El beso

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Lo único que le iluminaba por el momento era la luz de la luna que entraba por los grandes ventanales.

Ray.- eh?
Fue lo único que salió de su boca, seguía un poco confundido.
Está bien, sólo está cansado y no piensa bien, supongo.

Habló para sí mismo para después comenzar a caminar dirigiéndose a la biblioteca.

Al estar frente a la puerta de dicha biblioteca, no pudo evitar regresar a la realidad, ¿Era todo cierto? Norman, su mejor amigo ¿En serio estaba esperando ahí dentro? Sólo para darse un... ¿beso?

Y entonces comenzó a sudar frío, con no ser suficiente con los nervios, su imaginación no ayudaba, pues pensaba

¿Qué ocurrirá si después de eso no vuelve a hablar conmigo O se vuelve distante otra vez?

Millones de preguntas y escenarios estaban en su cabeza.

Ray.- Tonto.
Habló consigo mismo.
Todo saldrá bien, además, es sólo una... apuesta.
Terminó en un tono triste.

El no quería el amor de Norman si era falso y obligado, al principio creyó que era una buena idea, pero en realidad sólo pensaba en él, en tener muy cerca el rostro y la respiración de Norman chocando con la suya, pero, no era un sentimiento real, había sido por una apuesta, no, eso no significa que Norman se enamoraría mágicamente y de un segundo a otro de él.

Todo empezaba a tornarse triste, estaba encerrado en su propia burbuja.

Ray.- Tsk.

Luego se abrió la puerta de la biblioteca y esos ojos azules se asomaron por ahí.

Norman.- Ah pensaba, pensaba que no vendrías.
Dijo para reír nerviosamente.

Ray.- Si... Ah si aquí estoy.
Respondió saliendo al fin de su mundo.
Bien, ha- hagamos esto para que podamos dormir de una vez.

Norman.- Asa- si.
Dijo saltando nervioso, y ambos entraron a la biblioteca.

...



Tonto, tonto, tonto, es lo que era Ray, o al menos así pensaba que era en ese momento.

¿Cómo se supone que besar a tu mejor amigo, del cual estás enamorado ayudaría a dormir?

Sólo sufría internamente, ya que no podía hacer ruido al estar los niños dormidos.

Pero tampoco podía levantarse a despejarse un poco, ya que Norman lo vería, y era seguro que Norman estaba despierto porque veía como él también se retorcía de lado a lado de la cama tratando de dormir, o de olvidar lo que había pasado.

Sin otra opción, sólo miró fijamente al techo, tratando de despejar su mente de ese momento.

Y funcionaba, medianamente, ya que cuando al fin creía que sus ojos se cerrarían para no abrirse hasta que se le echara encima Damdin dándole con una sonrisa los buenos días, lo único que se le venía a la mente era Norman, a unos centímetros de su rostro con un ligero sonrojo y evitando mirar a sus ojos.

Era una escena que le aceleraba el palpitar del corazón, le hacía sentirse aún más atraído hacía el albino y le provocaba una extraña sensación en el estómago.

Pero

Aún así, en el fondo sabía que no era un sentimiento de amor real, sólo lo había hecho para que Norman se calamara y pudiera al fin dormir (cosa que no logró).

Y sólo pensaba que sería muy lindo que aquel sentimiento fuera recíproco.

Por otro lado, Norman simplemente no podía pensar en nada, pero al mismo tiempo pensaba en tantas cosas, llenando así su mente e impidiéndole conciliar el sueño.

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