18 - Los recuerdos

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La noche es hermosa, aunque era imposible obtener paz, soledad y sobre todo

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La noche es hermosa, aunque era imposible obtener paz, soledad y sobre todo... silencio, ya que todas las personas de la playa no dejan de bailar y escuchar música. No los culpa, tal vez sea su último momento de diversión, uno nunca sabe si sobrevivirá en el siguiente juego.

Pudo encerrarse en su habitación, sin poder ver lo nocturno del cielo, al menos tenía su soledad.
Se recostó en la cama y miro hacia arriba, todo era diferente... antes no podía estar ni un día sin tener ganas de llorar o maldecir su vida, no aguantaba estar viviendo. Incluso casi cometió el mismo error que su hermana, algo que a ella no le hubiera gustado.
Fue cerrando los ojos, conciliando por fin el sueño, dejando entrar a los recuerdos en su mente, en sus sueños.

Fue cerrando los ojos, conciliando por fin el sueño, dejando entrar a los recuerdos en su mente, en sus sueños

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No sabía cuanto tiempo estaría así, viviendo en Japón, aprendiendose el idioma. Era pequeña, tenía unos Siete años y por suerte ya había aprendido un poco antes de que pase todo eso del viaje.
A su padre no le importo mucho, dijo que se seguiría comunicando con ella, que lo llamé cada vez que necesite hablar. Él sabía bien que no iba a poder ganar la custodia.

Ese nuevo apartamento, donde cada día su madre salía a trabajar y no tenía tiempo para ella, por suerte no la presionaba como a su hermana fallecida. Pero en cambio, solo la ignora, y tan gentil no es.

Tomaba clases online pero luego su madre de las ingenió para que vaya a una escuela donde hay algunos profesores que saben español y con eso podrá estudiar. Al menos así saldría de la habitación y no estará todo el día en casa.
La castaña creyó que podría hacer amigos, algunos que la acepten por como es, o llevarse bien nada más.

Se equivocó.

Fue un infierno, solo por ser diferente era despreciada y no dejaban de burlarse de ella. Así que fingió no entender su idioma, para que nadie más vaya he intente fingir ser su amigo, como lo había hecho una niña que terminó llevándola a una trampa para burlarse.
Aún así escuchaba los murmullos y muchos le decían cosas en su cara creyendo que ella no entendía.
Así fue como conoció a la Soledad, es nostálgico pero estando sola nadie la molestaba, el Silencio era reconfortante, sin insultos al aire, La Paz era bellísima y en especial el Anochecer con esas estrellas, la luna llena iluminando desde su ventana en las nostálgicas noches.

Todo estaba controlado, podía aguantar teniendo a la soledad, aunque... ese vacío en su corazón iba creciendo.
Solo tenía ese preciado bate que solía sacar para entrenar.

Hasta que llegó él.

Su ahora nuevo padre, el padrastro que logró enamorar a su madre. Parecía el típico hombre amable que quería hacer feliz a esa familia, pero había algo que incomodaba a la castaña y por esa razón se encerraba en su habitación cada vez que lo veía. Cosa que enojo a la madre y no tardó en regañarla, ese día en donde entró a su habitación para hablar del tema sin pedir permiso.

— Aleen, explícame ¿porqué evitas a Komura? —Preguntó seriamente de brazos cruzados— él intenta ser amable y tú te la pasas en la habitación.

La joven de ya Diez años suspiro mirando hacia el suelo, finalmente llamó la atención de su madre pero fue para mal.

— Es que... me.. incomoda su presencia, mamá.

Maldición, siempre habla lento, sus palabras son escasas como si se estuvieran apagando hasta desaparecer.

— ¿De qué hablas? Es estupido, ya déjate de tonterías y hoy no quiero excusas, ya deberás acostumbrarte

— ¿De qué...?

— Él vendrá a vivir con nosotras.

Quiso decir algo, quería negarse a que ese hombre viva ahí, le incomodaba y presentía que ocultaba algo.

— ¡Pero... mamá...!

— ¡Nada de peros y has caso! —Exclamo cansada—. Y habla bien, me irrita que cortes tus palabras, ¡No eres muda!

Con esa mirada enojada volteo y cerro la puerta bruscamente. Dejando sola a la pequeña, quien escondió su rostro usando ambas manos, evitando llorar para no verse débil como dice su madre.

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Abrió los ojos de pronto, observo el techo unos segundos

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Abrió los ojos de pronto, observo el techo unos segundos. Ese recuerdo... fue el comienzo de su verdadero infierno.

 fue el comienzo de su verdadero infierno

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Soledad en Silencio [Chishiya Shuntaro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora