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—Entonces... ¿él es el viento y ustedes son almas gemelas? —dice lento, todavía procesando. —Qué mierda, pedí la verdad no un cuento de Disney.
Hyunjin, quien, con una mirada preocupada observaba a su mejor amigo y se aferraba al brazo de Lee, trataba de no reír ante lo que él decía. Sabía que era algo que podría sacar de quicio, pero Han lo estaba llevando bien.
Bueno, lo llevaba a su manera.
Hwang dejó que Minho le contara todo a Jisung, más por el hecho de que él conocía realmente todo y bueno, su garganta se negaba a producir sonido después de lo avergonzado que quedó al llorar tanto en los brazos de su gatito solo porque se sintió acorralado. Lee lo entendió tan pronto como se separaron y sus ojos conectaron. Aquello lo hacía querer llorar aún más porque la paz que encontraba con Min no la había encontrado con nadie, y eso lo ponía sensible. Sentirse amado por alguien tan precioso como lo era Minho lo hacía querer ser merecedor de tan magníficos sentimientos. Eso no podía ser falso, ¿verdad?
—Sí, soy El Viento, Hyunjin es mi alma gemela. Tú y yo ya nos habíamos conocido antes. —agrega, solo porque quiere ver a ese inútil con cara de tonto un rato más. Una venganza blanca.
—Espera, ¿qué?
Han simplemente sentía que todo era una mala broma, no tenía sentido nada.
—Tú eras el consejero de Hyunjin, su sanguijuela. —dice, haciendo referencia a lo que Han había dicho minutos antes. Hwang siente la tensión entre el intercambio de palabras y sabe que es hora de hablar si no quiere ayudar a uno de ellos esconder el cuerpo del otro.
Antes de que Han responda con más ironía, dice:
—No estaría contándote esto si no fuera real, Hannie, lo prometo. También quedé sorprendido al inicio, pero yo vi a Félix transformarse en Minho frente mío, todo es verdad. —su voz es suave, una promesa en sus cuerdas, su aterciopelada voz dándole a Jisung la base en la que apoyar su confianza.
—Pruebas, dame una prueba de que eres El Viento.
Ambos hombres se miran a los ojos, la rivalidad proviniendo de un lugar que ninguno conocía. Minho decide que lo hará, aunque la idea de demostrarle a un mundano insignificante lo que a su huroncito le había mostrado con lágrimas en los ojos, no le agradaba nada. Hyunjin siente a Lee presionar sus manos y después cierra sus iris al reconocer la textura de los suaves labios del otro acariciar su frente.
El apartamento está silencioso, de repente la expectativa de lo que hará revolotea en el estómago del chico que fue besado. La incredulidad del peli azul hace que todo sea más burbujeante.
Minho se posiciona en medio de la sala, entre el sofá y el televisor, la amplitud del cuarto lo deja a una distancia prudente entre los chicos y él. Hyun se acomoda y le mira con curiosidad, Sung eleva una ceja. En el momento en el que Lee abre los ojos, los dos restantes se atascan con su propia respiración y el del lunar en el ojo casi se va para atrás.
