"No te acerques a él"
"Ese chico es un error"
"Es muy gordo, parece una sandía"
"Es ridículo e infantil"
"Morirá solo si sigue así el pobre"
"Es un gordo, ¿No le da pena estar así"
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𝙇𝙖𝙨 𝙥𝙚𝙧𝙨𝙤𝙣𝙖𝙨 𝙚𝙨𝙩𝙖́𝙣 𝙘𝙞𝙚𝙜𝙖...
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Jimin salió del consultorio con una gran sonrisa en su bonito rostro. Estaba seguro que nadie en ese día se la quitaría.
La pequeña cosita de cuatro meses crece en su interior sano y a salvo, estaba preocupado por ver algo mal debido a la repentina mudanza. Ha tenido que hacer todo el solo, y afortunadamente se decidió mudarse a los primero tres meses.
Es favorable para él, ya que todavía se puede mover con comodidad, pero hay veces que no soporta su propio peso haciéndolo fastidiar, pero era de esperarse.
El pequeño pelirubio estaba tan feliz en sus pensamientos que no se percató que alguien lo estaba siguiendo, y lamentablemente se dió cuenta muy tarde.
¿Recuerdan la parte en donde pensó que nadie le quitaría esa sonrisita en todo el día? Borrenla de una.
Cuando Jimin estaba por llegar al último escalón del segundo piso, alguien le jaló del brazo a un pasillo muy solitario del hospital y puso su mano en su boca para que no gritara o hiciera ruido.
El pequeño pelirubio estaba tan asustado que no sabía que hacer más que sollozar, su cuerpo empezaba a reaccionar al pánico presente haciendo que temblara con frecuencia.
Empezó a llorar con fuerza, el desconocido volteo a mirarlo y lo libero del agarre de su boca y del brazo.
Cuando dejaron de tocarlo, apoyó su espalda en la pared y se deslizo en ella para sentarse en el piso, abrazó sus piernas con fuerza haciéndose bolita.
— P-pero qué‐... — El desconocido se agachó frente a él con intensión de calmarlo, pero Jimin se alejó más— J-jimin no era mi intensión asustarte así.
— N-no me hagas daño, no me hagas daño por favor... — El rubio asustadizo se puso a la defensiva mostrando sus manitas en señal de que no se acerque más a él.
— No te haré daño, Soy Jungk-... — Nuevamente hizo el intento de volver a acercarse esta vez sorprendiendose por la reacción del pelirubio.
— ¡No! ¡¿Cómo se si dices la verdad?! ¡¿Cómo se si te envió él a buscarme?! — Jimin abrazó su pancita protegiendola de cualquier mal, no había parado de llorar.
— ¡Jimin, Soy Jungkook!.
¿Acaso escuchó Jungkook?...
¡¿Min Jungkook?!.
Jimin dejó de llorar, dejando solo pequeños sollozos por el pánico que seguía sintiendo. Alzó su mirada al chico conocido de cabello azabache que estaba agachado al frente de él pero con distancia.
La mirada de preocupación en los ojos de Jungkook era muy notable, no pensó que Jimin reaccionara así... Y eso lo confundió bastante.
¿Qué estará escondiendo el pequeño pollito que tiene locamente enamorado a su hermano mayor?.
