en silencio, por lo que Usagiyama decidió caminar a su lado y agacharse para ver si sucedía algo.

--- ¿Qué pasa, Kat?--- colocó su mano en la espalda del chico, masajeando suavemente para tratar de relajarlo.

--- Mamá solía comprar de esto todo el tiempo... Siempre que lo hacía me golpeaba más fuerte...--- tocó la superficie de una bebida en silencio, por la forma en la que sus ojos se veían, parecía que estaba teniendo un muy mal recuerdo sobre ello.

--- Una vez me tiro una de estas... Dolió mucho...--- limpió su nariz, jugando con su camisa.

--- Quiero volver a casa...--- murmuró después de unos segundos.

--- Pero no quiero que me lastime... No me quedan tantas banditas para curar mis heridas... ¿Eso me hace un mal niño?---

Rumi no supo que decir ante esto, más que nada porque las respuestas que tenía pensado no eran las indicadas ante la situación. Tampoco esperaba la brutalidad honestidad de Katsuki.

El rubio hizo un puchero ante el recuerdo, dando la vuelta para seguir con las compras pero ahora ya no hacía ningún tipo de ruido, estaba demasiado metido en sus pensamientos como para seguir corriendo.

Rumi ahora sí estaba preocupada.

--- Oh, uh... ¿Quieres un helado?--- pregunto un vez que terminaron de comprar.
--- Hay un puesto por aquí y venden el mejor helado de fresa qe conozco-

--- Quiero ir a dormir...--- fue su respuesta, y en ese momento, un auto apareció frente a ellos, era Naomasa.

--- Hola chicos, ¿Quieren que los lleve?---

--- Uh si, claro, gracias...--- dejo las bolsas en la cajuela y dejo que el chico se fuera con ella en el asiento del copiloto.
--- ¿Crees que podamos pasar por el banco? Tengo que recoger mi pago del mes pasado...--- el detective asintió, mirando con curiosidad como el estado de Katsuki era muy diferente a cuando lo vió en la mañana.

Ya hablaría con la peliblanca al respecto.

--- Sabes Katsuki...--- comenzó la mujer a decir, acariciando los suaves cabellos del chico sentado en su regazo.
--- No querer salir lastimado es un instinto del ser humano, nadie puede culparte por ello... Ni siquiera tus papás...--- Katsuki siguió mirando a la ventana, pero podía escucharla.

--- Sé que es difícil pensar que tus padres te hayan lastimado de esa forma, incluso yo no puedo creerlo, pero no es tu culpa... Tus padres debían cuidar de ti, no intentar herirte con cada oportunidad-

--- Mis padres me aman.--- interrumpió con rapidez.

--- E-Ellos me aman.--- repitió, mirando a la mujer con ojos brillosos, por lo que Miruko decidió dejar la plática hasta ese punto.

Cuando llegaron al banco, el silencio incómodo todavía estaba a su alrededor, por lo que Usagiyama decidió bajar con el chico al banco, solo para no separarse tanto uno del otro.

Hasta que se le ocurrió una idea.

--- Ven conmigo.--- Katsuki hizo un sonido de fastidio cuando Rumi lo arrastró una vez más, siguiéndola hasta que llegó con un hombre vestido de oso con varios globos en su brazo.

--- ¿Cuál es tu color favorito, Kat?---

--- ...¿Azul?--- dijo confundido, por lo que la heroína compró un globo de ese color y lo amarró a la muñeca del chico.
--- ¿Qué es esto?--- preguntó jugando con el objeto, pues flotaba y era divertido jalarlo hacia el suelo y ver cómo rebotaba con un sonido gracioso.

--- Es un globo, Kats, puedes jugar con el todo lo que quieras hasta que deje de flotar.---

--- ¿Y para que sirve?---

--- Para entretenerte un ratito.---

--- ¿Entonces soy un globo?---

--- ¿A qué te refieres?---

--- Yo también entreneía a mi mamá cuando me golpeaba.---

--- ¡Hola chicos! ¿Que les parece si vamos por algo de desayunar?--- mencionó Naomasa, sacando a la héroe de un shock momentáneo.

¿Pero qué tanto le hicieron esas personas a este niño?



















































































































































































«- buenooo, aquí queda este capítulo jsjsjs

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¡Lxs amo!

❤️

Mamá. [Drabbles]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora