Una Semana Con Rus: Día 2, Te Entiendo

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Al igual que el día anterior Rusia despertó primero acariciando los cabellos rubios y suaves de Colombia, quien seguía durmiendo encima del albino abrazándolo con cariño, como si de un peluche se tratase. A pesar de la evidente ausencia del despertar de Colombia, Rusia con una leve sonrisa empezó a frotar suavemente su rodilla contra el miembro del más bajo quien empezó a producir leves jadeos entre sueños aún y agarrándose de la camisa del de ojos azules empezando a despertar por el aumento de intensidad tornándose sus mejillas de un rojo carmesí.
A pesar de todo no era lo mejor o el mejor día para el, se cumplían 13 años desde que su padre asesinó a su madre por solo protegerle de una posible apuñalada en el pecho. Bajó su rostro sollozando un poco mientras sentía el abrazo cálido y seguro del albino quien solo le animaba de a poco sintiendo algo de su dolor al perder de pequeño el amor de su madre cuando los abandonó, se quedaron así por media hora hasta que se animaron a desayunar, si lo que estaban comiendo se podría decir desayuno, luego se fueron a duchar juntos como siempre, Colombia se sentó encima de las piernas de Rusia dejándose caer encima de él.

- Te entiendo Colo, mi madre nunca estuvo para mí, sólo se fue con un tipo y no volvió más... De igual manera era mala madre así que ni dolió mucho, aún así no estés triste mi gafitas al menos tuvo el privilegio de irse a un lugar que no sea este.|Dijo acariciando los rubios cabellos del más bajo o jugando con ellos mientras escuchaba la leve risa del antes mencionado.

- Si, tienes razón, cual es el plan de hoy?.| Preguntó tratando de mejorar su humor.

- No lo sé, tengo que devolver unos libros a la biblioteca hoy por la tarde, pero solo eso, por otro lado.|Chasqueó su lengua en el oído del rubio estremeciéndose por el ruido se acercó más al cuerpo del de ojos azules. -Podríamos divertirnos un poco, hace algo de frío y el cielo está nublado.|Su rostro tenía una leve sonrisa dándole un beso profundo a Colombia quien correspondió con sus mejillas pintadas de color carmesí.

Rusia lo llevó cargado a su altura agarrándolo de sus muslos y acostandolo suavemente en la cama, no se podía negar nada, Colombia parecía un ángel inocente acatandose al estereotipo de su apariencia junto con su cuerpo esbelto y poco marcado. Se le acercó poniéndose encima de él lamiendo la marca que le había hecho hace unos días algo que hizo soltar varios suspiros al de menor altura quien solo podía agarrar la espalda de su contrario.
Se empezó lento con chupones, mordidas leves y besos en los lugares más sensibles del rubio que gemía con suavidad al sentir ese tipo de contacto sobre toda su piel y más sus zonas más sensibles. No fue mucho pero al menos mejoraron ambos su humor, almorzaron lo mismo que desayunaron sólo que esta vez si lo calentaron y fueron a la biblioteca para evitar que la tarjeta de Rusia fuera suspendida por otro mes más.
Charlaban y bromeaban hasta llegar a aquel callado lugar donde fueron por rumbos diferentes, Rusia a devolver sus 15 libros y Colombia a buscar unos más, pero alguien más estaba allí.

- Vaya, vaya, vaya, miren a quien tenemos aquí, hola ....Colombia.|Esa voz semi carraspeada, era el y Colombia lo sabía absolutamente, era Venezuela, su hermano más privilegiado gracias a su padre.

La tensión se sentía en cada centímetro de ese lugar lleno de libros, no era sorpresa de nadie que Venezuela odiaba a Colombia desde que era un bebé y al igual que su padre le llegaba a golpear por ser muy tranquilo y pasivo con todos. Pero eso fue hace ya muchos años y Venezuela no sabía en qué se había convertido su hermano mayor, le intrigaba y a la vez le asustaba el saber qué tanto había cambiado.
El de cabellos rubios lo ignoró y puso los libros al lado de Rusia dándole una seña de cuando eran niños que significaba que tenía que arreglar algo, Rusia solo asintió viéndolo irse siendo seguido por el de cabellos rubios más oscuros. No era tan común ver al de gafas pelear sin ayuda del albino, pero si lo lograba con quiénes sabía que eran más débiles o de su misma altura cuando lograban molestarlo hasta llegar a su límite, se detuvo enfrente de la biblioteca enfrentando a su hermano.

- ¿Me la vienes a montar porque hoy mamá murió o tienes otra excusa mejor?. Su voz era seria al igual que su expresión, algo que Venezuela nunca había visto en su vida.

- ¿Acaso no puedo visitar a mi hermano mayor? Vamos Colombia ya no somos niños todo quedó en el pasado.|Era una vil mentira que el mismo se creía.

- Eres muy malo mintiendo, nunca fue tu fuerte, si tanto quieres pelear conmigo hazlo, arreglemos las cosas de la única forma bruta que tú sabes.|Un golpe fue dirigido a su rostro, algo que esquivó con éxito.

Una pelea entre los dos hermanos semi gemelos comenzó, ninguno llevaba la ventaja a pesar de ya estar heridos y con sus rostros sangrando un poco, así fue hasta que Venezuela abrió la boca.

- T-tu mataste a mamá, si ella no te hubiera querido tanto todos estaríamos bien!.

- Pregúntale.... Pregúntale a España quien mierda la asesinó y porque el tenía esa navaja en primer lugar para que sepas quién fue el malo del paseo.|Su acento salió un poco y solamente se fue de allí dejando a su hermano hablando solo, para luego sentarse en las escaleras de la biblioteca, estaba anocheciendo ya.

Rusia cargó los libros en sus brazos y se sentó junto a él extendiéndole algo de papel higiénico para que se limpiara la cara.

- Veo que no te fue tan mal, no te preocupes Colo, deja que el mismo se abra los ojos para saber la verdad.|Dijo abrazándolo levemente ayudando a limpiar su rostro.

- Eso espero....

- Vamos a casa, ya tomé prestados los libros así que tendremos mucho que leer en las noches.|Le sonrió dulcemente ofreciéndole su mano para levantarlo, algo que el de gafas aceptó.

Ambos se fueron distribuyendo los libros entre ambos, no sólo lo sentimental los había unido, sino también el hecho de ser tan fuertes para poder enfrentar sus propias familias, haciendo ambos una sola.

1078 palabras

The Nerd And The Bully Donde viven las historias. Descúbrelo ahora