10 - Solo se ocultaba

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Al quedar sola, ésta seco sus lagrimas y examino el lugar donde estaba, manteniendo una mirada tranquila con algo de frialdad

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Al quedar sola, ésta seco sus lagrimas y examino el lugar donde estaba, manteniendo una mirada tranquila con algo de frialdad. Ignoro el ardor en sus ojos, no era momento de llorar.
Su mirada se detuvo en un conducto, así que fue acercándose y saltó como pudo para sujetarse con los dedos en unas orillas intentando mantener sus pies pegados a la pared, se quitó las sandalias para que le sea un poco más fácil.

Dificultada, sintiendo dolor en los dedos y pies, con su brazo libre hizo uso del destornillador para ir abriendo aquel conducto. Al sacar el último tornillo resbaló, pero por suerte logró abrirlo.

Mientras tanto los otros dos veían como en las demás puertas habían trampas y los jugadores se metían en un pasillo más largo para evitar posibles muertes.

Kuina seguía pensando sobre lo sucedido hace unos minutos, le preocupaba.

— Entonces, ella nos pudo entender todo este tiempo...? —Dijo deteniendose la azabache.

— Eso parece, tenia esa duda y lo confirmé. —Confeso observando ese pasillo— Aunque sigo sin entender porqué lo hacía. No sé si oculta algo más —Volteo viendo que quedaba poco tiempo—. Ella no vino detrás de nosotros, hay que volver.

— Tal vez gracias a tus palabras quedo afectada y no le ve sentido seguir el juego. —Dijo en tono irónico.

— No lo creo, es probable pero... a lo mejor encontró algo que nosotros no. Lo averiguaremos cuando volvamos.

Y así caminaron para buscarla.

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La castaña estaba dentro del conducto pero nada fue tan fácil como creyó. Ese maldito lugar era un camino de muerte y tortura. Con la tiza fue marcando para que cualquiera que entre se guíe o... ellos. Ahí dentro sufría; habían varios caminos y en cada uno se encontraba con trampas pero también era el camino correcto.

En uno tuvo que volverse ya que se encontró con una gran víbora, el animal no dudo en seguirla. Tomo otro camino... escucho un extraño sonido por detrás, miro sobre su hombro y se encontró con varios ciempiés gigantes que cayeron justo detrás, así que aumentó la velocidad. Le dolía caminar como un perro así de rápido.
Habían trampas que podía pasarlas sin morir, eso veía.

Llego a soltar un gemido de dolor tras sentir esas punzadas en las manos y piernas. Clavos que aparecieron en el camino de la nada, se los incrustó por no haberlos visto; intento alejar al costado a los que pudo para que nadie más deba sufrirlo.

Sintió asco y escalofríos cuando algo hizo presión en su cabeza, se sacudió como pudo, eran unas pequeñas patas que caminaban sobre ella.

Tarántulas

Ojalá no haya un Aracnofobico.

Al final encontró la salida pero se apresuró en abrir con el destornillador, solo sacó dos tornillos de arriba, no tenía tiempo ya que detrás estaba esa víbora y los insectos cerca, pateo repetidas veces sin importar el movimiento brusco en sus heridas.

Tras abrirlo se lanzó soportando los clavos que no pudo quitarse. Por desgracia la víbora le cayó encima y del susto clavó el cuchillo que había tomado para acto seguido correr a una puerta, donde ahí yacía el botón.

Lo apretó y suspiro... esperando que los demás salgan de otras puertas. Debía quitarse esas cosas y tapar la herida como pueda.

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Con una sonrisa miro a su compañera, viendo las sandalias de esa joven en el suelo y ese conducto abierto, supieron que habrá encontrado la salida, esperaban que esté bien. Kuina fue quien hizo soporte con las manos en los pies del rubio para hacerlo subir, luego ella de un salto intento entrar.

En el camino veían las marcas de la tiza, pero también se encontraron con algunos insecto y restos de sangre proveniente de ella junto a unos clavos. Ya se preocupaban, Chishiya no lo admitía, querían apresurarse.
Por detrás se escuchaban a otras personas, al parecer tuvieron la misma idea de volver.

Cuando salieron se cruzaron con esa víbora, tenía el cuchillo clavado pero aun seguía viva intentando atacarlos, por suerte atrapó a otro jugador y pudieron ir hacia el botón.
Los demás jugadores salían de otras puertas.

Cuando el juego terminó, la carta apareció y ganaron sus días merecidos.

La castaña apareció y tomo esa carta, volteó para irse corriendo lejos de ellos.
Se había mantenido escondida detrás de otros jugadores para que no la vean.

Intentaron seguirla pero gracias a lo oscuro del anochecer, se ocultó.

Para los que ya la leyeron, aviso que ando agregando y cambiando ciertas palabras

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Para los que ya la leyeron, aviso que ando agregando y cambiando ciertas palabras.

Soledad en Silencio [Chishiya Shuntaro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora