Noa
Septiembre 2021Mis manos tiemblan bajo la mesa y no escucho lo que Marcos dice. Ni siquiera presto un mínimo de atención, no puedo hacerlo. Desde que Antoine ha vuelto a Madrid siento una vorágine de sentimientos buceando en mi estómago.
—¿Estás bien?—Marcos me mira con preocupación
—Sí—susurro y sacudo la cabeza—. Me voy a ir a casa, tengo cosas que hacer.
—¿Nos vemos mañana?—cuestiona y acaricia mi mejilla, asiento y me besa en los labios—Mándame un WhatsApp cuando llegues, ¿vale?
—Descuida—me coloco el abrigo, cojo las llaves del coche y salgo de su casa
Me meto en el vehículo, me abrocho el cinturón y arranco con cierta prisa. Quiero llegar a casa y darme un baño de espuma para olvidarme de todo lo que me rodea.En la radio suena una canción de Dua Lipa que tarareo mientras espero a que el semáforo se ponga en verde. No tardo mucho en llegar a mi casa. Meto el coche en el garaje y sonrío al ver que la moto de Paula no está. Tendré un rato de tranquilidad para mí sola. Últimamente pasa mucho tiempo en casa de Mario, su novio, y estoy casi segura de que no tardará mucho en mudarse con él. Sin embargo, no creo que yo haga lo propio con Marcos. Estoy bien con él, desde luego, pero las últimas semanas han sido caóticas. Septiembre se presentaba en mi vida como un mes de cambios, de dar un paso más en nuestra relación y hacerlo público, pero en el último día de mercado llegó Antoine Griezmann para poner mis sentimientos patas arriba.
No es que no quiera a Marcos, que sí lo hago, es que nunca superé a Antoine, aunque me rompió el corazón en mil pedazos.Su salida fue dolorosa. Habíamos conseguido adaptarnos el uno al otro cuando todo sucedió. Yo flexibilizaba al máximo mis horarios para poder estar con él en sus ratos libres y él había aprendido a leer mi lenguaje corporal sin necesidad de hablar. Quizá fuimos muy rápido, pero no queríamos perder el tiempo con una relación que no llevase a ningún lado. Él tenía dos hijos y su mujer y él lo habían dejado por la monotonía. Entonces aparecí yo en su vida. Ni siquiera recuerdo en qué momento nos hicimos íntimos. Solo sé que ganamos confianza muy rápido y no tardamos mucho en tener citas. Unas citas que apenas duraron un mes, porque me pidió salir en aquella cafetería que tanto visitábamos.
Desde ese momento las cosas fueron genial. Aprendimos el uno del otro para poder funcionar mejor como pareja. Conocí a sus hijos y casi me mudé con él. Y digo casi porque la noticia de su marcha ma cayó como un jarro de agua fría. Me dijo que se iba a Barcelona, que su carrera en Madrid había terminado y que era mejor que me mudase directamente allí. Yo no me había planteado nunca salir de Madrid ni abandonar mi vida. Tenía un trabajo estable y a toda mi familia y amigos. Y por mucho que quisiese a Antoine con todo mi corazón... No pude seguirlo. Le dije que lo intentaríamos a distancia, que podríamos vernos cuadrando horarios. Pero él se negó. Me acusó de egoísta y de querer estar con él solo porque me convenía entonces. Me dijo que se arrepentía de haberme presentado a los niños y que no quería volver a verme.
Me dejó destrozada.
Mi historia con Antoine fue corta, apenas duró un año, pero muy intensa. Nos quisimos hasta desgastarnos, con locura, una locura pasional que nos hacía olvidarnos de quienes éramos y vivir al límite. Hasta me juró que se casaría conmigo en cuanto sus hijos fuesen un poco más mayores. Un futuro truncado por una decisión unilateral.
Sacudo la cabeza, intentando olvidarme de él y de su estúpido acento francés. Entro en casa, le mando un mensaje a Marcos y me voy directa a la bañera poniendo la música a tope para tratar de no pensar. Pero claro que pienso.
Pienso en el día que todo se truncó y que me fui de casa de Antoine llorando a mares y sintiéndome una estúpida por pensar que la relación podría durar para siempre. Pienso en cómo me sentí cuando anunció que él y su mujer habían sido padres de nuevo al año y medio de irse. Pienso en todo lo que había tratado de hacer para olvidarlo y en cómo parecía que lo estaba consiguiendo con la ayuda de Marcos cuando él apareció, con sus preciosos ojos azules y su atractivo acento francés para descolocar toda mi vida de nuevo.Pero no voy a caer otra vez. No con él y no así. Salgo de la bañera envuelta en la toalla y me apresuro a ponerme el pijama e irme directa al salón para poner una película. Me acurruco debajo de una manta y dejo de pensar durante ciento veinte minutos, lo que dura la película. Cuando esta acabando escucho la puerta abrirse y unas risas.
—¡Ya estoy en casa!—la voz de Paula se acerca a donde me encuentro, miro hacia la puerta—Ha venido Mario y se va a quedar a dormir. No te importa, ¿no?
—Qué va. Mientras no hagáis mucho ruido.
—¡Genial! Probablemente Marcos también se pase después, y...
—¿Pero has invitado al equipo entero o qué?—murmuro echándome a reír
—¡No! Mario se queda a dormir, Marcos se queda a cenar y si tú lo invitas me imagino que dormirá contigo. Savic y Oblak solo cenan, y Griezmann y Lemar....
—¿Has invitado a Griezmann?—me levanto de un salto en el sofá
—Bueno, en realidad ha sido Mario y...
—Diles a todos que no estoy—gruño malhumorada y me voy directa a mi cuarto, cerrando de un portazo
No quiero verle, no quiero escucharle, no quiero tener que dirigirle la palabra y menos aún que se cuele en mi casa como si nada hubiese pasado entre nosotros y las cosas estuvieran bien. Pero sé que su llegada a casa es inminente, y aunque quiero evitarlo siento un nudo en el estómago. ¿Por qué me sigo sintiendo así aunque seas un idiota, gabacho?
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All these years [Antoine Griezmann]
Fanfiction'Cause after all these years I still feel everything when you are near And it was just a quick "hello" and you had to go And you probably will never know You're still the one I'm after all these years Basada en la canción de Camila Cabello del mismo...