Anexo Once:

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La había encontrado dormida sobre su cama, y un millar de imágenes sobre su pequeña humana en esa misma cama de diferentes maneras vinieron a su cabeza al momento en que entró a la habitación.

Ella lucía tan apacible y serena. Era una dicha verla dormir.

Al final se había quedado con él, sin embargo, cuando el alfa lo había propuesto sus ojos se habían agrandado.

North dejó una sonrisa expandirse por su rostro. Ella era tan necia y obstinada como él.

Se acercó con cuidado hasta el extremo de la cama y al estar a un par de pasos de su rostro se había inclinado para quitar el cabello que cubría su cara. Cuando sus dedos rozaron su mejilla, ella suspiró. Lo que hizo que North la viera con genuino encanto.

Su chica había sido tan valiente en el comedor, defendiéndose como sólo ella podía hacerlo. La había visto tolerar su temperamento, pero en un momento había explotado y enfrentado a toda la manada. Jayden no lo había sentido, pero North sabía que la manada estaba un tanto alerta de que ella no sería fácil de intimidar, y eso era admirable ante sus ojos; después de todo, no muchos tendrían la valentia que ella había tenido para encarar a veintitrés licántropos en un sólo cuarto. Era de valientes pensar en no dejarse pisotear por nadie, era de Jayden actualmente probar la teoría.

North estaba tan orgulloso de ella. Jayden soportaba las cosas como venían, sin dejarse caer fácilmente, pensando con la cabeza fría por la mejor solución. Él sabía que era fuerte, pero aún así quería protegerla de todo y todos, abrazarla como si fuera un escudo de piel y hueso, dispuesto a sacrificarse.

Atreviéndose a probar su suerte, plantó un sueve beso en su frente y luego fue por una almohada y cobija para dormir en el piso.

Raised by Wolves ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora