Planes de futuro

38 8 4
                                    

-¿Estás segura de que debes marcharte ahora, Klee? Puedes quedarte a dormir en casa y salir mañana. Será menos peligroso tras el amanecer. [comentó el peliazul, un tanto preocupado]

[Hacía unas horas que había anochecido y a los tres se le había pasado el tiempo volando. Las conversaciones que habían mantenido giraron especialmente alrededor de la infancia que compartieron, siendo de especial interés para Xingqiu toda la información que los hermanos le dieron sobre Alice. Al fin y al cabo, si Alice había escrito un libro, era imposible que el escritor no lo hubiera leído en algún momento. El joven de Liyue mostró una excelente memoria a la hora de comparar los datos de la >>Guía de viaje de Teyvat>> con la información que Albedo y Klee le brindaban. La adolescente no pudo parar de sonreír al ver cómo su madre era tan apreciada por Xingqiu y en más de una ocasión dijo que esperara que ambos se conocieran en un futuro]

[Pero, claro, tan interesante fue la charla que tardaron en advertir que ya se ponía oscuro el exterior. Si bien Klee era una magnífica luchadora, la idea de dejarla marchar sola no le parecía muy adecuada a Xingqiu. De ahí su insistencia en que se quedara. Albedo, por su parte, se mantenía callado. Quizás el alquimista sabía que tratar de convencer a Klee sería una pérdida de tiempo]

-¡No te preocupes, Xingqiu! No tardaré demasiado en llegar a la aldea Aguaclara. No estoy cansada. Además, si hubiera algún enemigo cerca, sabré defenderme. [respondió ella con total calma. Aquella chica era capaz de derrotar a casi cualquier bicho viviente con el mero uso de sus explosivos] Diona me está esperando porque quiere que almorcemos juntas mañana. [agregó con la mejor de sus sonrisas] Vamos a celebrar que su papá lleva un año sin beber alcohol.

-¿Así que el hecho de que Diluc hablara con Draff no fue tan mala idea? [preguntó Albedo con una ligera curiosidad]

-La verdad es que no. [la adolescente se puso una mano en la nuca] Diona y yo lo juzgamos mal. Si bien sigue siendo raro, supo convencer al papá de Diona para que dejara de beber. Si bien ha estado a punto de recaer, Diona ha logrado que siga sobrio desde entonces. ¡Todo va mucho mejor desde aquel día!

-"No se puede juzgar un libro por su portada". [citó Albedo, ante la mirada sorprendida de Xingqiu] ¿Qué sucede? Yo también conozco algunos dichos, Xingqiu. [le sonrió antes de volver a centrarse en Klee] Entonces, creo que no podemos hacer otra cosa que desearte un buen viaje. Espero que lo pases muy bien con Diona.

-¡Gracias, Albedo! [dijo ella, dándole un abrazo] Deseo que nos volvamos a ver pronto. Cuando vengáis a Mondstadt juntos, decídmelo, por favor. Entregaré el papel que firmamos antes en la sede, para dar testimonio de vuestra boda. ¡Dejadlo en mis manos! [la chica se separó y abrazó tras eso a Xingqiu] No os fallaré, Xingqiu, sois los mejores hermanos mayores del mundo.

-Y tú eres la mejor hermana pequeña que podríamos desear, Klee. [le devolvió el abrazo Xingqiu] Cuídate mucho.

[Y así, minutos después, los dos jóvenes recién casados observaban a la chica alejarse de allí en medio de la noche. Si bien no dudaban de su fortaleza ni valentía, no se atrevieron a cerrar la puerta principal hasta que desapareció de su vista. Para pesar de Xingqiu, ya se sentía un tanto vacío por la repentina ausencia de aquella caballera]

-Klee no va a tener problema, Xingqiu. Lleva desde niña en la Orden de los Caballeros de Favonius. Tiene unas magníficas habilidades de combate y llegará a la aldea sin problemas. [fue lo que dijo Albedo nada más ver a Xingqiu cerrar la puerta] No podrías haberla convencido de que se quedara en esta casa de ninguna forma. Ya había tomado una decisión.

-¿No tienes miedo aún así? ¿Miedo a que le pase algo? [preguntó el peliazul cuando sus miradas se cruzaron]

-Claro que lo tengo. Le tengo mucho aprecio y cariño. Pero que me preocupe ahora no va a solucionar nada. Si insistiera en protegerla excesivamente, acabaría rechazando mi ayuda en casos realmente necesarios. Prefiero esperar a que sea ella quien decida cuando mi presencia es útil o no para su seguridad personal.

Cristales en el FulgorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora