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Cuando Nico se separó y pudo respirar fue que cayó en cuenta, de qué la tenía dura, bastante. Ambos miraron para abajo, Nico sonrío, se volvió a acercar, tomando a Ale de las caderas y pegandolo a su cuerpo.

—Para Papu —susurró— cuando lleguemos a la habitación, ahí sí, acá en cualquier momento pueden entrar los chicos.

Sin saber que ya habían entrado y habían visto absolutamente todo, Alejandro fácilmente le podía hacer la competencia a una manzana, estaba rojísimo a no dar más y le temblaba el pulso a mil por hora.

—Creo que.. tenemos que ir.. ya nos estamos tardando bastante —dijo Gómez intentando mirar para cualquier otro lugar que no sea su acompañante.

—Yo voy a salir primero —avisó Nicolás— recomiendo que antes de salir arregles eso —dijo apuntando a la entrepierna de Gómez.

El recién nombrado enrojecido, se tapó lo más rápido que pudo y entró a uno de los cubículos para seguidamente ponerle traba a la puerta. Otamendi por su parte, no dejó de sonreír en ningún momento, ya parecía esquizo.

Salió del baño y se dirigió a donde estaban sus compañeros, estaban todos juntos, en una ronda, hablando de algo que parecía ser importante por lo que se acercó, pero ni bien llegó, todos se callaron.

Messi lo miraba sorprendido, y lo más importante, esa mueca de sorpresa pasó a una pícara cuando miró detrás de él, sí, detrás de él venía Alejandro.

















Hola, aparezco.

No Es Mutuo //El Papu & Otamendi//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora