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Las palabras no le salían, lo había pillado y era más que seguro que se enoje, le había dicho para ir despacio y todo iba a ser un completo quilombo ahora, seguramente Gómez no lo iba a querer ver más e iba a intentar todo para sacarlo de la habitación.

Otamendi abrió la boca para decir algo pero las palabras simplemente se quedaban atoradas en la garganta y en cambio solo largaba balbuceos sin sentido que ni él mismo entendía.

Gómez lo miraba expectante esperando seguramente una clase de explicación por parte del defensor central, este se golpeó mentalmente y después de un suspiro lo intentó otra vez.

—Ale —logró decir al fin y se dispuso a continuar—, no fue mí intención que te despertaras, yo..

Su charla fue interrumpida por los labios del menor que besaba con ansias sus labios, no tardó ni un segundo en corresponder y dejarse llevar por el tirón que Gómez ejercía sobre su cuello para acostarlo encima suyo.

Puso ambas rodillas a los costados de las cadera de más bajo y se apoyó en su antebrazo izquierdo mientras que con su mano derecha agarraba del cuello a Gómez sacándole jadeos gustosos.

Ahh~ Nico —gimió—, decime por favor que tenés condones.

Menos mal que quería ir despacio.

Otamendi se rió de su ocurrencia y se levantó lentamente y se dirigió a su bolso, abrió uno de los bolsillos y de ahí sacó una caja, con una sonrisa se acercó a la cama y la levantó mostrandosela a su contrario quien quiso preguntar por qué tenía aquello pero se guardó sus palabras.

Dejó la caja en la mesita de luz aprovechando para sacarse la remera y posicionarse una vez más encima de Gómez, volviendo a atacar sus labios mordiendo ferozmente aquellos.

Fue bajando sus besos al cuello del menor dónde chupaba la zona sutilmente para no dejar marcas o algo que los perjudique, llevó sus manos al borde de la remera de Alejandro y la subió hasta su pecho donde él mismo terminó de sacársela.

Dejó en paz su cuello una vez que vió sus abdominales, automáticamente llevó sus besos ahí y se dispuso a dejar cuantas marcas quería, nadie iba a ver esa parte.

Siguió bajando hasta que llegó al borde de su short y entonces levantó la mirada, una mirada cargada de deseo que provocó a Gómez un escalofrío.

—¿Sabes cómo hacerlo? —preguntó el menor en un hilo de voz.

—No te preocupes —intentó tranquilizarlo Nicolás—. Ya lo hicimos una vez y salió bien ¿no?

Eso dejó totalmente desconcertado a Gómez mientras que solo una cosa pasaba por su mente:

—¿Qué?








































¿por qué hago tan cortos los capítulos????
 

una estrellita y me tatuo "ota y papu" en la t ta

No Es Mutuo //El Papu & Otamendi//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora