Capitulo 2

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Alberto no le había creído a Giulia nada de lo que le había dicho a su padre, las amigas de su hermana sabían perfectamente que para que la dejaran salir debían de avisar con tiempo, no podían solo esperar que ella salieran así sin más, nunca había sido así y Giulia también sabía las reglas.

Apenas habían pasado unos diez minutos desde que la pelirroja se había ido y él ya había decidido que iría a buscarla, era el hermano mayor, debía cerciorarse de que estuviera bien y averiguar por qué les había mentido. Le dijo a su padre que se fuera a dormir que él esperaría su hermana hasta que llegara, Don Massimo ya estaba muy cansado y como pescador debía levantarse muy temprano para comenzar a trabajar, así que acepto y se fue a su cuarto.

Apenas el Sr. Marcovaldo se acostó Alberto salió de la casa.

Alberto había tenido una vida complicada, su padre biológico lo había abandonado a su suerte cuando aún era un pequeño de once años, fueron casi tres años donde tuvo que arreglárselas solo en un pueblo que no conocía, tiempos en los que no se podía explicar como no murió de hambre, hasta que un día de suerte se encontró con la familia Marcovaldo que sin pedir nada y de la manera más natural lo dejaron entrar a su hogar, donde por fin encontró el amor que tanto necesitaba.

Sabía por experiencia propia que había mucha gente mala en el mundo y por ello se había prometido que haría lo que fuera para mantener a su familia a salvo, por lo que se había vuelto un poco bastante sobreprotector con su hermanita que aunque solo era menor que él por un año la veía como una niña indefensa. Una niña indefensa que podía romperte un brazo si la molestabas demasiado.

Pasaban de las diez de la noche y no podía encontrar a su hermana, ya la había buscado en la playa donde se supone debería de haber estado, en casa de algunas amigas pero nada, no aparecía y no podía regresar a casa sin ella, ¿Dónde iría que no quisiese que supieran? Seguramente a ningún lugar bueno.


Pasadas las once Alberto llego al antro, se había topado a dos chicas que al preguntar por Guilla le dijeron que la vieron por esa zona, con un chico, al menos ya sabía que en efecto si les hubiera dicho a donde iba no le hubieran dado permiso de salir. Ya se sentía padre sobreprotector pensando que de seguro ese lugar era todo lo que las señoras del pueblo decían, que vendían drogas y la gente iba en busca de sexo.

Pero no solo su hermana lo escucharía, también el tipo que se había atrevido a invitarla a un lugar así, ¿qué se creía? Sentía que le hervía la sangre. Le diría que ella era una dama, una señorita de casa, una persona decente. Le haría saber que Giulia tenía un hermano que la defendería de todo y de todos.

El lugar era bastante ruidoso y por más que caminaba por las mesas no podía verla en ningún lado y eso solo lo hacía preocuparse y enojarse más.

Se dirigió a la barra, talvez alguien ahí podría decirle si la había visto.

-Alberto Scorfano- Pudo distinguir una voz dirigiéndose a él entre tanto bullicio.

-¿Disculpa?- Al voltear Alberto vio a un chico castaño recargado en la barra que lo miraba -¿Luca?-

Alberto y Luca se conocían hace años y eran buenos amigos aunque no tan cercanos, principalmente porque Luca trabajaba para los Visconti, la familia adinerada del pueblo y era amigo del hijo mayor, Ercole Visconti, un tipo que por muchos años se divirtió molestándolos a su hermana y a él solo por diversión.

-¿Estás buscando a tu hermana?- Le preguntó Luca.

-¿Eh?, ¡SI! ¿Sabes dónde está?-

-Estuvo aquí un rato, pero ya la lleve a su casa, no tienes que preocuparte-

-Estaba aquí ¿contigo?- Estaba confundido, se imaginaba que Guilla podría querer ir a un lugar así pero Luca no parecía de los que andaban en antros y qué era eso de que estaban juntos.

