51° Ella es la mujer...

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Akem

Me levanto poco a poco para no despertarla, mi pequeña ha tenido mucho estrés durante el embarazo y eso no es recomendable para su estado. Me encamino al baño para darme una ducha, me quito la ropa y abro la llave de la lluvia artificial; el agua cae por todo mi cuerpo liberando un poco de tensión. Estos cinco meses han sido una tortura, me apena que Arabella tenga que cargar con todo esto desde que estamos juntos, pero por otro lado sino estuviera con ella ya fuera partido de éste mundo hace tiempo.

Cojo gel de baño, lo froto por todo mi cuerpo, vuelvo hacer lo mismo pero en mi rostro. Siento unas manos acariciándome desde atrás; dejo que el agua quite el jabón de mi cara y al girarme me encuentro con la mirada oscura por el deseo de mi diosa. Ella me sonríe y se acerca más a mí, la observo de pies a cabeza, sus senos están más grande, su panza pareciera de siete meses de embarazo, sus caderas están más anchas haciéndola ver con más curvas de las que ya tenía. La agarro por el cuello recostandose de la pared; la beso con lujuria y ella gustosa lo corresponde. Abre su boca invitándome adentrar mi lengua en ella.

Se separa de mí y se arrodilla ante mis pies, mi dedo pulgar le da caricias en sus labios. Arabella lo mete a su boca y lo lame como si de una paleta se tratara; su mano agarra mi polla, comienza a estimularlo de arriba hacia abajo pero en ningún momento se ha perdido la conexión de nuestras miradas. Lo adentra en su boca y lo mete toda.

— ¡Joder! — jadeo.

Pasa su lengua por el glande, la polla la tengo dura; sus manos agarran mis glúteos para poder aferrarse más. La tomo por el pelo y la empujo más hacia mi miembro, un escalofrío recorre toda mi columna vertebral, con su boca tan habilidosa me elevo hasta el paraíso.

Siento una electricidad por todo mi cuerpo avisando que ya me voy a correr, sujeto la cabeza de Arabella y me follo su boca; salgo y entro rápidamente hasta que siento que mi esencia abandona mi cuerpo, ella se lo traga todo sin dejar ni una sola gota.

La levanto y la beso con morbo, la cojo por su perfecto y redondo trasero enrollando sus piernas en mi cadera. Mi mano se dirige a su coño, con dos dedos abro sus labios vaginales quedando empapado con sus fluidos, su piel se eriza por mi toque.

Cojo mi miembro, lo paso por su entrada una y otra vez. Se que para ella es una tortura no estar adentro.

— ¡Akem! — susurra mi nombre cerca de mi oreja.

— ¿Dime? — le muerdo un hombro.

— Follame, hazme tú mujer una vez más. — súplica.

De una sola embestida me adentro en ella haciendo que de su garganta salga un grito placentero. Gime descontroladamente, sus paredes internas me aprietan la polla. Acelero mis movimientos, sus uñas se clavan en mis hombros; mi pequeña cierra los ojos.

— ¡Mírame! — sentencio con voz ronca, ella inmediatamente lo hace — Quiero ver como te corres, quiero ver como te gusta que te folle, quiero apreciar esa mirada azulada llena de deseo. — voy diciendo sin dejar de arremeter en ella — Quiero que mis ojos aprecien tú belleza al ser follada por mí, quiero ver como súplicas más — gime — quiero saber que soy yo quien te lleva a las estrellas — la jalo por el pelo — porque tú eres mía Arabella, solamente mía.

Pareciera que mis palabras fueron estimulantes para ella, porque siento sus piernas temblar.

— ¡Oh por Dios! — se corre y su frente queda recargada en mi hombro.

— Dios no principessa, él no tiene que ver en esto. — la beso en el cuello — Soy tú demonio. — sonrío.

La bajo y ella se sostiene de la pared, la ducha quedó abierta todo éste tiempo cayendo sobre nosotros. Echo shampoo en mi mano y le comienzo hacer masaje en el cuero cabelludo, ella se voltea quedando su espalda pegada a mi torso.

— Nunca en mí vida me había sentido así. — dice de repente, me quedo callado para que continúe — Tan querida, valorada e idolatrada.

— Te trato como lo que eres pequeña. — la giro y cojo su mano con la mía para situarla en mi pecho — Aquí jamás nadie había entrado, pero tan solo con mirarte ese día en la calle la coraza que tenía se rompió a miles de trozos ¿Y sabes por qué? — niega con la cabeza — Porque eres única amor, todo hombre quedaría enganchado contigo pero soy yo quien se lleva ese privilegio de tener una mujer como tú, soy yo él que duerme contigo todas las noches, soy yo quien camina de tú mano, soy yo él hombre que te lleva a las estrellas y no como otros que prometen llevarte a ellas.

La cojo por la cintura y sus ojos se iluminan. — soy yo él hombre que te complace y no solamente en la cama, soy yo quien seria capaz de matar por ti, soy yo quien sería capaz de pelear con el mismísimo diablo solo por tenerte a mi lado, soy yo el padre de esos retoños que vienen en camino, soy yo el hombre que te ama con locura.

Mis sentimientos quedan expuestos hacia Arabella, ella es la única persona que puede destruirme y si lo hace no soy quien para arremeter contra ella; pero sé que eso no pasará porque juntos somos dinamita.

Ella es la mujer que tanto había esperado.

Ella es la mujer que pone mi mundo patas arriba.

Ella es la mujer que tiene la voluntad de destruirme.

Ella es la mujer que termina con mi cordura.

Ella es la mujer que es dueña de mi ser más que yo.

Ella es la mujer que tiene mi corazón en sus manos.

Ella es la mujer con quien hago el amor.

Ella es la mujer que tanto amo.

CENIZAS +18 [1] ✓ [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora