Extra

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—¡Nemi!

Ella alza su mano izquierda y luego la derecha, él la recibe con un abrazo.

—Buenas tardes.

—¡Buenas!

Kanae lo abraza fuertemente.

—¿A dónde iremos? ¡Tenía pensando comer algo dulce!

Ella le empieza a tirar de la mano.

Sanemi estaba demasiado nervioso. Muchísimo.

Espero no salga mal.

Aprieta con su mano derecha el bolsillo de su pantalón, donde una cajita se encontraba.

Que nervios...

Suspira y la empieza a seguir.

Su cita se desarrolla sin muchos inconvenientes, casi como siempre.

Comieron, rieron, caminaron, hablaron.

Todo fue bien, cosa que calmaba los nervios de Sanemi.

¿Dar un paso más en su relación era tan complejo?

Solo le preguntaré si quiere casarse conmigo, si dice que no entonces esperaré a que esté preparada... —aprieta sus dientes—. ¡Si dice que no estoy seguro de que toda nuestra relación se vendrá abajo!

Aún pensaba si hacerlo o no. ¿Le pedía a Kanae que se casara con él, poniendo en peligro su linda relación si ella se niega, o mejor la deja cómo está?

—Oh, ese anillo es genial.

Mientras caminaban uno al lado del otro, ella se detiene de repente y mira hacia a la vitrina de una joyería que había en la calle.

—¿Lo es?

Él lo mira.

Era lindo, pero sin duda, a su gusto, era mucho mejor el que tenía preparado.

Además, la joyería era la misma donde él lo compró.

Esa era una señal del destino.

Sanemi toma el valor necesario.

—Esto... Kanae.

—¿Me lo dirás?

Ella lo mira.

—... ¿lo sabías?

—Estuviste raro todo el día. —Ella ríe, aunque parece desanimada—. Llevamos un mes siendo pareja, supongo que... ya me conociste mejor.

—Mucho mejor.

Kanae suelta su mano.

—Entonces... ¿hasta aquí?

Sanemi asiente.

—No esperaba que... lo supusieras tan bien.

La pelinegra ríe y aprieta sus labios y puños.

—No, conocí muy bien a Nemi en estos dos meses... y sin duda alguna puedo decirte que te amo. Mucho, mucho... —lagrimas empiezan a resbalarse por sus mejillas—. Gracias por la oportunidad de ser tu novia... y no jugado.

Qué. —Sanemi vuelve a entrar en pánico.

Esto le causaba un muy fuerte sentimiento de déjà vu.

No, no, la misma mierda otra vez no.

Él actúa rápidamente para negar el malentendido.

—N-, No es eso. Espera, espera ¿por qué siempre me pones las declaraciones tan difíciles? —Sanemi ríe—. Kanae.

Su mirada triste y algo desconcertada la mira.

—Cásate conmigo.

—¿Eh?

—Pensé que habías supuesto eso, no una supuesta ruptura ¿por qué eres así? Te amo demasiado para dejarte ¿sabes?

Kanae parpadea, abre su boca y cuando lo ve sacar una cajita, entra en pánico.

—¿¡E-, En serio!?

—Enserio. Kanae ¿quieres casarte conmigo?

Sanemi abre la cajita.

Ella parpadea.

Él también lo hace.

¿Y el anillo?

Él toca de inmediato su bolsillo.

Toca todos sus bolsillos mientras su cara de vuelve pálida como un papel.

¿Lo dejé en casa?

—¡Ah, Señor Cliente!

De la puerta de la joyería sale una joven.

—Usted ayer se retiró sin el anillo, por favor venga.

La joven de ojos rojos le sonríe.

—¿En serio?

—Estaba muy nervioso, tiene razón para haberlo hecho.

Un hombre alto y de pelo negro le sonríe desde la entrada.

—Nakime, busca el anillo.

—Michi-kun no lo movió, ¿verdad?

—Está donde lo dejaste, buscalo.

La joven entra corriendo.

—Pasa.

Él pudo darle el anillo.

Aunque... bueno, de una forma no tan romántica.

[ · · · ]

—Realmente me sorprende que Tomioka se haya ligado a tu hermana.

Sanemi limpia los platos que Kanae había lavado.

—Yo creo que es... ¿normal?

El albino la mira un segundo.

Ella estaba muy callada.

—¿Pasó algo entre ustedes?

—¿Eh?

—Tu hermana y tú. ¿Pasó algo?

Kanae aprieta el plato que tenía en sus manos.

—Nosotros... Shinobu se enojó porque Tanjiro y Kanao eran muy acaramelados y... se fue con Giyuu-san.

—¿Y estás preocupada?

Ella asiente.

—Shinobu cuando se enoja tiene la costumbre de echarle cosas raras a las comidas... y tengo miedo de que intoxique a Giyuu-san con algo.

—...

Él la mira unos segundos.

Que miedo de familia. —Sanemi ora en su corazón por Giyuu. Espera que al día siguiente vaya al trabajo.

Juguemos a un juego llamado Amor - SaneKanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora