SEUNGKWAN

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Tolstoi Country Estate West Hampton, New York
...

Sentado en la ventana de la sala de estar, contemplé el nublado cielo oscuro. La luz del faro giraba perezosamente en la distancia señalando, donde estaba casa a los marineros. Giro, giro, giro, su ritmo hipnótico me relajó mientras bebía mi café.

Chan y Seokmin, mis servidores personales, entraron en el recinto, mi mirada captó el destello de sus movimientos en la luz de la luna. Ambos estaban vestidos de negro y eran tan silenciosos como la noche.

Me sentía seguro. Solo había estado aquí un par de días y ya me sentía en paz. La playa, el aire salado del mar, esta casa estilo colonial y lo más importante, lejos de mi jaula Bratva en Brooklyn. Tomando un sorbo de mi café, mi mano libre, subconscientemente, se alzó para pasar sobre el collar que siempre uso alrededor de mi cuello.

El collar de mi abuela, el collar que me había dado justo antes de morir hace unos años. Este delicado collar de oro había sido de mi abuelo. Era el escudo Tolstoi que le dieron cuando era un niño. Todos los Vor V Zakone los recibieron de sus padres, todos los Ladrones en Ley, me había dicho ella. Era una declaración de honor. Uno que le pasó a ella para mantenerlo cerca de su corazón cuando se iba por negocios. Pasé la yema del pulgar sobre el colgante y recordé a la mujer que había considerado mi mejor amiga, quien solo “me tuvo”. Abuela era la mayor romántica del mundo. Y había amado a mi abuelo con todo su corazón, solo para perderlo a una edad muy joven.

Nunca lo superó y encendió una vela todos los días en la iglesia en su honor. Lo único que le quedó de él era este collar. Un collar que me dio como símbolo de que, algún día, también iba a encontrar a mi verdadero amor. Había deseado eso para mí, amar a otro tan plenamente como ella lo había amado a él. Yo también quería eso desesperadamente. Oí que la puerta de atrás se abría, Chan y Seokmin entraron en la habitación, colocándose cada uno en ventanas opuestas. Puse los ojos en blanco.

—Seguramente nadie amenazante va a estar aquí en los Hamptons... en invierno. Es la razón por la que vinimos aquí. Prácticamente no hay nadie alrededor

Mi padre no había estado contento conmigo queriendo dejar Brooklyn por un tiempo. Con la nueva amenaza de los Georgianos, me quería cerca para protegerme.

Pero con la ayuda de mi madre, finalmente cedió.

Nuestro arreglo para mis vacaciones, nuestra casa de verano en los Hamptons. Estaba bien con el acuerdo.

Era lo suficientemente lejos de casa y lo suficientemente tranquilo para mí para, finalmente, relajarme. Ninguno de mis Byki escuchó mi queja acerca de su patrulla. Mi padre me había asegurado que tendría a mis guardias conmigo. Nunca supe mucho sobre los negocios Bratva, pero sabía que Seokmin e Chan estaban chequeando que no nos hubieran seguido. Entendí que estamos en alerta máxima. Entendí que era un gran objetivo para los georgianos. Por lo que pude suponer de los susurros de Seokmin e Chan, el jefe del clan Jakhua estaba loco. Y era de temer. Era una verdadera amenaza para nuestra posición en Brooklyn. Eso significaba que tenía que soportar su constante vigilancia.

Dejando a los chicos con su búsqueda por la casa, miré hacia fuera al agitado mar estrellarse contra nuestra playa privada, a la marea siempre persiguiendo la orilla, incapaz de permanecer lejos demasiado tiempo. Me hizo sentir poética. ¿Qué era lo que había en el sonido de las olas y la espuma del mar besando la durmiente arena que era tan calmante? Notando unos faros delanteros viajando por nuestro camino del campo privado, fruncí el ceño.

—Chan, Seokmin, alguien viene -grité. Mi corazón latía un poco más rápido, los nervios hinchaban mis venas un poco más de lo habitual.

Apoyé mi café en la mesa junto a mí. Nadie sabía que estábamos aquí. Papá no le había dicho a nadie por el bien de mi seguridad. Al menos que...

—¿Quién podría ser? -pregunté a Chan y me moví al centro de la habitación. Chan me hizo señas de permanecer a su lado y me empujó detrás de su espalda.

Miró a Seokmin.

—¿Recibiste una llamada telefónica de Mikhail o Knayz? ¿Estamos esperando a alguien?

Seokmin negó, mirando el monitor de televisión mientras el auto se detenía lentamente en la puerta de seguridad.

Tocaron el timbre y Seokmin contestó la llamada.

—–¿Sí? -contestó secamente.

—¿Seokmin o es ese Chan? Soy Wonwoo, ¿me puedes dejar entrar?

Fruncí el ceño mientras veía a Wonwoo apoyarse en la cámara, su rostro entrando a la vista.

Asentí hacia Seokmin y abrió la puerta eléctrica.

¿Por qué Wonwoo estaba conduciendo el mismo? Y más que eso.

¿Por qué había dejado a Mingyu en Brooklyn?

Caminé hacía la puerta principal. Envolviendo mí larga chaqueta de punto gris alrededor de mi camiseta rosa y pantalon negro, abrí la puerta justo cuando Wonwoo se adentró al porche.

Se veía pálido y preocupado, así que me aparté de la puerta.

¿TÚ ERES PARA MÍ ? - VERKWANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora