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─Te sientes bien─ Alexandro le entrego una taza de café.

─Eres un descarado lo sabes?─ Isabell soltó una risa.

─Te casaras con ella, no entiendo como aun dices que soy una Reina, cuando nunca nos hemos casado─ la nostalgia se sentía en su voz, ella lo amo temprano y el muy tarde.

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─Y que opinas Madre, mañana es la coronación y también el pueblo se enterara que Isabell se casara conmigo, crees que le guste el anillo?─ hablo Alexandro enseñándole el anillo a su Madre

─Isabell será una gran Reina, espero que esto lo hagas por amor o cariño, no por obligación, Isabell siempre a sido muy sensible─ aconsejo su Madre al devolverle el anillo, ella debía planear todo para la coronación y pedida de mano por segunda vez.

Las invitación habían sido enviadas a la mayoría de los monarcas de otros paises y estado, Sofia había invitado al gobernante de Estambul, con el que alguna vez tuvieron problemas de tierras y conquistamiento con antiguos gobernantes.

─Crees que me queda bien─ pregunto con cierta incomodidad Isabell a Sofia, el vestido morado le apretaba un poco en el abdomen.

─Si te vez bien─ respondió Sofia sin voltear a verla, a ella era la que mas odiaba ese compromiso, ella "quería" a Alexandro, pero no iba a decir tan fácilmente.

─Y tu que te pondrás─ Isabell se sentó a un lado de Sofia.

─Un vestido normal, estas emocionada? Digo te casaras con alguien que conoces casi, casi desde que naciste─ pregunto aun con desinteres.

─Realmente solo me caso con el, porque no quiere que este con alguien mas, es mas como para protegerme... Pero yo si lo quiero, ya sabes sentimentalmente─ su pecho se encogía y apretaba cada vez que hablaba así de Alexandro, ella se había enamorado de alguien que quizá jamás la ame o la veo de manera romántica.

Uno de los eunucos entro a la habitación informando que esperaban a las dos mujeres en el comedor, para dar una importante noticia sobre lo que pasaría mañana. Ambas bajaron al comedor, ahí se encontraban el Rey, la Reina Elizabeth, madre de Alexandro y los padres y hermanos de Isabell.

─Bueno ya que estamos todos reunidos, quería informar de los invitados, vendrá el Rey Arthuro, y el Sultán Mehmed Ⅳ─ hablo Elizabeth llamando la atención del Padre de Saboya y del Rey.

─El hijo de...─ El padre de Saboya no pudo culminar su frase por que fue interrumpido por un carraspeo proveniente de Alexandro.

─Tenemos que recibirlos bien entonces, se podrá negociar para no tener otra guerra mas, ahora a comer─ todos empezaron a comer en silencio, al terminar Alexandro se llevo a Isabell al jardín.

─Y que se supone que hacemos aquí?─ cuestiono Isabell al ver como caía el sol.

─Recuerdo que siempre las vistas así son tus favoritas, el atardecer─ tomo de los hombros a Isabell y le dio un abrazo, Isabell sabia que el no estaba enamorado y Alexandro sabia que ella estaba enamorada, simplemente no quería causarle daño alguno, sin saber que ese fue su mayor daño.

─Estoy nerviosa, y si la gente no me quiere o tu consejo no me aprueba─ Isabell se dio media vuelta para ver directamente a los ojos a Alexandro.

─Isa, sabes perfectamente que la decisión ya esta tomada, es mi decisión no la de ellos─ calmo a Isabella, la volvió a abrazar viendo la escondida del sal ya para oscurecer.

Ambos sonrieron plácidamente, se separaron y tomaron rumbos diferentes, en la madrugada o mañana a primera hora gobernantes, reyes, reinas de otros gobiernos llegarían a presenciar la coronación del nuevo Rey de Nápoles.

Isabell ya estaba bien vestida, con el vestido morado con mangas largas que le habían hecho los sastres, tenia un collar negro al igual que sus pendiente frente a ella se encontraba Alexandro  siendo coronado, la corona real estaba siento puesta sobre su cabeza, veía como todos se inclinaban ante el, incluso su madre.

Anunciaron el nombre de Isabell, por lo cual se acerco hasta el balcón en donde estaba Alexandro, voltee discretamente la vista a la gente, todos veían expectantes a lo que pasaría, las manos de Isabell sudaban.

─Como actual Rey de Nápoles, reclamo a Isabell de la honorable casa de Saboya como prometida mía─ Alexandro se inclino ante Isabell a la expectante vista de todos, del abrigo que usaba saco un pequeña caja de madera con garabatos esparcidos y sin armonía alguna.

─Isabell de Saboya, me harías el honor de convertirte en mi esposa, de ser mi Reina, de gobernar junto a mi y de amarte por el resto de la eternidad─ Isabell se encontraba estupefacta, con cierto nerviosismo y temblor le entrego su mano, el anillo que anteriormente había hecho Alexandro ahora se encontraba en su dedo anular junto al otro que le había dado hace unos días, ahora era oficialmente la prometida de Alexandro y futura Reina.




𝐃𝐄𝐒𝐀𝐅𝐈𝐀𝐍𝐃𝐎 𝐀𝐋 𝐃𝐄𝐒𝐓𝐈𝐍𝐎Where stories live. Discover now