¿También, ciega de amor? ~|Todoroki Shōuto y tu|~

Capítulo 20: Fragmentos Yugamani.

Narrador Yugamani Mai:

Año 1989.
Cabaña Yugamani.

Algunos dicen que el destino o la suerte no existen, que son solo palabras sin sentido a lo que algunas vez podrías hacer por tus propias acciones, ya que tú decides que es lo que pasara según lo que hagas.

Yo pienso que es mentira.

Desde que nací, recuerdo lo duro que fue cada parte de la familia, cada acontecimiento y cada fragmento de nuestra suerte que llegó al delirio de lo que llamamos vida. Y debido a ello, nuestro lema se convirtió..

Vivos para morir, y morimos por vivir. Eso es un Yugamani.

Yo no quiero que sea, ya no más.

Pero..

¿Que puedo hacer yo?

—¡Mai, es hora de tu entrenamiento! —La voz de mi padre se hizo presente desde mi habitación, provocando que saliera de miss pensamientos y fuera directo a él.

Eso era algo más.

Nuestra familia, para evitar nada acontecimiento del ataque de un villano y así uno muriera, entrenábamos duro, a tal grado que la compasión incluso no existía entre nosotros al momento de proporcionar nuestras propias luchas. Era algo escencial si queriamos seguir y no extinguir nuestro linaje. Sin embargo, al final, nada de eso funciona, nuestros entrenamientos constantes solo habían que nuestro familia fuera a lo que se podría llamar una familia disfuncional en su totalidad.

Nada de lo que hacíamos, funcionaba.

Era un total esfuerzo en vano, y aún así, seguíamos muriendo. Si laguna vez tengo la oportunidad de crear mi propia familia, no me rendiré en seguir con el linaje Yugamani pero, esa vez, y solo esa vez, será a mi manera.

Solo espero hacer lo correcto.

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Año 2002.

Cabaña Yugamani.

—¿Cómo planeas llamarla? —La voz de mi marido se hizo presente ante la habitación en que estaba.

—¿Cómo la llamaré? Esto... Mmm.. ¿Que tal, ______?, ¿No es lindo? —Una suave sonrisa se presentó sobre mis labios, mirando a mi pareja con algo de cansancio, después de todo era normal

—Creo que tienes razón. Y debido a esto, yo, tú lindo marido, doy este como el día de nuestra nueva vida juntos. Solo tú, yo, ______ y nadie más. —Fue lo que él dijo.

Yo le creí.. desde el fondo de mi corazón. Pero, al final, no pude estar más equivocada.

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Año 2005.

—¡¿Cómo se te ocurre?! Irte sin ni siquiera dejarla, ¡¿Que pasara una vez que ella crezca más?! —Ella me gritaba, mi hermana era así.

—¡Es mi hija, puedo hacer lo que quiera! ¡Agradece que avise antes de poder irnos, agobias a _____! ¡Todo el tiempo tiene miedo, le tiene miedo a ustedes, ¿Cuando pararan y se darán cuenta que solo es coincidencia?! ¡Mi hija no morirá! —Por más que dijera eso, aún las palabras que se nos implantó a los Yugamani seguían en mí.

No quería esto, no deseo esto, quiero darle un futuro próspero a la familia que cree. Quiero hacerme responsable sin importar el costo, incluso si debo sacrificarme, yo haré lo que sea. Solo no quiero dejar a ninguno atrás, tampoco quiero que ninguno muera, pero yo no sabía la palabra exacta para describir el futuro que me esperaba.