𝑷𝒐𝒍𝒍𝒊𝒕𝒐... |𝗬𝗠

Capítulo 12'~

Jimin salió de su lindo hogar para caminar dos cuadras hasta el supermercado que estaba algo cerca.

Las razones son más que obvias, todos pueden tener uno que otro antojo ¿no?.

Entra al supermercado, tomando uno de los carritos para empezar a caminar por los distintos pasillos, pues sus antojos cambiaban de cierto tiempo y le preocupada comprar algo que después le diera asco.

Primero pasó por la zona de dulces, llevando chocolates, gomitas, más gomitas y bolsas de papas fritas. Sigue su camino hasta el área de los lácteos tomando la caja desechable de leche achocolatada junto con uno de yogurt sabor a fresa.

Llamenlo raro, pero planea hacer un gran manjar con todas esas cosas.

Con una sonrisa satisfecha al ver el carrito casi lleno, decidio llevar también otros ingredientes para su despensa, asi se ahorraría salir una semana después.

— ¿Park Jimin?.

Jimin se detiene en medio camino con el ceño frucido, esa voz se le hacia poco conocida. Volteo hacia atrás para mirar a la persona que lo llamaba.

Topándose con una chica de baja estura, su cabello corto hasta sus hombros y castaño, llevaba un maquillaje algo excesivo, pero cuando alzó su vista hasta sus ojos la reconoció al instante.

Era una de las chicas del pequeño grupo que le hacian burlas por su peso en los recesos o durante las clases si tocaban juntos.

La mirada de la chica no iba más que vergüenza o disgusto, no paraba de mirarlo de pies a cabeza sin nada de disimulo por la forma en la que movía sus ojos.

— Soy él mismo, ¿necesitas algo?— Habla el pelirubio con una expresión algo tranquila.

— Supongo que haciendo más la engordación ¿no?— Dice la chica al notar las cosas que llevaba Jimin en su carrito semi-lleno.

— Uno que otro antojo no debe ser nada malo ¿verdad?— Ladea su cabeza con un lindo puchero.

— Para ti sería malo— La rara chica rueda sus ojos con molestía por la rara actitud del pelirubio—. En fin, no deberia de ayudarte si te estás matando a ti mismo de la engordación, que método suicida más estúpido.

Eso hizo que Jimin fruciera el ceño mucho más, su cara mostraba más que disgusto por las palabras de la chica al frente de él.

— ¿Acaso pedi tu ayuda? No sabía que estabas aquí, no pedi tus consejos o algo por el estilo, deja de lloriquear y déjame en paz por favor— Niega con la cabeza ya cansado de hablar con la chica, se da la vuelta y continua con su camino.

Claro que no contaba que la chica lo empezó a seguir con gran molestia por lo último que le dijo haciendo que se ofendiera al máximo.

Sin que Jimin se diera cuenta agarro la caja de yogurt que tenía en su carrito, la abrió y en un rápido movimiento lo vació en Jimin. El pelirubio se dio cuenta cuando un líquido rosado empezó a manchar su cabello y caer por su rostro, ropa y hasta al piso en donde estaba parado.