1. ᴜɴ ɴᴜᴇᴠᴏ ʟᴜɢᴀʀ

198 21 2
                                    

Konffiston es un pequeño pueblo ubicado en algún rincón profundo de Inglaterra, bastante llamativo y agradable a simple vista, se podían encontrar casas con un toque neoclásico lo cual me parecía bastante interesante ante mis ojos, los habitantes son de clase media a alta, se veían bastante elegantes y refinados, algo que saltaba a la vista de cualquiera que entrara al pueblo.

Y ahí estaba yo, una chica nueva que estaba viendo a su alrededor con una gran sorpresa en su rostro por como luce el lugar.

Me llamo Ann

Ann Hill, una chica que se mudó por la repentina separación de sus padres y tuvo un giro drástico en su vida.

Me encantaría decir que me entristece el hecho que mis padres se separaron, pero la verdad me alegra bastante, lo sé, suena muy raro que una joven se sienta alegre que sus padres se divorcien, generalmente los más afectados en esta clase de situaciones siempre suelen ser los hijos, suele ser un proceso bastante doloroso y muy lamentable, pero yo estaba feliz de que mi padre por fin haya dejado a la espantosa mujer que me obligaba a llamarla «madre».

- ¿Qué te parece cariño? – dijo mi padre con una sonrisa un poco forzada en su rostro

Me destroza verlo así, tristemente mi padre si la amaba, pero ella a él no.

- Se ve increíble - le respondo con una sonrisa sincera mientras me acerco para abrazarlo.

Yo siempre he amado a mi padre, siempre fue mi protector y la persona que más se preocupaba por mí, quien me enseñaba, jugaba cuando era niña y pude expresar mis cambios cuando crucé por la pubertad, aquel proceso que todas las personas se sienten irreconocibles, ese momento en el que una niña se aferra a su madre porque ellas las entenderá, bueno, en mi caso no fue así, mi madre a penas y pasaba en casa ya que prefería su trabajo, o bueno, eso era lo que le hacía creer a mi papá, pero un hombre alto, adinerado, cruzando sus cuarenta años y con lujuria reflejando a sus ojos definitivamente no era «su trabajo» pero si la razón de su ausencia en casa.

- Bien, supongo que esta será nuestra nueva vida – mencionó mi padre mientras daba un beso en mi frente sin soltar el abrazo.

Bienvenida a casa, por fin siento que podre sentir felicidad cada vez que llega a mi casa, sentir ese calor reconfortante de un hogar, sentir el amor de familia que tantos años ha estado ausente gracias a mi madre, siento que por fin llegue al lugar que desde muy pequeña he luchado por encontrar, ¿Qué podría pasar mal ahora? ¿Qué podría arruinar mi nuevo comienzo? Nuestro comienzo, mi padre y yo por fin como una familia, nada podría arruinarlo.

¿Verdad?

***

Después de desempacar todo lo que tenían las cajas y acomodar todo lo mejor que pudimos, mi padre y yo decidimos dar una pequeña vuelta para poder conocer el pueblo y conocer un poco sus calles.

Eran las seis de la tarde y todo se veía bastante pacifico a su alrededor, se podían ver más jóvenes que a personas adultas, mis ojos navegaron por aquel lugar, note un parque en donde estaban unos niños jugando y un grupo de madres observando fijamente a mi padre, no me molesta, siempre he sido consiente del atractivo de él, y no era la primera vez que alguna mujer lo veía con alguna clase de deseo en sus ojos.

- ¿Qué te parece si vamos a buscar algo de comer? Ya es tarde y no hemos comido en toda la tarde.

– Claro, muero de hambre – mi padre y yo nos disponemos a buscar algún lugar en donde comer, encontramos un restaurante bastante elegante –como todo este pueblo- y decidimos entrar para poder comer algo, mi padre pide un poco de espagueti y yo una hamburguesa y vaya que estuvo muy buena, parecía oro en mis papilas gustativas, pero también fue oro en el momento de pagar.

Una vez que terminamos de comer nos dirigimos a un bosque que se encuentra en este pueblo, aun son las siete así que decidimos vagar por el lugar antes de volver a casa.

- Mañana empezaras tu primer día en esta preparatoria, ¿crees que te adaptaras bien en ese lugar?

- Claro que, si papá, además me emociona estar en este nuevo lugar

- Me preocupa que tenga que dejarte sola en las tardes, ¿estarás bien Ann?

- Oh vamos señor Hill - le digo con una sonrisa en mi rostro- me ira de maravilla, no tienes que preocuparte de mí, además, ya estoy acostumbrada a estar sola en casa.

- Claro, en momentos olvido lo sola que pasabas en casa.

Noto que mi padre agacha su cabeza en forma de vergüenza, sé que él se siente mal por no haber podido salvar ese matrimonio, él de verdad estaba segado por el amor, pero yo ya sabía que eso a lo que le llamaban «matrimonio» no era más que una farsa para que la familia de Elena, mi madre, no la vieran mal por lo que hizo.

La familia de Elena es bastante mente cerrada, no les gusta la idea de adaptarse a los tiempos o pensar que las nuevas generaciones ya no son las mismas de como era antes, esa es una de las razones por la cual no lograba convivir con esas personas, en si mi madre era así, quería imponerme la forma machista y antigua en la que ella fue criada hace tiempo, claramente yo no pensaba de la misma forma en la que ella lo hacía, aunque yo también pienso que lo que ella hizo estuvo muy mal, creo que mi odio a ella sería menos si se hubiera divorciado de mi padre antes de engañarlo con su jefe, creo que si ella hubiera decidido dejarlo y no hacerle tanto daño como lo hizo al engañarlo, supongo que un pudiera verla sin querer darle un gran golpe.

Pero bueno, supongo que esa mierda de «Y vivieron felices para siempre», «Te amo», «Nunca voy a fallarte» son simplemente palabras que las personas están acostumbradas a decir sin ningún sentido.

KONFFISTONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora