Capitulo 25

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1 día antes del viaje

Harper

Volví a abrir mis ojos, después de una larga siesta, me sentía un poco mejor. Me levanté en la misma habitación en la que me había dormido, y me levanté viva. Traté de sentarme en la misma camilla donde estaba acostada, esta vez no fue tan difícil, pero mis heridas todavía seguían doliendo bastante. Todo mi cuerpo era un desastre ahora mismo, y ni siquiera hablemos de mi mente, ahora mismo es toda una ruina.

De pronto Carla abre la puerta de la habitación, y entra con una gran sonrisa plasmada en su rostro. Trae el mismo uniforme que estaba usando ayer, en sus brazos tiene un portapapeles, y esta vez tiene un chongo en la cabeza. Poco a poco se va acercando a mi camilla.

-Buenos días querida –Me habla mientras lleva su atención al portapapeles que tiene en mano.

-Hola –Le respondo sin mucho ánimo.

- ¿Todo bien? –Me mira.

-Claro que sí –Respondo y le doy una sonrisa de boca cerrada. Ella solo asiente con la cabeza, y yo miró al suelo.

-Tengo noticias –Me dice tratando de animarme, mi cara se ilumina de emoción-. Son buenas y malas, elige.

Lo pienso un poco, pero finalmente elijo una-. Malas.

-Bien, pues Ethan despertó –Dice finalmente, y vaya que me emocione hasta que dijo lo siguiente-, hace unas horas, pero cuando él estaba despierto tú estabas dormida, así que tuvo que esperar, pero no despertabas, así que volvió a dormirse.

-Oh, está bien, mientras siga vivo, está bien –Digo aliviada.

-Ahora las buenas noticias –Me explica-. Varias personas vinieron a visitarte.

Por alguna razón esto me emociona mucho. ¿Pero quiénes podrían ser?

¿Delia?

Espero, ya que no la he visto, y no sé dónde está.

- ¿Quiénes?

-Tu padre –Dice muy contenta-. Y alguien te dejó rosas, en ellas venía una tarjeta, que tenía un nombre.

- ¿Cual?

-Logan.

Ruedo los ojos al escuchar ese nombre. Dejaría caer mi cuerpo para atrás, pero duele mucho.

- ¿Problemas de chicos? –Me dice y esboza una sonrisa de lado.

-Ni te imaginas.

***

Cuando termine de comer los alimentos que me habían dado, que por cierto sabían horribles, eso es un hecho, la comida de hospital sabe horrible, en fin, decidí pararme y caminar un poco, recorrer un poco el lugar, como si estuviera en unas placenteras vacaciones y estuviera recorriendo un museo. Solo me faltaba la cámara, la ropa, y unos lentes de sol.

Seguía estando bastante débil, pero mi curiosidad hizo que recuperara la fuerza necesaria para ponerme de pie. Una vez arriba, estuve a nada de caer, no tenía idea de porque, si hace unas horas pude caminar hasta la puerta.

Instinto de supervivencia –pensé.

Yo ni siquiera me había dado cuenta de que, en la esquina derecha, a unos cuantos centímetros de la puerta, había una silla de ruedas. Un gesto de satisfacción salió de mi cara, traté de caminar hasta la esquina, pero fue difícil, tuve que dar pequeños saltos para que mi pie izquierdo no tocara el suelo, porque el dolor de mi panza, no solo estaba ahí, este recorría hasta mi pierna.

Oscuridad © (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora