A Bella se le quedó la mente en blanco a causa de la impresión. Los cuatro se habían quedado paralizados bajo la capa invisible. Los últimos rayos del sol arrojaron una luz sanguinolenta sobre los terrenos, en los que las sombras se dibujaban muy alargadas. Detrás de ellos oyeron un aullido salvaje.
—¡Hagrid! —susurró Bella. Sin pensar en lo que hacía, fue a darse la vuelta, pero Harry, Ron y Hermione la tomaron por los brazos.
—No podemos —dijo Ron, blanco como una pared
—Se verá en un problema más serio Hagrid si se descubre que lo hemos ido a visitar —dijo Harry.
Hermione respiraba floja e irregularmente.
—¿Cómo... han podido...? —preguntó Bella jadeando, como si se ahogase—. ¿Cómo han podido?
—Vamos —dijo Harry, tiritando.
Reemprendieron el camino hacia el castillo, andando muy despacio para no descubrirse. La luz se apagaba. Cuando llegaron a campo abierto, la oscuridad se cernía sobre ellos como un embrujo.
—Scabbers, estate quieta —susurró Ron, llevándose la mano al pecho. La rata se retorcía como loca. Ron se detuvo, obligando a Scabbers a que se metiera del todo en el bolsillo—. ¿Qué te ocurre, tonta? Quédate quieta... ¡AY! ¡Me ha mordido!
—¡Ron, cállate! —susurró Hermione—. Fudge se presentará aquí dentro de un minuto...
—No hay manera.
Scabbers estaba aterrorizada. Se retorcía con todas sus fuerzas, intentando soltarse de Ron.
—¿Qué le ocurre? —preguntó Harry.
Pero Bella acababa de ver a Crookshanks acercándose a ellos sigilosamente, arrastrándose y con los grandes ojos amarillos destellando pavorosamente en la oscuridad. Bella no sabía si el gato los veía o se orientaba por los chillidos de Scabbers.
—¡Crookshanks! —gimió Hermione—. ¡No, vete, Crookshanks! ¡Vete!
Pero el gato se acercaba más...
—Scabbers... ¡NO!
Demasiado tarde... La rata escapó por entre los dedos de Ron, se echó al suelo y huyó a toda prisa. De un salto, Crookshanks se lanzó tras el roedor, y antes de que Bella, Harry y Hermione pudieran detenerlo, Ron se salió de la capa y se internó en la oscuridad.
—¡Ron! —gimió Hermione.
Ella, Bella y Harry se miraron y lo siguieron a la carrera. Era imposible correr a toda velocidad debajo de la capa, así que se la quitaron y la llevaron al vuelo, ondeando como un estandarte mientras seguían a Ron. Oían delante de ellos el ruido de sus pasos y los gritos que dirigía a Crookshanks.
—Aléjate de él..., aléjate... Scabbers, ven aquí...
Oyeron un golpe seco.
—¡Te he atrapado! Vete, gato asqueroso.
Bella, Harry y Hermione casi chocaron contra Ron. Estaba tendido en el suelo. Scabbers había vuelto a su bolsillo y Ron sujetaba con ambas manos el tembloroso bulto.
—Vamos, Ron, volvamos a cubrirnos —dijo Hermione jadeando—. Dumbledore y el ministro saldrán dentro de un minuto.
Pero antes de que pudieran volver a taparse, antes incluso de que pudieran recuperar el aliento, oyeron los pasos de unas patas gigantes. Algo se acercaba a ellos en la oscuridad: un enorme perro negro de ojos claros.
Harry quiso coger la varita, pero era ya demasiado tarde. El perro había dado un gran salto y sus patas delanteras le golpearon el pecho.
Harry cayó de espaldas, con un fardo de pelo. Sintió el cálido aliento del fardo, sus dientes de tres centímetros de longitud... Pero el empujón lo había llevado demasiado lejos.
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Bella Price y El Prisionero de Azkaban©
FanfictionPor sus ojos de color rojo, sabemos que Bella Price no es una niña como las demás, sino la heroína que venció a lord Voldemort, el mago más temible y maligno de todos los tiempos y culpable de la muerte de los padres de Bella y, también, de los de H...