Te Extrañé

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Habían pasado 24 horas después de que Rusia hubiera llegado, 24 horas que estuvo con Colombia y no lo dejó si no era porque tenía que comprar suministros o ir al baño, las enfermeras mayormente le pedían descansar o ir a caminar un poco fuera del hospital pero a todas esas propuestas se negaba, era algo muy poco común que un amigo se quede con el paciente más de lo que sería necesario, incluso familiares de otros pacientes no eran tan atentos o cedían a la recomendación de las mujeres vestidas de blanco.
Jugaba con sus dedos, contaba las pequeñas pecas que poseía el rubio, todo con tal de olvidar un poco que le habían hecho daño hasta no más poder, esa mañana Rusia estaba ordenando su lado para que ningún doctor o enfermera le reclamara por ello, hasta que sintió una mano en su espalda de tamaño mediano, no era Japón y de eso estaba seguro y al voltearse su mirada se iluminó al ver que el de ojos esmeralda estaba despierto.

- Como te sientes Colo?. Dijo agarrando suave su mano entrelazandola con la suya.

- Me duelen partes del cuerpo que ni sabía que tenía, pero estoy bien, la enfermera me dijo que estuviste todo el tiempo en la habitación, no debiste molestarte. Dijo con su tono de voz carraspeando un poco al no hablar en todo un día entero.

- Sabes que haría cualquier cosa por ti. Besó su mano con suavidad. Te ves igual de lindo que siempre, te traje algo. Dijo sin alzar mucho la voz sacando de su mochila unos lentes iguales a los que tenía que se habían destruido ayer. Los tuyos se rompieron cuando impactaste contra la acera así que te traje unos nuevos.

- Gracias Rusia, estuviste llorando no es así? Tus ojos están algo rosados. Dijo acariciando una de las mejillas del albino con cariño poniéndose las gafas con la otra mano que el antes nombrado le había llevado. Estoy bien, seguramente sí no resistiera tú te irías conmigo, te conozco bien.

- Verte así cada que entraba al cuarto era difícil, me colapsaba contra tu camilla, no puedo creer que ese malnacido te haya hecho esto. Su corazón latía con dificultad y sólo pudo abrazarlo sin lastimarle, las palabras no salían de su afectada garganta que formaba un nudo en ella.

- Lo sé, lo sé, no tienes que hacerte una roca conmigo ok?. El tono de su voz era suave y cálido correspondiendo al abrazo del albino.

El mayor tiempo en la mañana sólo se acompañaron y hablaban bastante después de todo no se habían visto en un poco de tiempo, luego alguien tocó la puerta con suavidad, dando una respuesta positiva por parte de Colombia entró la asiática con al parecer su mochila llena de algo.

- Kon'ichiwa min'na!. Dijo sonriente la chica oriental en su idioma natal acercándose y dándole un leve abrazo al rubio y el albino. Les tengo muchas sorpresas en mi mochila, valió la pena caminar hasta aquí.

- No debiste molestarte Japón. Dijo el rubio con una leve sonrisa.

- Nunca lo sería además ustedes le caen muy bien a mi padre así que técnicamente esto es de ustedes desde mi país. Sonrió con entusiasmo al no saber tampoco que era, se sentó en la parte inferior de la cama sacando de su mochila una bolsa bastante grande de color negro.

- Segura que tu padre no los envío la cabeza de alguien?. Dijo Rusia bromeando un poco pero a la vez algo preocupado por lo que podría ser.

- Wow!, Son muchas cosas, cada una la seleccionó mi padre, incluso las separó para que no se confundan que es de quién. Un leve brillo en sus ojos apareció al ver en ambos lados un kimono kashekita, que se usarían mayormente para el matrimonio en su país.

Japón empezó a repartir los regalos que eran 4 para cada uno contando el kimono, unos pocki's para cada uno, Colombia terminó en sus manos un libro de antología en su idioma, algunas botellas de tinta de buena calidad al igual que una pluma y por último una semilla algo rara a su vista, en cambio Rusia recibió un libro cubierto de periódico en su totalidad sin saber su contenido, un envase de vidrio lleno de aromatizantes olor a café y por último otro envase con su nombre cubierto. Al terminar Japón se tuvo que ir dejándolos con los kimonos sonriendo con emoción y alegría que podría explotar en algún instante.

- Creo que te tocaron los regalos más misteriosos Rusia. Dijo el de gafas ordenando aquellas cosas.

- Al parecer si. Con algo de confusión ordenó sus cosas y sacó un pocky poniéndolo en su boca acto seguido Colombia pondría en su boca el otro extremo sabiendo gracias a Japón el juego.

Ambos empezaban a masticar aquel dulce acercando cada vez más sus bocas al igual que sus respiraciones chocaban, a escasos milímetros de un beso la puerta de abrió sorprendiendolos haciendo que rompan el pocky perdiendo ambos.

- Oh, y-yo lo lamento por interrumpir pero tenemos noticias. Dijo el agente Italia con notable felicidad.

- Ya tenemos juicio, sólo debemos ejecutar una demanda y todo terminara bien. Añadió Francia. Eso era todo disculpen las molestias, ya nos retiramos, cuídensen ustedes dos. Salió de la habitación junto con su hermano.

- Sabes, perdimos el juego gafitas. Dijo con una mirada algo pícara acercándose a el lentamente depositando un beso profundo y algo apasionado en los suaves labios del rubio correspondiendo. Te extrañé mucho Colo. Le dió un abrazo bastante cariñoso sentandolo encima de sus piernas sin lastimarlo o tocar las zonas con vendaje o cables de su cuerpo.

- Yo también te extrañé mucho Rusia, gracias por haber venido aquí.

- Aunque estés en un juicio porque mataste a alguien iría y aunque resultes culpable te visitaría lo más que pueda en la cárcel. Una sonrisa sincera se formó en su rostro acariciando una de las mejillas del de gafas.

- Dudo que mate a alguien pero gracias de verdad. Rió un poco para luego darle un beso tierno en una de sus mejillas.

- Mierda, eres tan tierno que podría comerte. Dijo empezando a dejar besos en todo su rostro dándole cosquillas.

Así se quedaron hasta el anochecer, comiendo pocki's y diciendo que la comida del hospital sabía bastante raro, todas las enfermeras y doctores se impresionaban al verlos tan unidos como si fueran parientes muy cercanos y hasta algo de risas salían de ellos al ver hacer al albino alguna tontería, de verdad eran tan unidos como todos de decían.

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The Nerd And The Bully Donde viven las historias. Descúbrelo ahora