Capítulo 6.

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-Vilu, ven - yo iba para mí habitación y mi mamá me llamó - Siéntate

- ¿Qué pasa?

- No quiero que te emociones con el hijo de Gabriel, aunque sea conocido te puede hacer daño

- Pero él no me interesa

- ¿Entonces quién?

- Nadie, ni el chico ni el grande

- Bueno, porque aunque me pidieras permiso para andar con él ahí si te lo negaría, porque no quiero que te hagan daño, y más que tú has oído como es. No creo que tus tíos lo estén inventando, y más tu tía Merari que esa no se calla nada. Para que te arriesgas a estar con alguien que toma, fuma y probablemente hasta se droga. Mejor cortar desde cero ahorita que no son nada, que no hay ni una amistad ni nada, para que después no te vaya a lastimar.

- Pues como lo has dicho, no hay nada, ni una amistad. Ni siquiera le hablo

- Entonces ¿Por qué te acompañó a la tienda?

- Pues, porque quería comprar algo, y todo el camino fue incómodo porque no hablamos nada

- Bueno, no quiero problemas

- Ni yo tampoco

Me levanté y salí casi llorando de ahí, obviamente mi mamá no lo notó. Pero ¿Cómo era posible que me dijera eso? ¿Qué tan evidente soy? Lo peor es que se que no le haré caso, olvidarme de él de la noche a la mañana no es fácil, y menos cuando le he dedicado más de una canción... Cada noche lo pienso, y cada que lo veo el sentimiento de estar con él es más fuerte.

Estoy consiente de que algo no va a suceder, el no se fijaría en mi, cuando él está buscando algo más, por eso me engaño, me ilusiono y sin razón aparente le escribo poemas que no tienen sentido y con faltas de ortografía.
Quiere evitar que me haga daño sin darse cuenta que lloro cada noche por no tenerlo.

[...]

Una semana después.

Yo estaba en la habitación de mi mamá porque ahí llega mejor el Internet y estaba terminando mi tarea, y escuchando música, ella estaba viendo la televisión, al parecer una serie.

-¿Puedo pasar? - mi tía Merari habló desde la puerta

- Si - respondió mi mamá

- Gracias, es que como acaba de llegar Neri, me subí él está hablando con Misael - me quité un auricular porque me había cansado (admitámoslo a veces pasa)

Pero para variar anteriormente mi botella de agua se me había olvidado en la cocina, si, abajo. Entonces como tenía que bajar por ella pues que casualidad (ahora sí lo fue, eso lo juro por Yatra y morat)

-Voy a bajar por mi botella de agua ¿Necesitan de algo?

- No

- No

Bajé directo a la cocina.

[...]

-Mira ahorita, va por su botella pero va a ver si lo ve -dijo Karen a Meri

- ¿Ah Neri?

- Si, y ahorita que subiste diciendo que él había llagado se quitó un auricular

- Esa no me la sabía

- Y yo ya hablé con ella de que él no le conviene y que él no, pero quién sabe si me haga caso

- ¿Cómo te diste cuenta?

- Cuando éste niño vino a ver a Misael la otra vez Vilu, iba saliendo y él entrando entonces como que chocaron ahí por el pasillo y como que se hicieron de lado ahí un movimiento raro

Conquistando tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora