"Un cálido sentir. Parte uno"

69 5 0
                                    

-Pobre chico, hoy es su cumpleaños y se encuentra solo, nadie vino a verlo. – Comentó una mujer joven de cuerpo robusto y cabello ondulado, vestía completamente de blanco y portaba un cubrebocas azul.

-Pues ya lleva aquí casi un año sin que se presentante uno de sus familiares, no te debe de extrañar esto, este pobre niño fue abandonado por su familia sino fuera porque el padre pagó un año de tratamiento ya lo hubiéramos desconectado. – Respondió una enfermera de edad madura, su cabello opaco y corto hacia juego con su cuerpo encorvado y delgado.

-¿Y si le cantamos las mañanitas? Ver esto me da lástima. – Comentó la joven con una mirada triste y una voz melancólica.

-No, va en contra con las políticas del hospital, ya lo limpiamos ya nos vamos. – Ambas mujeres le dieron un último vistazo y se fueron por la puerta blanca.

El hombre postrado en cama, era un joven de apariencia agradable, su compleción era delgado, muy delgado, incluso las costillas se remarcaban del tórax, sus parpados estaban hinchados y su cuerpo levemente rígido, su tez estaba pálida y demacrada.

Este joven no era nadie más que el joven escritor de la novela de sementales "El orgulloso camino del demonio inmortal" por Avión disparando hacia el cielo.

Aunque el muchacho estaba paralizado con los ojos cerrados, podía escuchar todo a su alrededor, sabía lo que pasaba; y sabía que la soledad era su única compañía.

Sus padres les dieron la espalda, no tenía amigos ni pareja, estaba solo postrado en esa cama de hospital, su vida conectada a unos aparatos que no comprendía del todo su función, el sonido del respirador artificial y la inmensa oscuridad era lo único que resonaba en su consciente.

Quería correr, gritar y llorar, pero las lágrimas y los gritos quedaron atascados dentro, sin posibilidad de huir, estaba resistiéndose, empujando, jalando, mordiendo, golpeando, brincando e insultado en su ser, en su mente y corazón. Hoy era su cumpleaños número veinte y tres, y al igual que en sus otros cumpleaños la paso sin nadie, sin compañía, ya sea antes o después de caer en coma, pero por lo menos antes comía comida que le agradaba y un panquesito de la tienda más cercana, sentado detrás de una pantalla de computadora y con sus auriculares a casi todo volumen. A esperar que los meses pasaran y repetir la misma acción; pues ya estaba acostumbrado desde que sus padres se separaron y decidieron rehacer sus vidas con sus respectivas parejas e hijos.

"¿Porque todavía siento mi corazón ser apuñalado?" "¿Por qué todavía siento que tengo que llorar?" – Pensó el chico para sí mismo, anhelaba ver por última vez a sus padres, tal vez su infancia no fue la mejor, siempre indiferencias por parte de sus padres y peleas a cada rato, siempre ocultado de los gritos y maldiciones que hacían eco entre las paredes.

Las horas pasaron, el tic-toc del reloj fue al compás del sonido de las maquinas, sin embargo, el sonido de la puerta abriéndose interrumpió la coordinada sintonía mecánica.

Un hombre de traje se adentró, su rostro pálido y ojeras abultadas debajo de sus parpados. Se acercó a paso lento a donde dormía el joven.

-Hijo, tanto tiempo sin verte, lo siento pero no he tenido tiempo, sé que no he sido un buen padre, pero quiero remediarlo, tu medio hermano está muy mal; necesita un trasplante urgentemente, llevamos días esperando un corazón pero no son compatibles, te hice pruebas y el tuyo es perfecto; tú ya no regresarás, lo sé y tú también, por lo que tu corazón ya no lo necesitas más, déjame demostrar que he cambiado, le daré todo el amor y el tiempo que no te di a él, tú madre aceptó a cambio de una cantidad de dinero; no levantará cargos .

El joven escuchó con lágrimas y gritos atrapados, negando con la cabeza, un martirio en su mente, sabía que no había manera de evitarlo, él ya sabía que fue el hijo no querido de sus padres, un hijo no deseado ni amado, abandonado a su suerte, intentó relacionarse con sus medios hermanos, pero siempre lo ignoraban, tratándolo como un extraño en sus casas, las miradas hipócritas y odiosas de las nuevas parejas de sus padres y las miradas de incomodidad de sus mismos padres, por lo que prefirió alejarse al punto que ya ni le marcaban en su cumpleaños o en navidad, simplemente paso a ser un simple recuerdo del pasado.

No podía ver al hombre a su lado, pero no necesitaba, ya que sabía que las lágrimas y las disculpas era falsas, pero sus lágrimas y gritos no lo eran. Eran tan reales que se galopaban en su pecho y garganta.

-Gracias por comprender y por cierto... Feliz cumpleaños... - Se despidió no sin antes darle un cálido beso en la pálida y fría frente de su primer hijo.

Al siguiente día las enfermeras lo prepararon, luego lo llevaron al quirófano, listo para removerle lo que su padre esperaba de él, lo sedaron y removieron la máquina de oxígeno, con éxito extrajeron el órgano y se lo implantaron al menor.

El joven escritor podía sentir como el filo del bisturí se abría paso por su pecho, como su sangre tibia se drenaba, como sus huesos fueron quebrados toscamente, como su corazón palpitaba y sus pulmones se secaban lentamente, el dolor fue insoportable, el ardor fue caliente, como si le vertieran una cubeta de ácido hirviendo, por dentro se removía desesperado, impotente, gritaba que se detuvieran, que él no quería esto, nunca lo quiso. Pero fue imposible oírlo. Debido a que había muerto.

-... ¡hua! ...

-... ¡Sha! ...

-¡¡¡Shang Qinghua!!! – Gritó un hombre musculoso de mirada fría y seria mientras zarandeaba a un hombre delgado y frágil en sus brazos, el cual se removía y sollozaba a mares.

El rostro del mayor que era como un pedazo de hielo y rígido se deformo, tornándose antiestético, el miedo y el terror se pozo en sus facciones, volviéndolo sombrío.

-¡¡¡Shang Qinghua abre los malditos ojos o quieres que te los saque!!! – Gritó asustado y con el ceño fruncido, el agarre de sus brazos apretó con mayor presión el cuerpo que se estremecía con violencia, lo acercó más hacia su pecho y lo contuvo con fuerza pero con cuidado de no romperlo.

-Por favor abre los ojos. – Dijo con una voz temblorosa y enterrando su cabeza en el hueco del cuello y el hombro, casi susurrando con desespero y dolor.

La voz mecánica de google traductor resonó, la imagen del sistema donde había dos opciones, "Sí" y "La próxima vez" se desintegró, ya no podía volver a su mundo, nunca.

El mencionado abrió los ojos lentamente, al percatarse el demonio apartó al menor para verlo mejor, el chico lloraba y temblaba, los ojos rojos y las mejillas rojizas.

-¡Dawang! – Gritó y de inmediato se le abalanzó, rodeo con sus brazos el cuello del contrario y se aferró al frío y musculoso cuerpo del rey demonio, este se dejó abrazar, estaba en shock por tal reacción, ahora que confirmo que el hombre estaba bien las ganas de molerlo a golpes inundó su ser, pero al escuchar los temblorosos sollozos y las cálidas lágrimas derramarse del menor, las ganas de hacerlo papilla fueron desvaneciendo, solo lo rodeo de la cintura y dejo que llorará en su hombro, sin saber que decir o hacer solo permaneció en silencio esperando a que se calmará.

Él era un demonio y se crio como uno, por lo que no sabía acerca de los sentimientos humanos o las costumbres de ellos, por lo que era ignorante en estas situaciones.

-No me sueltes... por favor ... - Rogó en el cálido pero frío abrazo del demonio. Este solo suspiró resignado y lo apresó con mayor fuerza, luego se acostó con el joven en sus brazos y le acarició la cabeza, sus grandes y largos dedos se enredaron en la cabellera azabache del contario, pues lo había visto a escondidas antes, el menor acariciaba de esta forma a un perro hace algunos días, esa acción hizo que sonriera por lo que tal vez funcionaría, por lo que trató de ser lo más delicado posible al acariciado.

El chico se acurrucó en el ancho pecho del demonio, su cálido aliento chocó con el frío cofre, a los minutos el menor se quedó dormido, Mo BeiJun al ver el rostro del menor ya más tranquilo, suspiro aliviado, luego se acercó y le dio un beso en los labios húmedos y tibios del joven, lo acercó más a él y lo arropo con su manta, lo vio por segunda vez, una mirada profunda y lenta, analizándolo.

-Descansa. Y feliz cumpleaños. – Dijo cerrando los ojos y dándole otro beso en la pálida y sudorosa frente.

Sus brazos rodeaban al menor en un cálido y fuerte abrazo, su manga arropaba a los dos en un cálido sentir, la cama de hielo era amplia, demasiado amplia para dos personas, incluso podría considerarse como cuatro camas en una, pero ambos permanecían unidos, enlazados, ambos alientos combinándose y el calor corporal del chico derretía el frío corazón congelado del rey demonio Mo BeiJun.

.

.

.

.

elvis- Sempai 

OneshotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora