Una sensación cálida lo acobijo en la oscuridad, su cuerpo siente el alivio y descansa mejor al olvidar aquel frio que se concentraba en sus huesos hasta volverse una dolorosa impresión que se pierde en la calidez.
Al abrir los ojos se encuentra en un lugar que le parece familiar, gira su cuerpo dos veces antes de creer lo imposible. Esta en el sitio que fue su hogar antes que sus padres por la desesperación, el miedo y el aumento de los síntomas la vendieran en busca de pagar la cura.
Su pequeño hogar, en su niñez le resultaba tan grande como un palacio.
Un cocina, una pieza para guardar leña y equipamiento, una gran pieza donde solo una gran cama los acobijaba del frio, la lluvia y el miedo en las noches de relámpagos.
Camina hacia la cocina notando como nada ha cambiado, a un se encuentra ese vieja mesa con una pata desnivelada que se tambaleaba la mayor parte del tiempo y en la que todos esperaban a comer la deliciosa sopa que mama preparaba, junto a la sonrisa tan brillante como el sol para ese niño pequeño que veía a su madre como su princesa de cuento, para Bellier esos son recuerdos invaluables.
Camina a la pieza, donde su padre le calmaba sus miedos narrando historias de príncipes y princesa, de reinos en guerra donde los héroes crean su camino hasta que todos se durmieran.
Como cada mañana su padre lo despertaba llamándolo príncipe Bell y haciendo el honor de entregarle en posesión una corona tallada junto a una espada de madera.
Donde su misión como el príncipe que debe salvar a la princesa comenzaba. Todos en la familia jugaban un rol hasta que Bellier rescataba a la princesa.
Como desea volver a esos tiempos mas simples, a esos juegos que lo hacían sentir un príncipe, a ese tiempo donde las risas eran parte de su rutina y a ese tiempo donde podía ver a sus padres, las lagrimas se desbordan de forma dolorosa, se limpia el rostro con fuerza aunque no siente el dolor del roce de la tela.
De la nada, como por arte de magia aparece luna mujer de cabello tan blanco como la nieve, ojos tan rojos como la sangre que viste una prenda negra cubriendo desde su cuello hasta sus pies, en su cabeza lleva una corona de espinas que al parecer le daña por que los cerquillos de sangre bajan manchando su pelo y chocando como lluvia en el piso.
—No puedes confiar en ellos que dañan a los demás, la sangre derramada no puede volver y el cuerpo frio jamás despertara del sueño eterno.
Bellier se estremece sin entender por que esas palabras le provocan tanto miedo, como si fueran dichas para ser cumplidas.
—La bestia se esconde en la bella.
—¿La comandante? —no le parece una mala persona, de lo contrario no seria tan querida.
—Bella es mala, creara caminos de sangre por donde pase, por ningún motivo debes borrar la maldición que tiene, es su castigo morir de esa forma, recuerda lo Belllier, de ello depende tu futuro — en ese instante el se mueve para refutar las palabras sin embargo todo se vuelve borroso hasta que la luz vuelve de manera abrupta, cierra los ojos con pesadez antes volver ha abrirlos.
No sabe donde puede estar, el techo tiene un decorado elegante, las sabanas son gruesas y suaves al punto de sentir que cerrar los ojos para continuar en esa maravilla es lo mejor.
—El pequeñín despertó —escucha antes de buscar la voz notando a una mujer parecida a la de su sueño excepto que ella tiene un cabello café oscuro ondulado, unos ojos azules que le recuerdan al dibujo del mar, un sombrero en forma de cono, una camisa Beige y una falda larga que no deja ver sus zapatos.
Con un movimiento de manos aparece un pajarito azul al que le susurra algo antes de que este de vuelo de manera rápida.
—¿Eres pollito? —cuestiona observándolo con calma, esos ojos al verlos parecían mas profundos como si al observarlos demasiado te pudieras perder en ellos.
—No soy pollito, soy Bellier —responde con pucheros que lo hacían ver mas infantil.
—Ohh el niño ya despertó— se escucho la voz de una mujer mayor, pero al no saber quien es se intenta mover solo que sus ojos pierden enfoque y un fuerte mareo lo evitan.
—No te muevas pollito, aun no has sanado por completo.
—¿Ustedes son? — pregunta con un leve eructo que lo hace sentir como si en cualquier momento pudiese vomitar.
—Soy Essstttheeerrrr y soy un hada de saaannaaacciioon y ella es Adel es la líder de la cocina para los soldados.
Al ver a Adel la pudo recordar por que en la mañana lo regaño gracias a comer muy poco.
La cocinera lo ayuda a sentar y le sirve una sopa ligera, poco fragante
Es justo lo que necesitaba para calmar su corazón, calentar su cuerpo y sentirse perdido al recordar su sueño.
—¿Bella es mala? —pregunta aunque después tapa su boca, notando como las telas finas se mancharon gracias a sus trapos viejos.
—No te puedo decir si alguien es bueno o malo, para ello debes conocer a la persona —responde con facilidad Esther mientras Adel no podía decir palabra —. A menos de que recibas una carta única.
—¿Una carta única? —indaga curioso.
—Es como dice su nombre única, tiene la fuerza de conceder el deseo del corazón, pese a ello nadie sabe como activarla —suspira cansada, sus ojos se oscurecen.
—ESTHER— grita Adel con los ojos cerrados hasta que la nombrada vuelve a su color de ojos habitual.
—Lo siento.
—El pequeño no lo sabe — mira a Bellier fijamente —cuando una bruja te mira directo y sus ojos se oscurecen no sientes nada hasta que aceptas solo que olvidas lo firmaste.
—Soy un hada —su tono no es afable. Bellier esta confundido desde que miro a Esther siente que olvido algo, en su mente solo esta la idea de preguntar por Bella.
—No se quien es ella, ¿es una princesa?, ¿es la comandante?, ¿es buena o mala? —lloriquea revelando cosas que esperaba guardar en su corazón.
—¿Ella te parece mala? —continua Esther.
Belllier sale de las cobijas, no sabe como contestar por ello pregunto. Mira las finas telas con pesar.
No cree que la persona que lo cuido ayudo y alimento sea mala solo que tampoco puede decir que es un buen ser vivo, solo puede confundirse, extrañarse y que una parte de si se pregunte ¿que fue lo que olvido?
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Bella y Bellier
خيال (فانتازيا)RETELLING DE LA BELLA Y LA BESTIA Isabella es la princesa del reino y la líder del escuadrón imperial. Bellier trabaja en la imprenta y su hermano es un apostador que nunca gana. ¿Que ocurrirá cuando el destino los junte?