Capítulo 16 "¿Por qué te controlas?"

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Su apoyo incondicional llenó mi alma con un bálsamo de alegrías. Mi piel palpitaba cuando sus manos se adhieren a  mis nudillos para sostenerme desde la base y después, como si de un pedestal se tratara, protegerme de mis propios miedos que son, en sí, una maldita plaga. Lisa estaba demostrando todo el valor que tenía para ella. El cariño que estaba albergando para mí en su trémula alma. Yo sería egoísta en este juego, me la llevaría con un sólo propósito: el de hacerla una noche para que pudiera brillar con mi oscuridad y así iluminar el Alba, ahí, dónde mis frases son descabelladas.

En mi caso era una odiosa tradición, y digo odiosa porque es amiga de la soledad, el hecho de alejarme de todo aquello que representara un amarre para mis sentidos y emociones. Depender de una persona es lo mismo que entregarte al enemigo y dejarle tus espadas. No habría peor guerra que aquella en la que necesitas refuerzo y por mi parte no sólo abordaria todo eso, sino también un cúmulo de lástima zambullidas en el Cádiz de mis deseos y egoístas anhelos de vivir en el mismo y solitario desierto. 

La cena fue sin duda una velada que quizo decorar mi maldito dolor con unas lágrimas en las velas, con la búsqueda de apagarlas, con el anhelo de la hiedra entenderla. Pero Lisa dió su tacto de abrigo y quitó la escarcha en la pared. Sostuvo un suspiro en sus mejillas y tatuó el rojizo en sus ojos. No había duda. Ella estaba descendiendo más deliberadamente y las consecuencias la harían ver como una sumisa de lo que sentimos.

-Hace unos minutos en el comedor me llamaste…- pregunté cuando salí del baño de su habitación luego de ponerme el pijama de ositos. Lisa, desde el humbral de la puerta del amarillo cascarón de paredes dejaba que el viaje de sus pupilas delatara el hecho de que me veía chistosa y adorable con mi atuendo. Rodé los ojos cuando llevó una mano a su boca para amortiguar la risa.

-¿Nini?.- preguntó alzando una ceja y cerrando la puerta tras sí. Siquiera entiendo para que quiere privacidad de la oscuridad y el silencio. De todos modos nuestra almas sino tienen a nadie entonces desconocen de sonidos, emociones, desconocen de luces y colores.

-Si ese… - Mordí mi labio y ella negó divertida. Perdí mis ojos en toda aquella ropa que que estaba tirada en el suelo ya que creía tener escondida en un rincón. En el espejo de la cómoda Vi una similitud abrumal. Una única persona en diferentes hogares pero que supieron ajustarlo a lo exacto. Es el mismo olor, el amarillo en las paredes. Los papeles de estudio en el vacío. Lisa no estaba pérdida, se había encontrado a sí misma en otra vida.

-¿No te gusta?.-preguntó cruzandose de brazos. Había una distancia de tres metros entre ambas. Tres minutos para tocarla y tres segundo para que su belleza se haga mía por medio del encuentro entre labios humanos. Ese pensamiento de algún modo llegó a mi mente. Sacudí mi cabeza. Yo no estaba loca y era cierto, sólo estaba sintiendo cosas por la chica del flequillo y era normal. A todo Sol le corresponde un horizonte como lecho y una Luna para prolongar el sueño.

-La verdad me encanta pero ¿De donde lo sacaste?.

-Ahhh eso - Llevó un dedo a su mentón y caminó hacía un mini escritorio donde tenía varias de las libretas y libros de estudio y que necesitaba en el Instituto.- No lo sé sabes… Supongo que es un diminutivo de tu nombre.- Comentó rozando con sus largos dedos la superficie de la mesa. La miraba y no se detenía en mí. Mis ojos gritaban por su ausencia y mi aire por la falta de su dióxido al alejarse.

-supongo.- En enconjí de hombros dejando mi antigua ropa sobre la esquina de su gran cama.

-Cuando era niña…- Susurró y terminé lo que hacia para alzar mi cabeza hacía ella y escucharla- Soñaba con una voz ¿sabes?.

-¿Una voz?.-pregunté sobresaltado. ¿Será que Lisa recuerda su antigua vida?. Porque No cabe dudas de que esa voz tengo que ser yo obviamente, en un tiempo que no me corresponde pero que hacía estragos.

ANSÍO VIVIR || JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora