Cristales en el Fulgor

Una compañera explosiva

[Xingqiu se despertó cuando empezó a notar la cama fría. Si bien apenas iluminaba el sol, el hecho de no tener a Albedo a su lado había sido suficiente como para abrir los ojos de par en par. Se recriminó no haber podido despedirse de él. La noche anterior habían tenido una conversación desagradable, pero aquello no era motivo suficiente como para no desearle lo mejor en sus días de trabajo]

-Siento que me comporté como un estúpido. [dijo mientras se daba una palmada en las mejillas con ambas manos] Albedo no tenía una mala intención. Solamente le cuesta comprender ciertas cosas de mí. En lugar de molestarme, debería explicarle mejor cómo me siento.

[Con un nudo en el estómago, logró levantarse de la cama. Se lavó la cara sin apenas entusiasmo y marchó hacia la cocina, listo para prepararse una tasa de té. Desganado, buscó una taza de té. No pudo evitar sorprenderse cuando vio una nota fijada en ella]

-"Espero que hayas dormido bien en mi ausencia. Nos vemos en unos días." [leyó Xingqiu la nota. Al darle la vuelta al papel, descubrió más palabras en el reverso] "Te quiero" [no pudo evitar sonreír al ver aquello último. Era obvio que Albedo lo había añadido a última hora. No era común que él dijera aquello con palabras, ni mucho menos lo dejara por escrito. Por tanto, fue un detalle que agradeció profundamente] Y yo a ti, mi Príncipe. Espero que este tiempo se pase en un suspiro.

[Ya más animado, Xingqiu se sentó para tomar el té. Aprovechó a saborear la bebida mientras leía el libro que Albedo le había traído de Mondstadt. Le gustaba aquella edición limitada. Sin duda la bibliotecaria que había elegido aquel tomo tenía buen gusto o eso pensaba Xingqiu mientras pasaba una página tras otra. Estaba tan inmerso en la trama que no oyó cómo alguien tocaba a la puerta. Solo tras la octava vez, salió de su ensimismamiento]

-Qué raro. [dijo Xingqiu mientras dejaba el libro en la mesa] No esperaba que nadie viniera a consultarme nada hoy. ¿Quizás hay algún negocio pendiente? [se dijo para sí mientras caminaba hacia la puerta. En parte deseaba que fuera alguien conocido como Sheng, su fiel servidor, o incluso Chongyun. Claro que ninguno de ellos dos sabía el paradero del peliazul en aquellos momentos] Buenos días... ¿Necesita algo?

[Nada más abrir la puerta, Xingqiu se encontró con una adolescente de pelo rubio trenzado y vestido rojo. La chica estaba mirándolo con suspicacia y no respondió inmediatamente a su pregunta. Ni siquiera correspondió el saludo en un principio]

-¿Eres Xingqiu? [fue lo primero que salió de aquellos labios. Al joven no se le escapó cómo lo estaba mirando de arriba abajo, casi como si estuviera analizándolo. Le sorprendió que lo tuteara pues jamás se habían visto antes]

-Sí, lo soy. [se cruzó de brazos. Aquello estaba siendo muy raro] ¿Sucede algo?

-Soy la Caballera Chispeante de los Caballeros de Favonius. [dijo ella mientras descaradamente miraba hacia el interior de la casa. Hizo un puchero cuando no encontró lo que fuera que estaba buscando] Albedo no está, ¿verdad?

[Xingqiu guardó silencio. ¿Cómo aquella chica sabía que Albedo solía estar allí? Era caballera. Quizás se trataba de un asunto oficial. Podría haber sido un aviso para devolver el libro a la biblioteca de Mondstadt. No obstante, por una corazonada, el escritor repasó mentalmente las conversaciones que había tenido previamente con su prometido, intentando darle sentido a lo que estaba sucediendo. Una idea le vino a la mente. Merecía la pena probar su teoría]

-Klee... [dijo Xingqiu suavemente. Al ver que los ojos de la adolescente lo miraban fijamente, supo que había dado en el clavo. Aquella debía ser la hermana pequeña de Albedo. La chica de las bombas] Albedo no se encuentra aquí en estos momentos. Esta mañana se marchó para Espinadragón y va a permanecer unos días allí.