Argentina observaba a México y Chile riendo entre sí, no podía negar que eso le daba celos.
Se encontraban todos juntos en un parque, muy florido para aquella época del año. Argentina aparté de estar molesto por el indirecto coqueteo que le daba México a Chile, tenía que aguantar el polen de las flores. Fantástico.
En su mente idealizo una idea para estar con el chileno a solas, luego de unos segundos tuvo una idea.
Pero antes de poder pronunciar algo, fue interrumpido por el peruano.
-¿Qué tal si vamos por algo tibio?-preguntó.
A lo que todos asintieron, tal vez la idea de Argentina salga mejor de lo que pensaba.
(…)
Llegaron a una cafetería, todos pidieron algo para calentar el cuerpo, aunque haya un sol resplandeciente, el viento corría que ya te podías ver en una cama con un pañuelo húmedo en la frente.
Antes de que pudieran escojer una mesa donde poder tomar su respectivos cafés, una multitud enloquecida paso por entré medio del grupito. El argentino aprovechó esto, tomo la mano del chileno y se mezclaron entre la multitud.
Desde de percatarse de que ambos chicos desaparecieron, observaron a todos lados pero ya no estaban.
(…)
Argentina se separó del recto de gente, y fueron entre los callejones de la cuidad. Chile estaba confundido pero no podía negar que quería pasar tiempo con el argentino.
En un momento el mayor paro su andar y miró al mas bajo.
-¿Cómo que "Chiquibeibi"?- Preguntó frunciendo el seño.
-¿Estás celoso?- Respondió.
Desvió la mirada Argentina.
-Pfff, para nada-
-Mmm, ya veo- Dió unos largos pasos pensativo- oh, México me invitó a su casa para ver Netflix-Dijo con una sonrisa de inocencia.
-¡¿Cómo?!- Exclamó histérico.
El chileno dió carcajadas fuertes por que el contrario cayó en su broma.
La risa de a poco cesaba, y la mirada fulminante del argentino aumento su gracia, pero no se rió está vez, se acercó a la mejilla del mayor y deposito un dulce beso.
Para luego sonreírle.
-A veces eres un poco weon- Dió una risita.
- Ja ja ja, que chistosito-
-Lo sé, soy todo un comediante- Dijo con orgullo.
-Ajá- Habló mirando fijamente los labios carnosos del contrario.
-Y- -Fue interrumpido por los labios presionado con los suyos en un beso.
-Cállate - Dijo en un susurro y dió un beso en la frente del chileno, para luego caminar y dejar al mas pequeño atrás.
-Que indignación- Refunfuño y luego siguió al mayor, con una ligera sonrisa.
(...)
Ambos caminaban por los estrechos callejones tomados de la mano, teniendo un rato solo para ellos dos.
Terminaron en un pequeño pozo, ambos devorando un bocadillo aunque el chileno dijera que se parecía a una "empanada", sin importar nada se quedaron ahí. Dejando que les meciera el silencio y solo se escuchará el ruido de la calle a la lejanía.
Luego de comer empezaron a contar anécdotas.
-Estaba en el columpio y me quería dar vueltas, entonces lo hice y en el último momento me subí, terminé como tortuga dada vuelta - Rió luego de contar el relato y el argentino rió junto a él.
Todo estaba tranquilo, en Paz.
-Yo cuando estaba pequeño solía ir cada tarde a un columpio de madera que estaba en el patio de mi casa - Dijo mirando un punto fijo de la pare.- Era bonito, daba vista a las montañas que se tornaban de violeta.
-¿Te gustaría volver a esa época? - Preguntó Chile imaginando el paisaje.
-Al sitio si, pero a aquella época.. nunca - Esos ojos verdes se opacaron.
Quedaron en un silencio agobiante, en esos segundos un amargo sabor quedó en el argentino, pero repentinamente el chileno le tomó de la mano y caminando.
- ¿A dónde vamos? - Preguntó curioso Argentina.
- A buscar un columpio - Le sonrió.
(…)
Habían encontrado columpios en un pequeño parque, ambos se subieron a uno, el chileno empezó a darse vuelo dejando que el viento pasará libremente por su rostro y revolviendo su cabello azulado. Mientras el argentino lo contemplaba mirándolo embobado, y empezó a darse vuelo también, ambos se divertían y compartían miradas y sonrisas, dejando el tiempo pasar, que en aquel momento nada importaba solo ellos, y aunque pasan los minutos ellos estarían ahí, para aliviar el mal del otro.
Ahora estaban en la posición de el barco, uno donde el argentino estaba sentado en el columpio y el chileno encima de su regazo, dándose mimos y besos por el rostro, hasta que el chileno para acomodarse mejor se apego mas al argentino, pero este le sostenía la cadera, el chileno le miró confuso.
- Si sigues moviendote así ahí, tendemos un problema - Susurro.
Chile sonrió con picardía.
- ¿Y que tal si te ayudo con ese problema? - Dijo con deseo, moviendo ligeramente su cadera contra el miembro del mayor, y a la vez pasando la punta de su lengua por los labios del contrario.
- Chile... - Jadeo.
Chile le miraba atentamente, aquella mirada no era la que normalmente le dirigía, está era más observadora y sin un toque de brillo, le beso con intensidad hasta dejarlo sin aliento, sus labios danzaban buscando más.
El chileno se separó juntando su frente con la contraria, ambos se miraban fijamente.
- Argentina, ¿Me seguirías incluso si me estoy quemando? - Preguntó dejando al argentino atónito, para luego sonreírle.
- Incluso si te estás quemando, yo estaré ahí junto a ti -.
El chileno sonrió con malicia, dejando un beso deseoso en los labios del mayor.
- Vamos - Dijo en un tono coqueto Chile.
- Te sigo -.
«Te seguiré incluso si me quemó por vos.»