Mentiras.

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Género: Angustia/Amistad.

Personajes: 2B, 9S, Pod042.

Advertencia: Fuertes Spoilers de Nier: Autómata.

Clasificación: Todos. (Video de la parte superior con contenido violento)

Palabras: 676.

2B cambió su atención de forma discreta ante el profundo suspiro a su espalda

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2B cambió su atención de forma discreta ante el profundo suspiro a su espalda. Su compañero, 9S, se había dejado caer en la yerba de forma más que pronunciada, quizá en un intento de llamar su atención, o solo para mostrar su aburrimiento por su actual tarea.

Sabía que debía reprenderlo por su inapropiada actitud en servicio. Como miembro de YoRHa, se esperaba que cumpliera con cualquier deber solicitado que acercara a su causa a la victoria final, sin embargo, debía admitir que tenía un poco de razón; reparar puntos de acceso por toda el área no era precisamente algo muy interesante.

—No deberías bajar la guardia así —comentó ella fingiendo indiferencia—. Nunca sabes cuando podrían atacar las máquinas.

9S se reincorporó, quedando sentado en el pasto, moviendo su cabeza en todas direcciones. El paisaje deshabitado sin ningún robot o animal cerca lo hizo hacer una mueca.

—Um, dudo que ocurra —respondió incrédulo—. En todo caso, sé que estaré a salvo a tu lado.

2B, la cual hasta ahora esperaba al lado del aparato que servía como teletransportador, se tensó por sus palabras. Había dado en un punto sensible. Se giró fingiendo prestar más atención a su Pod, que seguía trabajando. Agradeció por llevar puesto el escáner para que no se notara su malestar.

—Reparaciones completadas —anunció de repente el Pod042—. Todos los puntos de acceso se encuentran nuevamente operativos.

—Uf, parece que finalmente se ha terminado —expresó 9S contento, levantándose con facilidad—. Creo que nos hemos ganado un descanso. ¿No lo crees 2B? Podríamos volver al campamento de la resistencia para realizar nuestras tareas de mantenimiento.

Ella asintió, temiendo que su voz podría llegar a delatarla si comenzaba a hilar palabra.

Cuando llegaron al campamento, 9S se dispuso a entregar los datos a Anemona. 2B aprovechó el momento para separarse de su compañero y escabullirse en silencio hacia su habitación compartida. Apenas la puerta se cerró detrás de ella, se desplomó.

Su cuerpo mecánico se dobló enfrente de la sencilla mesa acomodada en una de las esquinas del cuarto, ambas manos apoyadas sobre la superficie de aluminio. Su respiración se volvió acelerada, al momento que apretaba el agarre sobre el objeto. Sintió dolor en sus palmas y sus ojos se cerraron con fuerza, muy a lo lejos podía oír la voz de su Pod desaconsejando su acción, pero no le importó. Quizá el sufrimiento físico podría inhibir al menos por unos segundos sus pensamientos tortuosos.

«En todo caso, sé que estaré a salvo a tu lado»

Ella abrió los ojos de golpe, el agua que servía de enfriamiento para su aparato motriz amenazaba con escurrirse como pequeñas lágrimas. ¿Por qué había tenido que decir eso? Ni siquiera podía imaginar lo equivocado que estaba. En cualquier lugar, no importaba en donde, estaría mucho más seguro que manteniéndose a su lado.

Porque ella, la mujer androide a quien le confiaba su seguridad, era su mayor amenaza. Le mentía a la cara y actuaba como su verdugo. No podía, ni quería recordar, la cantidad de veces que lo atacó a traición, la cantidad de ocasiones que le dedicó una dulce sonrisa antes de quitarle la vida, la cantidad de veces que lo vio caer a sus pies.

Eran tantas y cada vez más dolorosas...

—Ah, ¿puedo pasar?

Y ahí estaba. La tranquila voz de 9S resonó detrás de la puerta junto a tres leves golpes. Había tomado el curioso hábito de preguntar antes de entrar. Al aparecer era un acto recurrente del viejo mundo que involucraba decencia, valores y caballerosidad.

—Entra —dijo 2B soltando un suspiro y limpiándose rápidamente de la cara cualquier rastro de agua.

—Informe entregado —dijo 9S apareciendo con una sonrisa—. Anemona parecía satisfecha.

»¿Lista para el mantenimiento?

Ella vaciló por un instante, la expresión alegre e inocente de su compañero hizo que su convicción se esfumara. Asintió a duras penas, sin embargo, no sabía por cuánto tiempo podría seguir esa orden. Algún día no sería capaz de continuar sosteniendo tales mentiras al verlo a la cara.

Nier Autómata: El peso del mundo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora