XII - the breaking point

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Jungkook siempre imaginó que en el momento en el que estuviera a punto de caer, lo sabría. Que sería como en las películas, donde después de llegar a lo más profundo, eventualmente todo saldría bien.

Su punto de quiebre fue distinto y a la vez, de la misma manera en la que lo imaginó.

Todo comenzó aquel miércoles después de su cita con su doctora. Las cosas marchaban mejor de lo que imaginaban.

Ya no necesitaba la mordida de Taehyung para vivir y eso de cierta forma le causaba alivio. Ya no había algo que atara al alfa a él.
Claro, su condición física sería deplorable, los dolores corporales regresarían, el frío insoportable seguiría plantado en su pecho, pero Taehyung podría rehacer su vida.

Ya no tendría que despertar a la mitad de la noche con el rostro mojado de lágrimas, sujetando un pedazo de tela de la playera del alfa, buscando a tientas la mano de Taehyung para asegurarse que seguía allí con él.

No tendría que repetirle al mayor que estaba bien que un día dejara de sentirse solo y que ya no lo quisiera en su vida.

Al final, sería un capricho suyo pedirle a Taehyung que se quede y le ayude a recuperar su esencia y a que su lobo pueda sanar completamente, porque el alfa merece un omega mejor.

Jungkook se muerde el labio al sentir un poco de hambre, pero ignora el pensamiento, distrayéndose con su trabajo.

Son alrededor de las dos de la tarde cuando su jefe de piso se acerca a su oficina y le sonríe cálidamente antes de entrar y cerrar la puerta tras de sí, sentándose frente al escritorio del omega.

—Espero no interrumpir— dice el beta en voz baja—. Contratamos a una interna y hoy es su primer día, quisiera que tú le dieras la bienvenida y le mostraras el lugar.

Jungkook lo mira con sus grandes ojos, asintiendo lentamente.

—Claro, yo me encargo.

Cuando termina de darle el recorrido a la nueva omega, esta le sonríe, acomodando sus cosas en el escritorio frente al suyo, uno que nadie quiso ocupar pues ver a un omega como Jungkook todos los días, no es la vista más agradable, menos cuando su esencia aún existía.

Intenta no mirarla demasiado, pero la mujer es bellísima.

Es esbelta y con facciones delicadas, la mirada cálida e inocente. Su esencia es frutal y fresca, asemejándose a la de Jimin; y quizá es algo de omegas bonitos el oler así, tan atractivo para un alfa.

Según su expediente, Song Jihye tiene veintitrés años, solo cinco años menor que Taehyung, quizá podría presentarlos.

Jungkook aparta la mirada cuando la omega lo atrapa mirándola, pero esta solo le sonríe y se enfoca en sacar sus cosas y comenzar a anotar en su libreta.

La pantalla de su celular se enciende al mismo tiempo que se escuchan las carcajadas del otro lado de la pared. La sala común está junto a su oficina y algunos de sus compañeros aún siguen en su hora de comida.

Las paredes no son tan gruesas por lo que puede escuchar casi a la perfección lo que dicen detrás de estas.

—Escuchen esto— dice la voz de un hombre que no alcanza a distinguir del todo—. Me siento tan afortunado de ser tu alfa, Jungkook-ah. Espero que las flores sean de tu agrado y espero pronto encontremos tus favoritas, que jamás podrán igualar tu belleza. Te quiero. Atentamente, tu alfa.

—Qué tan patético tienes que ser para mandarte a ti mismo flores y pretender que tienes un alfa que te mande flores.

—Si yo fuera él, también estaría desesperado. Quizá su alfa esté igual de gordo y asqueroso que él.

To be loved [KTH&JJK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora