𝐀 𝐦𝐢𝐬 𝐨𝐣𝐨𝐬. || Shinichiro Sano.

CAPÍTULO QUINCE

Algunos rayos del sol atravesaban la ventana dando directo al rostro de Harashi, ella sólo soltaba gruñidos, su cabeza la estaba matando y tan sólo pensaba dormir el resto del día pero el sol al parecer tenía otros planes.

La noche anterior.

— ¿¡Quieres morir pelos de plátano!? — Una Harashi muy molesta tenía lo que parecía ser una rama en las manos lista para apalear a su amigo.

— ¿¡pelos de plátano!? ¡Cállate gata rompe hogares! ¡me quitaste a Baji y ahora a chifu!— Kazotura por su parte tomó una piedra para contraatacar.

Los cuatro idiotas estaban ebrios hasta el copete, creyeron que después de comer sería una gran idea salir a beber esta vez de forma legal y no como cuando eran niños.
Compraron unas cuantas cervezas y fueron hasta el parque para disfrutar de la noche, pero fue todo lo contrario.
Tan pronto como el alcohol empezó a subirse empezó a salir la idiotez de todos.

— Chifutu. — Harashi con suerte podía formular los nombres de sus amigos pero eso no era impedimento para ella. — ¿Cómo es que te pusiste tan guapo? —  Harashi apretó las mejillas de Chifuyu haciendo que este hiciera una pequeña trompita. — ¡De todos los ángulos lo eres! —

— De que hablas, tarada. — Baji se acercaba hacia ambos, tal vez demasiado, su rostro estaba muy cerca del de ellos. — Oye chifuyu... es cierto, ¿qué usas? —

— Por supuesto soy guapo, las chicas me miran antes que a Kazutora. — Empezaron los gritos entre ambos, discutiendo quien era el más cotizado en la tienda, ninguno porque ambos eran idiotas que cuando una chica les coqueteaba entraban en total pánico.

— Si no fueras el hermano de mi amigo. — Harashi guardó silencio analizando lo que dijo. — No, no, espera, así no era, era amigo de mi hermano, si, eso... ¡sí así! — los otros solo la miraban extraño al no comprender su rareza.
— Sino fueras el amigo de mi hermano seguro me casaría contigo. — La joven se acercó hacia el rostro de aquel pelinegro, quien estaba completamente avergonzando e incluso sudando de los nervios.

— Pero al hermano de tu amigo sí.. — La voz de Baji fue casi un susurro pero Harashi la alcanzó a oír, estaba a punto de reclamarle pero unas manos la empujaron haciéndola azotar contra el suelo.

— KAZUDORA PEDAZO DE MIEDA TE MATO. — Y así empezó la gran batalla de la noche.

Después de que ambos estuvieron insultandose y lanzando golpes al aire solamente, llegó la hora de irse. Llevaron primero a Harashi puesto que cayó rendida luego del sexto combate con Kazutora. Le trajo varios recuerdos de su niñez el ir una vez más sobre la espalda de su hermano, realmente amaba cuando él hacía eso, la seguridad que sentía al estar cerca suyo y la calidez que lograba emanar, solo confirmaban que él era lo más importante en su mundo.

Día actual.

La pastelería estaba cerrada el día de hoy, claramente no iba a poder hornear nada si estaba sintiéndose a punto de morir. Su abuela fue amable en prepararle una sopa para ayudarle, Harashi solo deseaba comer y volver a su cueva pero iba a salir con Choji, le canceló toda la semana y no podía hacerlo una vez más.
De mala gana caminó devuelta al cuarto para poder cambiarse, vistió unos jeans, una sudadera negra junto con unos deportivos a juego.

Se despidió de su abuela para poder irse, aquella anciana empezó a soltar comentarios como "no olvides cuidarte." "Siempre atrevida, querida." Su abuela a veces podía ser algo extraña.
Al subir esa pequeña colina pudo ver una motocicleta aparcada, de inmediato supo a quien pertenecía por lo que no dudó en apresurar su paso y seguir.

— Konoe. — La voz de quien menos deseaba ver se escuchó a sus espaldas pero ella no se detuvo.

El sonido de la moto avanzando venía detrás suyo hasta que estuvo a su par, él continuaba llamándola pero ella simplemente fingía estar en cualquier otras cosa. Tuvo suficiente anoche con las preguntas que su hermano le hacía sin mencionar que no le contó lo que estuvo a punto de pasar, si, porque ni siquiera ella deseaba recordar eso.