Capitulo 24

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2 días antes del viaje.

Harper

Al abrir mis ojos me doy cuenta que hay una luz muy fuerte arriba de mí, que me estaba molestando mucho, lo único que puedo confirmar hasta ahora, es que estoy acostada en una camilla, parpadeo varias veces, pero no consigo abrir muy bien mis ojos, así que giro mi cabeza para a un lado y me encuentro con una silla, color beige. Me giro para el otro lado, y veo lo que parece ser un tripie largo y alto de metal, esta carga dos bolsas transparentes que tienen un líquido adentro, la primera tiene es transparente, y la segunda tiene un color rojo brillante, ambas bolsas están conectadas dos tubos largos y transparentes, sigo la mirada para ver hacia donde llegan, y estos llegan hasta mi brazo, justo a la mitad de él, hay dos agujas enterradas.

Una vez que me percato de esto, doy un salto y casi me caigo de la cama. No sé dónde estoy, probablemente lo sabría si no hubiera dormido tanto, si no me hubiera desmayado, o si no tuviera dos agujas en mi brazo, ahora mismo estoy perdida y aturdida. Me siento muy cansada, apenas puedo mover mi débil cuerpo, pero a diferencia de la última vez, mis ojos no exigen cerrarse.

Ahora que estoy un poco más consciente, me doy cuenta que enfrente de mí hay una puerta de madera, que tiene una pequeña ventana en la parte de arriba. Quiero ver que hay detrás de ella, pero no creo que tenga las fuerzas, pero nada me quita intentarlo. Para comenzar trato de sentarme, es difícil, pero después de unos cuantos intentos lo logró.

Trato de bajarme de la cama, mis pies tocan el piso, esta frio, y ahora me doy cuenta que no tengo zapatos, bajo la mirada, y me doy cuenta que tampoco traigo mi ropa, tengo una especie de bata, es blanca, y me cubre un poco más debajo de mis rodillas, las cuales tienen pequeños rasguños. Pero no les doy tanta importancia, ahora mismo mi prioridad es saber dónde estoy. Con mucho esfuerzo logró ponerme de pie, doy unos cuantos pasos, pero algo me detiene. El porta sueros, lo había olvidado, doy unos cuantos pasos para atrás, y lo agarro, me apoyó en él, está frío.

¿Por qué todo aquí está frío?

Para mi suerte tiene rueditas en la parte de abajo, así que lo único que tengo que hacer es arrastrarlo un poco y así poder moverme con él. Y eso es justo lo que hago. Me duele todo, pero en especial abajo del ombligo, del lado izquierdo de mi panza. Pero trato de ignorarlo, ahora no es importante eso. Estoy cerca, cada vez son menos los pasos que tengo que dar para llegar a la puerta, eso me motiva. Tres pasos, dos, uno…

Mi mano toca la manija, que también estaba fría, y la giro, abro la puerta y lo primero que veo es a una muchacha de tez morena y de baja estatura. Tiene el pelo amarrado con una coleta, y lleva puesta una bata de laboratorio encima. Me mira sorprendida, y yo la miro con miedo, ella se da cuenta, y me regala una sonrisa cálida. No me esperaba esto, pero su sonrisa me da un poco de confianza, pero no del todo, así que comienzo con las preguntas, antes que ella me diga cualquier cosa.

- ¿Dónde estoy?

-En un hospital, querida.

¿Un hospital? ¿Querida?

Creo que, hasta este punto, el hospital tiene más sentido que él “querida”.

Pero ahora que lo pienso, si tiene sentido que esté en un hospital, la bata, los sueros, la camilla, la habitación. Supongo, que al final de cuentas me salve, sigo viva, no morí.

- ¿Estoy muerta?

Tenía que asegurarme.

La chica suelta una pequeña risa, y agacha la cabeza –La típica pregunta.

La miró con confusión.

-Esa pregunta la escucho casi todos los días –Habla-. Tranquila, no está muerta, estás en un hospital, ¿Qué te parece si regresas a la habitación y te recuestas un poco? Así podré contarte todo ¿Qué dices?

Lo dudo un poco, pero finalmente asiento y me doy la vuelta. Con un poco de su ayuda, de mi esfuerzo, me siento de nuevo en la camilla, ella me trata de empujar para que me acueste, pero me niego, así que me da una mirada, exigiendo que me acueste, suspiro y me recuesto en la cama, y dejó caer mi cabeza en la almohada. Miró fijamente a la chica, exigiendo con mi mirada respuestas. Ella me ve, y comienza a explicarme.

-Soy la doctora Carla, puedes llamarme como gustes –Explica-. Tienes una gran herida, como ya habrás notado por el dolor, esta se encuentra debajo de tu ombligo, en la parte izquierda de tu panza. No te voy a mentir, la herida es bastante profunda, y tuviste riesgo de muerte.

Riesgo de Muerte

Escuchar eso no es algo sencillo, de hecho, creo que es demasiado, apenas estoy asimilando las cosas y me salen con esto.

- ¿Cómo llegue aquí? –Apenas y puedo hablar.

-En una ambulancia. Recibimos una llamada de emergencia, y corrimos lo más rápido que pudimos, te encontramos tirada en el suelo de una habitación, todo estaba lleno de sangre y cristales, estabas acostada en un charco de sangre muy grande, creímos que estabas muerta, pero después nos dimos cuenta que solo te habías desmayado. La mayor parte de la sangre que estaba en el suelo era tuya, como ya dije, la herida del vidrio fue bastante profunda. Me alegra que no te hayas sacado el vidrio, de otra forma seguramente te habrías desangrado.

Estaba atónita, incluso sentí que el aire casi se me salía.

- ¿Solo estaba yo?

Ella sonríe-. No, en realidad había alguien más en la habitación donde te encontramos, un muchacho.

Mi cara se ilumina, al escuchar eso. ¿Seguirá vivo?

-Tuviste mucha suerte, de no ser por él, probablemente te hubieras desangrado.

Carla se da la vuelta, para irse, pero la detengo con mi voz.

-Carla, espera –Ella se voltea y me mira-. Gracias.

-No me agradezcas a mí, agradécele a ese chico, él te salvó la vida.

- ¿Todavía puedo agradecerle?

Suelta una pequeña risa –Si, está en la habitación de al lado. Pero por ahora está inconsciente. Está descansando, también perdió mucha sangre. Así que será mejor que esperes y lo tomes con más calma.

La emoción se esfuma de mi cara, pero Carla vuelve a hablar. – Aparte él no es el único que necesita descansar, tú lo necesitas más que nada, así que toma una siesta y verás que te sentirás mejor.

Asiento con la cabeza y le doy una pequeña sonrisa, se la merece. Carla se da la vuelta y sale por la puerta, dejándome sola. Suspiro y miro hacia el techo, tengo muchas cosas en las que pensar ahora, pero creo que debería dormir. Cierro mis ojos, y todo se torna negro.

Nota de la Autora:

¡Hola a todos! Tiempo sin hablarles ¿no? Me disculpo por ello. Espero que les guste mucho este capítulo. Aunque díganme ¿Acaso soy la única que siente que este capítulo está muy vacío? Alguien falta.

Espero que tengan un buen día, no olviden tomar agua y leer mucho.

Atte. Its-Cherry <3

Oscuridad © (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora