SEUNGKWAN ⚠️

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El cuerpo de Vernon se desplomó en el suelo a mi lado, y presioné una mano sobre mi frenético corazón, tratando de calmarlo. Cerré los ojos y respiré a través de la nariz. Había estado equivocado. Tan malditamente equivocado. Kostava no estaba muerto, estaba muy vivo.

Volví a pensar en esta mañana temprano. Recordé el momento que vi el cuerpo sin vida de Vernon en la pantalla de mi ordenador. Recordé el momento que mi corazón decidió controlar mi cabeza...

Cuando escuché la puerta delantera de la planta de abajo cerrarse, Dino y Seokmin saliendo para patrullar las tierras, moví nerviosamente las manos con el conocimiento que estaba solo yo en la casa. Únicamente Vernon y yo.

El estómago se me llenó de mariposas al ver su hermosa cara de nuevo. Comprobarlo cada mañana se había convertido en mi ritual diario.

Saltando de la cama, me aseguré que la puerta de la habitación estaba bloqueada y corrí a mi portátil. Vernon se había quedado dormido temprano la noche anterior antes que me fuera a la cama, después de mínimos movimientos todo el día. Pero sabía que estaba despierto ahora, justo en este minuto. Ya no estaba paseando por el suelo y gruñéndole a cualquiera que se acercara esta semana. En cambio, estaba sentado contra la pared, cabizbajo como de costumbre, su gran cuerpo temblando y sudando. Pero no se movió. Sus ojos verde jade estaban apagados cuando se quedaba mirando a la nada, con la atención fija en nada.

No sabía por qué, pero lo observé, lo contemplé allí tumbado como un animal abusado y roto. Mi pecho dolía y frotar la piel no podía calmarlo.

Siempre me había sentido como una especie de prisionero, mental y emocionalmente perdido en esta vida de la Bratva. Y mirando a Vernon Kostava, el hombre que fui condicionado a odiar, simplemente me rompía el corazón. Porque se veía como me sentía. Especialmente por la noche, me sentía roto y lleno de cicatrices en el interior. Él parecía roto y lleno de cicatrices en el exterior. Sentía una conexión con Kostava. Suponía que éramos almas gemelas.

Abriendo mi ordenador portátil, esperaba ver a Vernon en esa misma posición sentada, encadenado, con el cabello enmarañado y vestido solo con el pantalón de deporte negro que Mingyu había insistido que vistiera cuando estaba drogado esa primera noche.

Hice clic en el icono del escritorio, eligiendo la cámara del sótano y aguantando sin respirar mientras se conectaba. Cuando Vernon apareció a la vista, se me cayó el alma, no estaba sentado como esperaba. Estaba tumbado en el suelo, con el cuerpo espeluznantemente quieto.

Me incliné cerca queriendo que se moviese. Pero pasaron dos horas y ni siquiera se había encogido. Un profundo hoyo se había formado en el centro de mi estómago. Parecía... ¿Qué si...?

Tragué un grueso bulto en mi garganta y sentí un desconocido sentimiento vacío en mi corazón. Sabía que ha estado empeorando, su
comportamiento había cambiado dramáticamente los pasados días.
Pero era fuerte. Pensé que sobreviviría. Pensé que era otra fase de su recuperación. Había pasado por mucho las pasadas semanas.

Dejando mi portátil en la colcha, salté de la cama. Con las manos en las caderas, miré la puerta cerrada de la habitación y me obligué a hacer algo que juré que nunca haría.

Levanté la mano y toqué el collar que descansaba en mi pecho. Pensé en por qué mi padre había criticado el rescate de Vernon. En por qué Mingyu había tenido que traerlo todo el camino hasta aquí, los Hamptons, en vez de mantenerlo en una celda en Brooklyn. Pero no importaba lo mucho que traté de persuadirme lo que mi corazón estaba impulsándome a hacer, un par de ojos verde jade podían dominar mi mente, tomándola como rehén y con ello toda racionalidad. ¡Derr‟mo! ¡Esos ojos! La tristeza que contienen. La tortura, dolor y confusión brillando en sus profundidades, llamándome.

¿TÚ ERES PARA MÍ ? - VERKWANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora