Cristales en el Fulgor

Un viaje accidentado

-Y con esto creo que está todo. [sentenció Xingqiu poniendo una segunda maleta dentro del carruaje]

[Había pasado una hora y media desde que Albedo informó de que iban a realizar un viaje juntos. Ambos habían conseguido reducir el equipaje al mínimo, puesto que todo lo que llevaran debían ponerlo en los mismos asientos y no era agradable compartir espacio con un exceso de maletas. Así que llevaban lo justo para tres días y ya luego en Inazuma adquirirían lo que les faltara. Según el alquimista, podían pasarse un mes de vacaciones, por lo que apreciarían bien aquella región]

-Me da pena por las margaritas. [suspiró Xingqiu cuando entró al transporte] No creo que sobrevivan en nuestra ausencia y eso que me aseguré de ponerlas en un jarrón. [el joven se acomodó en uno de los asientos. Habían acordado en silencio que se sentarían uno frente a otro, para que las maletas no ocuparan un lado al completo] Tampoco creo que sobrevivieran si vinieran con nosotros. [apoyó el libro que había traído para el camino en su regazo]

-La vida es un misterio. Puede que sobrevivan a pesar de nuestra ausencia. [el alquimista le dio unas breves instrucciones al cochero antes de adentrarse en el carruaje y continuar hablando] Y si no lo hicieran, al menos tuvieron una plena existencia y con significado. [comentó mientras se sentaba frente a su marido. Albedo se había decantado por llevar una carpeta con hojas en las que poder dibujar. Así podría plasmar lo que sus ojos vieran durante el trayecto] Cambiando de tema, admiro que hayas soportado caminar hasta el pueblo Mingyun sin empezar a leer la novela que traes.

-Ehehe. [Xingqiu rio mientras abría el libro. El carruaje había empezado a moverse, señal de que su viaje acababa de comenzar] No fue por falta de tentación, mi Príncipe. Simplemente tenía que llevar una de las maletas y necesitaba concentrarme en ello, no en la trama de un libro. Además, debe durarme hasta que lleguemos al Mar de Nubes. Cuanto antes comience a leerlo, antes acabará.

-Tienes razón. [asintió el alquimista] ¿Qué tema has elegido esta vez para entretenerte?

-Oh es una historia basada en otra. El autor de la novela original hizo ciertos cambios al final de relato que no fueron de mi agrado, por lo que he recurrido a otro escritor, que, si bien no es oficial, desarrolla la trama de mejor manera. Esta persona siempre crea versiones alternativas que me deleitan más.

-Parece interesante. [admitió Albedo]

-Lo es. [fue lo último que comentó Xingqiu antes de sumergirse en las páginas de su libro]

[Durante las siguientes tres horas, la pareja permaneció en silencio. Xingqiu leía con entusiasmo mientras que Albedo se dedicaba a retratar a su marido leyendo el libro. El viaje estaba siendo agradable y no parecía que fueran a tener problemas para llegar ese mismo día al Mar de Nubes. No obstante, cuando estaban a punto de llegar a la llanura Guili, comenzaron los problemas]

-Ha sucedido algo. [Albedo fue el primero en preguntar al oír al caballo emitir un sonido y hacer que el carruaje frenara en seco. El alquimista cerró la carpeta]

-Maldición, he doblado una página. [se quejó Xingqiu] ¿Crees que deberíamos echar un vistazo?

-Iré yo, no te preocupes. [lo tranquilizó Albedo mientras abría la puerta]

[Nada más poner un pie fuera, el alquimista comprendió por qué el caballo estaba asustado. Un Mago del Abismo Pyro estaba flotando pocos metros más delante de su posición. El animal trataba de escapar como fuera de las llamas que se formaban en la hierba cerca de sus cascos y el cochero hacía todo lo posible por controlarlo]

-Hay un enemigo un poco más adelante. [Albedo se asomó al interior del carruaje para explicarle lo que sucedía a Xingqiu. El peliazul se había dado por vencido a la hora de recolocar la página doblada y tenía el libro apoyado en el regazo] Un mago del Abismo Pyro. No para de asustar al caballo y no nos deja avanzar.