-Es una historia complicada, pero no te asustes no es nada malo, si gustas podemos tomarnos algo y te cuento- Dijo mientras le dirigía una mirada coqueta.

-Gracias, pero creo que iré a casa, le dije a mi padre que esperaría a Giulia-

-Pero ella ya está en casa y te aseguro que esta bien, vamos solo será un trago, quiero explicarte, no quiero que pienses mal de mí-

¿Tomar? Alberto no era de los que tomaban, realmente el alcohol no era muy lo suyo y tampoco salir de casa sin avisar, pero le intrigaba saber que hacia Luca en un lugar así y con su hermana, así que aceptó.


Pasado un rato desde que los dos chicos habían empezado a platicar Alberto estaba claramente tomado, no al punto de llorar o vomitarse, realmente no había bebido más que un par de tragos pero su cuerpo no aguantaba bien el alcohol y sin duda estaba mareado. Luca, por otro lado, había bebido igual que él y estaba fresco como lechuga.

-¿Sabes? Aunque digas que no fue con mala intención, yo no confió en tu amigo Guido, seguramente quería burlarse de ambos-

Alberto podía sentir la mirada de Luca fija en él desde que se sentaron y aunque quisiera ocultarlo eso lo ponía tenso. Todo ese tiempo mantuvo sus ojos en su trago, no se atrevía a levantar el rostro porque cada vez que lo había intentado sus miradas se cruzaban y eso se sentía demasiado para él.

-Guido es un buen chico, solo está obsesionado con que salga con alguien y aunque te aseguro que no tenía malas intenciones igualmente hablare con él, no quiero que algo como esto se vuelva a repetir-

-No sabía que a Giulia le gustaras- Hablaba Alberto mientras seguía bebiendo -ella nunca me cuenta sus cosas, dice que no soy de fiar ¿puedes creerlo?-

-Alberto, ¿te puedo hacer una pregunta personal?-

-Claro ¿Qué pasa?-

-¿Tú eres gay?-

El moreno casi se ahoga con su trago al escucharlo, qué clase de pregunta era esa cuando habían estado hablando de su hermana, de dónde había salido el tema. ¿Qué debía responder? ¿Era obvio? Es decir, que supiera que era gay no debería ser problema después de todo Luca era abiertamente bisexual y no lo juzgaría. La preocupación aquí no era esa.

Alberto siempre había creído que Luca era bastante guapo, desde la primera vez que lo vio le llamo la atención pero no creía que él estuviera interesado en los hombres y mentiría si dijera que no se ilusiono cuando se enteró que Luca era bisexual. Aun así no creía poder ser correspondido algún día.

Él nunca le había dicho a Luca que era gay porque sentía que si lo hacía en cualquier momento este podría notar que le gustaba y ante el temor de ser rechazado prefería no hablar, pero ahora que se lo había preguntado directamente no podría evitar el tema.

-Por... ¿Por qué esa pregunta?- se escuchaba claramente nervioso.

-Solo quiero saber un poco más de ti-

Mil cosas pasaban por su mente, quizás Luca se sintió incomodo con él y quería poner límites, decirle como a su hermana que no le gustaba y que no insistiera.

Tomó valor para hablar, después de todo sería mejor ser sincero de una vez.

-Yo... lo soy- se estaba preparando para lo peor -¿Tienes algún problema con eso?-

Luca soltó una pequeña risilla y negó con la cabeza –Para nada-

Alberto sintió como de pronto un pie levantando ligeramente su pantalón y de una forma un tanto sugerente se frotaba contra su pierna. De pronto sintió como toda la sangre se le iba a la cabeza, debía estar rojo o incluso morado, no entendía que era lo que estaba sucediendo.

-¿Lu...Luca?- apenas podía hablar.

El mencionado solo le dirigió una mirada tierna -Eres tan tierno a veces ¿sabes?... por eso me gustas-


Continuara...

💗 DULCE TRAMPA 💗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora