Capítulo 8: Silencio. |Parte dos|

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Narrador omnisciente:

—E-esto debe ser una broma.... —Musitó bajamente para sí ______.

La casa del pelirrojo estaba totalmente vacía y solo quienes las hospedaban por el momento, era ella y Kirishima. Al parecer sus padres habían salido y ni si quiera sabía si eso era suerte o no. Por un lado, el saber que sus padres no estaban aquí para hacerle un millón de preguntas a ella y el ojos rubí, la hacía sentir menos tensa. Pero, por el otro lado, compartir casa con un chico a solas era algo de otro nivel.

Las mejillas de la Yugamani se posaron totalmente rojizas y no era capaz de moverse del marco de la puerta. Sus piernas al igual que manos temblaban levemente mientras apretaba las tiras de su mochila donde tenia su poca ropa el cual logro conseguir hace tiempo con algo de dinero que adquirió.

—¿Yugamani? —Kirishima giro un poco su vista confuso para posarla sobre la peli_____. Al notar su nerviosismo y su rostro, se sonrojo un poco al entender el por qué estaba así. —L-lo siento, pero juro que no sabía que se irían. Ellos suelen viajar un poco, me sorprende que unos de sus viajes se hicieran ahora.... —Sonrió apenado mientras rascaba un poco su mejilla con unos de sus dedos.

—¿Es normal que nos toqué ésta suerte? Di-disculpa si puede ser incómodo. Pero dormire en el sofá para no incomodar. —La voz de la Yugamani sonaba demasiado rápida que apenas Eijiro lograba entenderla.

—Yugamani.

—Oh, y también podría limpiar tu casa y hacerte la comida y..

—Yugamani.

—Ci-cierto, ¿en que estoy pensando? No puedo por mí vista, lo máximo que puedo hacer es causarte gracia si me caigo de las escaleras o algo parecido. También esta el echo d-..

—¡Yugamani! —Eijiro la tomó con cuidado de los hombros para que se callará unos instantes, lo cual logró mientras Yugamani lo miraba aún con un semblante nervioso. —Primero, deja de hablar tan rápido. Sé que estas nerviosa, igual yo, pero no podemos hacer más nada a excepción de manejarlo. Y no pienso, dejar que te vayas y mucho menos hagas todas esas cosas. Yo no traje a una sirvienta, yo traje a una amiga. Segundo, no dormiras en el sofá, puedes dormir en mí habitación ya que la de mis padres esta vacía. —Soltó con cuidado los hombros de la chica, mirando a otro lado mientras soltaba un suspiro y el sonrojado en sus mejillas finalmente cesaba.

Eijiro acercó unas de sus manos a la muñeca de ______, comenzando a caminar para adentrarla a su vivienda. Las cosas seguramente se podrían un poco tensas entre ambos, pero de igual forma no dejaría que la chica se fuera. Además, debía comenzar a pensar en encontrar una explicación o al menos, las palabras correctas y así no se alteraran sus amigos de la U.A.

—Bueno, ya estamos. —Dijo Eijiro sentándola con cuidado en el sofá para luego mirarla y sonreír le. -Pondré algunas reglas con tu ayuda y así nos acoplaremos correctamente.

-(.....)-

Shōuto se encontraba cerca de su puerta para salir camino a clases. De todas formas, ayer casi no había dormido mucho que digamos. Los pensamientos los tenía revueltos debido a lo de Kririshima y Yugamani. No le agradaba mucho la idea, pero tampoco había otra opción por el momento ya que nadie se ofrecía a alojarla en alguna casa.

¿Y por qué no lo hizo él?

Era más que claro la posición familiar que tenía y sobretodo no quería que la chica se incomodará o temiese por su padre. Suspiró ante eso y maldijo en sus adentros mientras abría un poco la puerta de su habitación para salir y dirigirse a la sala encontrándose con algunos de sus compañeros de la U.A sin uniforme alguno, haciendo que se confundiera y los mirase confuso.

¿También, ciega de amor? ~|Todoroki Shōuto y tu|~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora