Capítulo 18 "La he perdido"

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Capítulo super importante. Comencemos.

De alguna manera acabé en los únicos brazos que me podrían transportar a otros. Este era un nuevo viaje para mí. Créame que ya me había acostumbrado a esta luz infinita luego de la oscuridad. Y mi cuerpo reaccionaba a ello. Sabía que ya no se trataba de un simple sueño sino que esta vez estaba cien por ciento seguro de que era la protagonistas de un viaje en el tiempo, para así enamorarme de quien se supone sea mi alma gemela y que quedó atrapada en este tiempo y que por obvias razones quiero, necesito saber que fue lo que sucedió para que Ahora Lisa pueda besarme, para que tenga la oportunidad de amarme en tiempo en que nací.

Hace algunos segundos este despiadado viaje en el tiempo me había dejado en una de las escenas más terroríficas de mi vida. Quería llorar de alguna manera ya que el cielo gris se prestaba a ello. Mi alma desolada pidió a gritos una explicación coherente. Sin embargo nadie podía verme. Siquiera el Ángel Castaño que me llama con sus lágrimas puede. Quería brindar un poco De mi calidez pero era imposible si de la nada el mismo monte sobre nosotros llora a cántaros sobre las sombrillas, sombrillas que se tiñen de rojo cual sangre que imagino que se desliza. El pasto que sirve de hogar a un nuevo cuerpo para su relleno. ¿Porque diablos nos vestimos de negro cuando vamos al cielo?. Si el mismos es pureza y gratitud, nosotros mismos Talvez nos sentenciamos y elegimos vivir luego de todo con el diablo.

-Hoy estamos aquí para despedir a una de las personas más incondicionales y que a su corta edad trajeron al mundo un rato de luz- La voz del hombre frente al cemento retumba. Los árboles viven los estragos de un viento invernal. Muchas lágrimas tejen sus propios ríos desde cada rostro y desembocan sobre el cuerpo que yace donde todo es oro. Que tristeza más seria me regala la sombra, que me castiga desde el suelo que es lo único que mi cuerpo ahora toca. Y las aves cantan Una dulce melodía de despedida para servirle a los presentes un poco de melancolía.

- Una hija, una sobrina, una nieta y sobre todo una gran amiga.- El padre no sabe que Dice y no conoce lo que espera. Yo doy unos pasos bajo la lluvia pasajera. A mi lado solo hay cemento que midió la caducidad, le puso fecha a las almas que no supieron quedarse en esta vida un poco más. Un año nuevo se viste de noche y entre oscuridad bordea una luz, de aquellos muertos vivientes que suben al Edén. No tuve tiempo en esta vida para poderme despedir y no quiero sollozar pero mi cuerpo sabe que muy poco podré seguir aquì.

- Personas como ella merecen un lugar allá con nuestro señor.- El hombre baja la cabeza y cierra la Biblia. Mis ojos viajan hacia ella y un rostro que no contiene la caída. No quiero romperme en dos pero los brazos de su hermana la envuelven y quisiera ser yo quien la arrope siempre. Siquiera las gafas negras impiden que la tristeza se vaya, un rostro que se rompe como lo hace quien calla. Y la ropa oscura que revela un corazón que se parte y que abandona su alma de dulces cadencias. Ahora todos rezan y lloran junto a la lluvia y los brazos humeantes  levantan la niebla para hacerla parte. -Hoy estamos aquí para despedir a Roseanne Park Kim.

"Roseanne Park Kim.  11 de  febrero de 1960 - 20 de enero del 1978. Más que una amiga, una hermana."

Contego un alarido y soyozo discreto luego de apreciar la lápida bajo mis pies, un minuto de silencio por la dulce rubia. Una realidad que se revela entre mis añoranzas, Rosé vive en mi tiempo porque este se la llevó a rastras. Y ahí la pura verdad de esta historia en el instante en que mis ojos lentamente detallan a mi castaña, la misma chica que en mi tiempo me trae embobada, nunca Lo vi tan claro como en este segundo en que sus ojos dibujan melancolía donde una lápida que se carga a su amiga en suelo parte.

Lisa también morirá. La Lisa del 1978 morirá para así nacer un año después. 

Lo peor de esta aclaración es que Jennie kim. Sí. La misma chica que solo puede hablarle y a quién puede ver gracias a un espejo no podrá hacer nada, no puedo cambiar una pizca porque Lisa va a nacer un año después sí o sí. Y ahora es cuando mi labio tiembla mientras la veo llorar en los brazos de su hermana. Si hago algo por salvarle entonces nunca podré amarle, nunca más podré besarle porque entonces la Lisa rubia no habrá nacido y esta tendrá más de treinta años.

ANSÍO VIVIR || JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora