Quería darle un buen regalo a mi madre. Veía de casa en cada. De chalé en chalé para ella. Se que no le gusta las mansiones, a si que. Me quedé con una finalmente. Y se la compré. Se lo merecía. Siendo rica no quería que mi madre viviera en una simple casa. Estábamos Nathan y yo con mi madre. Tapabamos sus ojos para que no viera aún la sorpresa. Cuando llegamos en casa en coche. Le destape los ojos señalando su futura casa. Mi madre no se lo creía. Tapaba su boca con las dos manos. Miraba a mi y aquella casa a la vez. La obligué a que se bajara. Cuando bajábamos andábamos hacia su chalé. Le di las llaves de su nueva casa mirándola.
-Te mereces esto y más.-Dije con felicidad, mostrando mis dientes con una sonrisa.-
-Tu te mereces todo hija mía.-Se abalanzó a mí abrazandome con fuerza.- No sabes lo feliz que estoy, de verás.- -Hm.-Me quedaba escuchando sus palabras, sin parar de sonreír.- Le enseñaba toda la casa junto a Nathan. Y le encantó. Más le iba a encantar lo qué le tenía en la piscina. Nathan nos dijo que nos esperábamos a dentro. El iba arreglar una cosa. Mi madre tocaba las encimeras de la cocina. Ella estaba alucinando. -Es muy bonita, pero es muy grande para mi.-Decía ella.- -Mamá, pienso que es perfecta para ti.- -Tu si que eres perfecta.-Se giró mirándome con una sonrisa. Andaba hacia a mi. Estaba enfrenté mía tocando mi pelo.- Soy una nueva persona desde que puedo andar.-Su voz se estaba quebrando, hablando cada vez más bajo.- Pensaba que solo iba ser un estorbo para ti, siendo una paralítica.-Llenaba sus ojos de lágrimas, sin parar de tocar mi pelo.- -Nunca has sido un estorbo madre, nunca.-Dije con seguridad, queriendo hacerla sentirla mejor.- -Te quiero muchísimo.-Volvía abrazarme, con temblor en su voz.- -Yo también te quiero mamá.-Le volvía abrazar, poniendo una mano en su espalda.- -Gracias por a ver nacido.-Decía separándose un poco de mí.- En serio.- -Mamá..-Sentía emoción en mi, sacudía la cabeza sonriendo un poco.-Me vas hacer llorar.- -Solo digo la verdad, y quiero decirte que..-Decía aunque se oyó la voz de Nathan.- -¡Ya podéis venid!.-Gritaba Nathan.- Salimos a fuera dónde el jardín. Donde la piscina. Le señale la piscina, lo que había dentro. Mi madre se acercaba un poco mirando fijamente. Se sorprendió dando un pequeño saltó. No paraba de señalar la piscina. Parecía como si tuviera diez año. -Tiene puesto mi nombre.-Decía mi madre con felicidad.- -Sabia que le iba a gustar.-Dije, mirando a Nathan asintiendo.- -Pero no hacía falta, cariño esto era un capricho.-Decía mi madre.- -Te lo mereces mamá.-Miraba a mi madre, asintiendo.- -No tengo palabras, la verdad.-Decía ella.- -Hm.-Dije echando una risa leve.- Venderás la casa, ¿no?.- -La casa..-Se quedaba mirando hacia la nada.- No lo sé.- -Mamá, tienes que hacerlo.- -¿Y como pagaré esta?.- -Ya esta pagada, te la he pagado para que sea tuya, sólo tendrás qué pagar alguno recibos de lo típico.- -Pero esa casa, ya sabes tu hija.-Subió su mirada a mi.- -Hm.-Eche un suspiró, miré a Nathan.-¿Me dejas hablar con mi madre, unos minutos?.- -No hay problema.- Cuando Nathan se fue fuera de la casa. Nos quedamos las dos en el jardín. -Mamá, se qué esa casa tiene muchos recuerdos, cuando papá vivía pero el murió, y tu te mereces vivir tu vida.-
-Lo sé cariño, pero esa casa es mi vida, ahí es donde me quede embarazada, de ti, dónde vivía con tu padre, dónde..- -Lo sé.-Dije cortándole lo que hablaba.- Tienes una nueva vida ahora, ahora andas, tienes esta casa y.. ¿Quien sabe si te puedes enamorar de otra persona? O de ti incluso.-Dije, con un poco de gracia, alzando una ceja.- -Tendré que pensarlo, pero puede que la venda.-Dijo ella, no muy segura.- -De acuerdo.- Eché un suspiró.- Tengo que irme mamá, quiere hablar conmigo un director de una marca de perfume, para que haga un anuncio.- -Que solicitada.-Decía mi madre, echando una risa.- -No creas.-Negaba lentamente, riendo.- Te ayudaremos yo y Nathan la mudanza.-Andaba por el jardín.- -Charlotte.-Alzaba su voz.- -Hm.-Me giraba quedándome quieta, la miré.- ¿Que pasa mamá?.- -¿Cuando comenzará tu nueva vida?.- -Esta.. esta es mi nueva vida.- -Digo de verdad, querrás casarte y tener hijos, ¿no?.- -Aún soy joven.-Dije, causandome gracia a lo que digo.- -Solo digo qué.. regreses pronto a Chicago, o te situes en alguna parte del mundo, a quién quieras de verdad.- -Si, hablando de eso, esa persona..- -Lo sé.-Dijo de repente.- Serás mejor que no desperdicies tu tiempo.- -No lo haré.-Dije con un nudo en la garganta.- ***** El director del anunció que quería me ofreció una gran cantidad de dinero. Pero por ahora me lo tenía que pensar. Pensé en mi madre. Ganaba dinero. Y no lo disfrutaba. Solo estaba modelando todo el día. Quise salí del restaurante dónde estaba reunida con aquel hombre. Tocaba mi cabeza con un dolor de cabeza. Le pedí a Nathan qué me llevará al hotel. Hoy quería dormir allí. Nathan se fue al fin. Pensaba pasar toda la semana en el hotel. No quería dormir más con él. Las palabras de mi madre. Me había echo pensar mucho. Y tanto pensar.
Me apetecio beber. Bajé al restaurante del hotel. Me senté en el taburete de la barra. Y me pedí un par de chupitos. Me iba a ir a dormir ya. Tenía qué hacerle la mudanza a mi madre. Andaba hacia la puerta de mi habitación. Alguien estaba apoyado en ella. ¿T-Tyler?. Me quede mirándole al ponerme en frente suya. -¿Que haces en mi puerta?.-Pregunté.- -La puerta de el hotel.- -¿Qué?.- -No es tu puerta, es la puerta del hotel.- -Hm.-Me quedaba extrañada a sus contestaciones, sacudía mi cabeza.-¿Que haces aquí?.- -No sé, saber de tu día, si Nathan me odia, cosas típicas.- -¿Por que?.-Andaba hacia a él, esperando que se quitará.- ¿Por qué te iba a odiar?.- -El resto que no lo pasas con él, lo pasas conmigo.-Se quedaba quieto, sin moverse.- -Por qué trabajamos juntos, es normal.-Intentaba abrir el pomo, pegada a su cuerpo.- -Muy juntos, trabajamos.-Decía, con el doble sentido.- -No puedo, no puedo abrir la puta puerta.-Decía intentando abrir la puerta, al abrirla. Tyler daba unos paso atrás. Al a ver estado pegada a su cuerpo y notar espacio. Me iba a caer. En ese momento me agarró de la cintura.- Tenía sus manos apretando mi cintura para no caerme. Estaba sintiéndome cansada. Entre cerraba mis ojos.
Me cogía en brazos entrando en la habitación. Rodaba su cuello con mis brazos apoyándome en su pecho.
Él andaba para tumbarme en mi cama. Se quedó parado. Subió su mano a boca. Acariciaba con sus dedos mis labios.
Entre abría y cerraba mis ojos intentando mirarle. Quitó su mano para tumbarme finalmente. Se sentó en el filo de la cama.
Movía un poco mi cabeza de lado a lado. El quitaba mi pelo de la cara. Me sentía mejor. -¿Que has hecho hoy?.-Preguntó él.-
-Le compré una casa a mi madre.-Hablaba con cansancio en la voz.- -Seguro que le gustó.- -Le gusto mucho.-Asentía como podía, entre cerrando mis ojos.- ¿Y tú que hiciste?.- -Nada especial, solo ofertas de anunció, pero los rechace.- -Si crees qué es lo mejor para..-Intentaba terminar la frase. Me daba la vuelta cerrando mis ojos. El sueño me podía.- -Te ech-..-Decía notando su mano en mi pelo.- Lo último que escuché fue eso. Y lo que recordé cuando me desperté.
Salía de la habitación andando por recepción. Tyler estaba hablando con un botones. Me quede quieta mirándole. Esperando que me mirará. Se giró de repente. Me saludo con la mano. Venía hacia a mí.
-¿A donde vas?.-Preguntó.- -Hacer la mudanza a mi madre.-Miraba a otro lado, carraspeando la garganta.- Supongo que tu harás otras cosas.- -Tenia otras cosas, aunque sinceramente he pasado.- -¿Vas a quedarte entonces todo el día aquí?.- -Si, no tengo otra cosa que hacer.- -Puedes venir conmigo si quieres.-Volvía a mirarle.- Mi madre le caíste bien.- -Y a mi, tanto que me quiero casar con ella.- -¿Vas hacer mi padrastro?.-Dije haciéndome la sorprendida, le daba un golpe en su hombro.- -Quien sabe ¿no? Es más inteligente que tú, y más divertida.- -Para de tirarle los tejos a mi madre.-Echaba una carcajada, tapando mi boca.- Nos reíamos mutuamente sin parar de mirarnos. Parábamos de reírnos sin quitar nuestras miradas. Yo no paraba de sonreír de lado tocando mi pelo. Y tenía impulsos de hacer cosas. Charlotte eres fuerte. **** Poníamos los muebles. Limpiamos. Y la cosa fundamental. Nos peleábamos. Tyler me picaba siempre, a veces me gustaba. A veces no. Y esta era de las veces que odiaba eso. -Cuando echaste la pota la primera vez que modelaste, era un poema tu cara.-Decía Tyler, riéndose sin parar.- -¿Charlotte? ¿En serio?.-Preguntaba mi madre, mirándome con su boca abierta.- -¡Tyler deja de contar esas cosas! Se supone que soy una modelo ejemplar.- -Ella solo le importa su reputación.-Decía Tyler.- -Es que me da vergüenza que digas eso, ya podrías decir otras cosas buenas de mi.-Decía fastidiada, cruzada de brazos.- -No quiero poner celosa mi futura mujer.-Miraba a mi madre alzando sus cejas, le echó una media sonrisa.- -¿Soy yo esa futura mujer? Ven aquí.-Andaba hacia a él abrazándole, se reía a carcajadas.- Los dos se estaban abrazando sin parar de reírse. Me reía negando mientras le miraba a los dos. Colocaba los muebles mientras ellos seguían con las bromas. Escuche qué mi madre se había ido de la habitación. Estábamos Tyler y yo solos. Yo seguía de espaldas. En ese momento.
Sentí las manos de nuevo por mi cintura. Me quedé quieta. El corazón me iba rápido. Intentaba mirarla de reojo. Aunque bajaba la mirada entre abriendo mi boca. Se ha lanzado.
-¿Q-que haces? Esto deberíamos hablarlo Ty..-
Me giraba de repente. Cerré mi boca del asombro. Nathan. Soltó mi cintura quedándose muy extrañado.- -¿Que ibas a decir lo último?.- -Con tiempo, deberíamos hablarlo con tiempo.-Dije rápidamente, que no se me notaba que mentía.- -¿Hablar el qué? Ya lo sabe tu madre, me digo que ella ya sabía algo.-
-¿Qué? Ella no me comentó nada.-Me hice la sorprendida, echando una risa.- -Lo que sea, te he echado de menos.-Susurraba acercándose a mi.- Me besaba despacio volviendo a poner sus manos en mi cintura. Ponía mi manos encima de la suyas intentando quitarlas.
-Baja abajo, ahí un mueb..-Hablaba Tyler de fondo, entrando en la habitación, se calló de golpe.- Le aparté corriendo a Nathan. Me puse en posición mirando a Tyler. Estaba avergonzada.
-¿Que haces aquí?.-Pregunto Nathan, nos miraba a los dos sin entender la situación.- -Le he traído yo, para la mudanza.-Dije mirando a Nathan, tragando saliva.- -Pensaba que tenía cosas más importante que hacer.-Fijaba su mirada en él, hablaba en tono cabreado.- -Las tenias, pero las dejé aún lado.-Dijo Tyler.- -No deberías a verlo hecho.-Decía Nathan, dando unos pasos hacia adelante.- -Oh.-Dejo su boca en "O", quedándose en la puerta.- ¿Tienes algún problema?.-Preguntaba Tyler, siendo cínico.- Nathan no le contestó. Seguía andando hacia a él. Me estaba asustando. Fui detrás de Nathan agarrando su brazo.
-¿Que haces Nathan?.-Agarraba su brazo, impidiendo que andará hacia Tyler.- En ese momento. Mi madre entró. Dio una palmada con su sonrisa. Ella no se estaba dado cuenta de nada. O sí. -¿Que hacéis aquí? Vamos a tomar un descanso, compré unos dulces, vamos chicos.-Daba palmadas, mirándonos a todos.- Nathan fue el primero que salió junto a mi madre. Yo me quedaba mirando a Tyler. Dejé escapar un suspiró de alivio. No pasó nada. Tyler negó un poco saliendo también de la habitación.
Tyler andaba a la puerta de la casa, diciendo algo en voz alta.
-Voy a irme, tengo que hacer un par de cosas.-Decía Tyler en tono de voz alto.- -¿Ahora?.-Preguntaba mi madre. Salía de la cocina andando hacía la puerta de casa.- Quedate, has estado ayudando, venga.- -Gracias Mía, pero tengo que irme.- Nathan estaba comiendo. Yo estaba escuchando la conversación mirando la taza de café. Me levanté dándome igual qué Nathan estaba delante. Fui a la puerta de la cocina. Mirándoles.
-No insistire, anda un abrazo.-Extendía sus brazos hacia a él.- Tyler echó una risa hacia atrás. Fue hacia a ella abrazándola. Cerraba sus ojos abrazando a mi madre.
Frucia el ceño observándole. Parecía que el le faltaba esa parte cariñosa familiar. Era la impresión que me estaba dando.
Abrió sus ojos mirándome. Dejó ver una pequeña sonrisa hacia a mi. Respiré hondo al ver como me sonreía.
Le había visto con millones de trajes. En la pasarela. Y hoy es cuando le veía más atractivo que nunca con esa sonrisa. Volví a la cocina viendo como Nathan me miraba. Eché un suspiró andando hacia la silla volviéndome a sentar. Él estaba negando mirando hacia la ventana de la cocina. Estaba triste. Notaba sus ojos de brillar.
-¿Por qué te lo has traído aquí?.-Preguntaba notando como quería desahogarse.- -É-él estaba solo y..- -¿Desde cuando él te importa?.-Giro su mirada a mi, con tristeza.-
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El precio de la vida.
Teen FictionCharlotte Jenkins tan solo tiene 18 años. Entra en la universidad de América más cara y famosa junto a su mejor amigo Nathan. Pero no por que sean ricos, si no por su buenas notas. Es por eso que la reputación de ambos cambiarán. Aunque ella sigue p...